EL MUNDO › MUCHOS REPUBLICANOS TEMEN QUE EL TRUMPCENTRISMO CONTAGIE A TODO EL PARTIDO
Por las ausencias de los pesos pesado del partido, las figuras descollantes son los miembros de la familia Trump, con participaciones que generaron cierto revuelo, como el discurso de Melania Trump. El voto definitivo fue el de su hijo, Donald Jr.
› Por Nicolás Lantos
Página/12 En Estados Unidos
Desde Cleveland
Hace un mes, Cleveland se vestía de fiesta para celebrar el anillo de la NBA obtenido por los Cavaliers de la mano del hijo pródigo de esta ciudad, LeBron James, cortando más de medio siglo de sequía de éxitos deportivos. En el Quicken Loans Arena, el mismo escenario en el que el equipo de básquet hace de local, pero con un operativo de seguridad digno de una zona de guerra, se celebra esta semana la Convención Nacional Republicana que esta noche oficializará la candidatura de Donald Trump para la presidencia de los Estados Unidos. Miles de representantes de todos los estados de la Unión se dan cita en este anfiteatro, y afuera, más allá de los vallados, otros tantos recorren las calles del centro luciendo remeras alegóricas, pelucas, banderas, prendedores y todo tipo de parafernalia, en un espectáculo que no tiene paralelo en nuestro país.
El centro de Cleveland también es escenario de múltiples protestas contra Trump, contra el Partido Republicano, contra el sistema político local y nacional y contra el capitalismo; organizados y sueltos; violentos y pacíficos. Estos grupos se mezclan con fanáticos de ultraderecha (algunos de ellos portando armas de guerra, protegidos por las laxas leyes de Ohio), predicadores de varias religiones, periodistas de más de cien países distintos y curiosos, todos enmarcados por una cantidad indefinida de policías locales, estaduales, y de otros estados del país, desde California hