EL MUNDO › A TRES DíAS DEL REFERéNDUM EN GRAN BRETAñA SE FRENó LA VENTAJA DEL BREXIT, PARTIDARIO DE ABANDONAR LA UNIóN EUROPEA
El líder del nacionalista británico antieuropeo UKIP, Nigel Farage, reconoció el impacto del asesinato de la diputada Cox y retiró un afiche en el que se ve a gran cantidad de migrantes bajo el slogan “tenemos que liberarnos de la UE y recuperar el control de nuestras fronteras”.
› Por Marcelo Justo
Página/12 En Gran Bretaña
Desde Londres
A tres días del referendo sobre Europa, el brutal asesinato de la diputada laborista Jo Cox el jueves pasado dejó a los Brexit a la defensiva y produjo ayer la primer defección de alto calibre. La Baronesa Warsi, ex ministra del gobierno de Cameron, señaló que podía haber razones económicas para abandonar la Unión Europea (UE), pero el “odio y la xenofobia” con que se había llevado adelante la campaña la obligaban a cambiar de bando. “Mentiras, xenofobia y odio: esa es la razón por la que dejo “dejar” la Unión Europea”, tuiteó.
Las encuestas siguen cabeza a cabeza, pero los europeístas de “Remain” descontaron la dramática desventaja que se insinuó la semana pasada y empezaron, en la recta final, a sacar media cabeza a sus rivales. La bolsa y la libra esterlina, con esa erótica hipersensibilidad que tienen para estos fenómenos, cerraron ayer al alza recuperando el terreno perdido en la última semana.
El líder del nacionalista británico antieuropeo UKIP, Nigel Farage, que ha personificado en los últimos cinco años la campaña para dejar la UE, reconoció el impacto del asesinato de Cox que lo obligó a retirar un incendiario afiche desplegado poco antes del hecho. En la imagen avanzaba una densa marea humana de inmigrantes de Siria bajo un slogan que decía “Breaking point. We must break free of the EU and take back control of our borders”(Punto de Ruptura. Tenemos que liberarnos de la Unión Europea y recuperar el control de nuestras fronteras”).
En un intento de despegarse de las acusaciones que le llovieron por el afiche, citado por Warsi como una razón fundamental para cambiarse de bando, Nigel Farage señaló a ITV que el asesinato le había cambiado el sentido a esa imagen. “Cuando mostré el afiche no hubo polémica. Pero después ocurrió una tragedia. Lo que está haciendo el primer ministro y la campaña de ‘Remain’ es mezclar la acción de un loco con las razones que tiene la mitad de los británicos que quieren recobrar el control de nuestras fronteras”, dijo el líder de los UKIP.
El tema inmigratorio y el tono apocalíptico han sido centrales en la campaña de los “Brexit”, sea del UKIP o del abundante contingente conservador que le dio la espalda a Cameron. El afiche encapsulaba en toda su brutalidad el estilo del “mundo post-fáctico” de las campañas políticas modernas, más centradas en la captura de percepciones y prejuicios que en un debate basado en hechos.
La imagen en cuestión no era de una embarcación de refugiados cruzando el Canal de la Mancha rumbo al Reino Unido sino una foto en la frontera de Croacia y Eslovenia. El referendo no podría hacer nada por detener esa marea aún si los Brexit ganaran por 20 puntos porque los refugiados en cuestión eran sirios, no europeos. Nada de eso importó la mañana en que se publicitó el afiche con el objetivo de reproducirlo ad infinitum en los noticieros del resto del día. Pero poco después de la una de la tarde, la realidad golpeó con toda su contundencia cuando un desequilibrado mental fascinado con la ultraderecha británica, Thomas Muir, asesinó a Cox, una líder proeuropeísta con una historia de lucha a favor de los inmigrantes.
En su primera presentación ante la justicia el sábado, Muir, dejó más salpicados a los Brexits con el veneno de la xenofobia. Cuando el juez le preguntó su nombre, contestó, “Death to traitors, freedom for Britain”, (Muerte a los traidores, libertad para los británicos) que, en la segunda línea más que en la primera, coincidía con uno de los ejes de campaña de los Brexit. En el homenaje parlamentario a Cox ayer, varios diputados no pudieron evitar las lágrimas y todos coincidieron en elogiar el espíritu de la diputada laborista que, según el primer ministro David Cameron, “le salvó la vida a mucha gente con su trabajo por Siria, Sudán y el Congo”. El laborista Stephen Kinnock, que compartía oficina con Cox, apuntó al afiche de la discordia. “Solo puedo imaginar su reacción al ver ese afiche que demonizaba a cientos de desesperados refugiados, entre ellos niños aterrorizados y hambrientos que huían de Estado Islámico y las bombas rusas. Jo entendía el impacto que tenía la retórica y hubiera respondido con toda su fuerza a esa mezcla deliberada de cinismo y desesperación”, indicó Kinnock.
Las encuestas siguen parejas, pero todavía no han medido el impacto del asesinato. Al igual que los inversores, los tomadores de apuestas se inclinan ahora por el campo pro-europeo. El tono con que habló Farage en las distintas entrevistas que le hicieron era el de alguien amargo y desilusionado ante esa trampa de último momento que la hacía la realidad. Aún así, más allá del resultado, está claro que el tema europeo ha expuesto un Reino Unido cada vez más fragmentado a nivel social y geográfico. Inmigrantes y Europa se han convertido en símbolos de una profunda polarización entre norte y sur, campiña y ciudad, y, más importante aún, entre una Inglaterra euroescéptica y una Escocia, Irlanda del Norte, y, en menor medida Gales, proeuropeas.
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