Dom 26.06.2016

EL MUNDO  › LOS FUNDADORES DE LA UNION EUROPEA INSTAN AL REINO UNIDO A INICIAR EL BREXIT SIN DEMORA

Europa exige un desenlace ya

Advirtieron que demorar el trámite acarreará consecuencias económicas, políticas y financieras indeseables para los otros 27 miembros del grupo. Mientras tanto, dos millones de británicos piden revancha.

Los seis países fundadores de la Unión Europea (UE) instaron ayer al Reino Unido a iniciar de inmediato las negociaciones para su salida del bloque europeo y advirtieron que demorar el trámite acarreará consecuencias económicas, políticas y financieras indeseables para los otros 27 miembros del grupo. Además, más de dos millones de personas firmaron una petición al Parlamento británico para que se celebre un segundo referéndum.

Las consecuencias del referéndum sobre la UE, que cambia el rumbo de la historia para el Reino Unido y toda Europa, golpearon con fuerza y tras el desplome bursátil del viernes, ahora empiezan los problemas políticos. El divorcio no puede esperar como pretende el primer ministro británico, David Cameron, advirtieron los miembros fundadores del proyecto europeo, reunidos en Berlín. “Decimos aquí, juntos, que este proceso tiene que empezar cuanto antes’’, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, flanqueado por sus homólogos de Francia, Holanda, Italia, Bélgica y Luxemburgo. Los mandatarios del bloque de 28 países deben reunirse el martes y miércoles en Bruselas, incluido el propio Cameron. Steinmeier afirmó que había que hacerlo cuanto antes para poder pensar en el futuro de Europa en respuesta a Cameron, quien tras reconocer ayer la victoria del Brexit, anunció su renuncia y explicó que su reemplazo, que será elegido en octubre, será quien inicie el tramite para abandonar el bloque.

El canciller francés, Jean-Marc Ayrault, también opinó que hay cierta urgencia para que se ponga en marcha el proceso y exigió a Cameron que asuma su responsabilidad por el referéndum sobre el Brexit, convocado por el propio primer ministro para zanjar diferencias con el ala más conservadora del su partido. Ayrault consideró que retrasar la invocación del artículo 50 del Tratado de Lisboa –que regula la salida de un Estado miembro de la UE y que sólo puede invocarse a pedido del país que quiere salir– tendría consecuencias económicas, financieras y políticas. El canciller francés agregó que se debe respetar la voluntad de los ciudadanos británicos que el jueves se manifestaron a favor de abandonar la UE y de los otros 27 países miembros del bloque que deben ser respetados. En este mismo sentido, el jefe de la diplomacia holandesa, Bert Koenders, pidió que las conversaciones empiecen, con buena voluntad, cuanto antes, y el responsable luxemburgués de Relaciones Exteriores, Jean Asselborn, advirtió sobre los riesgos de cuatro meses o más de incertidumbre. Asselborn exigió al Reino Unido que no trate de jugar al gato y al ratón, aprovechando que sólo un pedido de ellos puede desencadenar el proceso.

Los seis ministros coincidieron en que la crisis de los refugiados, las cuestiones de seguridad tras los atentados yihadistas en París y Bruselas y la crisis del empleo en el sur de Europa deben ser las prioridades a resolver en la UE, según Steinmeier. El responsable alemán afirmó que los gobiernos europeos deben demostrar que Europa es necesaria y que está operativa tras el Brexit, ofreciendo a sus ciudadanos resultados concretos en estos tres ámbitos. El jefe de la diplomacia alemana subrayó que los gobiernos deben ahora mostrar su seria voluntad de mantener a Europa unida y aprovechar esta oportunidad.

En el encuentro también se discutió la posibilidad de reformar algunas cuestiones del bloque y acordaron en la necesidad de dar mas flexibilidad a la unión para que se dejen de lado las tesis federalistas que buscan una mayor integración y dar lugar a una unión más “a la carta”, en un aparente guiño a un grupo de líderes europeos que rechazan los términos del bloque y quieren convocar plebiscitos similares en sus países. La semana pasada, la líder del ultraderechista Frente Nacional francés, Marine Le Pen, junto a un grupo de líderes conservadores de Austria, Alemania, Bélgica, Reino Unido, Italia, República Checa y Rumania, lanzaron en Viena la “primavera patriótica”. En ese momento, Le Pen opinó que el Brexit sería el inicio de una “Europa a la carta” y que lo deseable sería generalizar ese tipo de acuerdos en el que los países cierren tratos de acuerdo a sus características y necesidades. El canciller belga, Didier Reynders, detalló ayer que tras el Brexit, podría plantearse la opción de estrechar los lazos en algunos campos con menos miembros, una opción que no es nueva si se tiene en cuenta que no todos los miembros usan la misma moneda ni forman parte del espacio de libre circulación Schengen.

Respecto a la polémica de por qué esta reunión sólo incluía a seis países, Steinmeier anticipó que en los próximos días se mantendrán diversos encuentros a distintos niveles para conocer las expectativas y sensibilidades de los 27 gobiernos y sus sociedades tras el “shock” del Brexit. En este sentido, anunció contactos con los estados bálticos, con su homólogo de Eslovaquia (país ejercerá la presidencia rotatoria en el segundo semestre de 2016) y con el titular de Relaciones Exteriores checo, que representa a los países de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia).

Mientras tanto, el diplomático belga Didier Seeuws fue elegido ayer como el responsable del grupo de trabajo del Consejo Europeo para el Brexit, con lo que liderará las negociaciones para la separación. Seeuws, un diplomático de carrera, nació en Sint–Amandsberg, en Gante, el 1 de agosto de 1965, y fue portavoz del primer ministro belga, Guy Verhofstadt, y jefe de gabinete del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, entre otros muchos cargos que desempeñó en el seno de la UE.

Por su parte, el comisario europeo de los Servicios Financieros, el británico Jonathan Hill, anunció su dimisión, tras declararse muy decepcionado por la decisión de sus conciudadanos. El presidente de la Comisión Europea, Jean–Claude Juncker, dijo, a través de un portavoz, que estaba dispuesto a sustituirlo por otro británico. Pero cortesías aparte, las recriminaciones llovían de todos lados. Escocia e Irlanda del Norte, por ejemplo, votaron predominantemente seguir en la UE, mientras que Gales, la única región británica que recibe más de lo que aporta a la UE, fue partidaria de abandonar el bloque. La jefa del gobierno escocés, Nicola Sturgeon, presidió una reunión urgente de su gabinete, tras la que anunció que quiere empezar a dialogar directa e inmediatamente con Bruselas y otros países europeos para proteger el lugar de Escocia en la UE. Sturgeon advirtió que podría reclamar un segundo referéndum de independencia, tras el de 2014.

A su vez, una petición popular al Parlamento británico para organizar un segundo referéndum sobre la UE reunió más de dos millones de firmas. El sitio petition.parliament.uk llegó a paralizarse ante el alud de firmas para que se celebre esa segunda consulta. El Parlamento está obligado a responder a cualquier demanda que supere las 100 mil firmas, pero un debate en la Cámara de los Comunes no compromete ninguna votación posterior. La petición, lanzada apenas 24 horas después de la consulta que dio la victoria a los partidarios de abandonar la UE, demostró la profunda división que reina en el país tras el sismo del Brexit. A su vez, en Londres, el corazón financiero y económico del país, empezaron a circular peticiones extravagantes, exigiendo la independencia del resto del país.

Cameron y los propios líderes del movimiento euroescéptico no quieren precipitarse para activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que da inicio a un proceso de separación de un miembro de la UE, en principio durante dos años. Todas las miradas están puestas en el exalcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, que podría sustituir a Cameron. “No hay que apresurarse en denunciar los tratados europeos”, advirtió Johnson el viernes. “No es un divorcio amistoso pero al fin y al cabo tampoco era una gran relación amorosa’’, declaró por su parte Juncker.

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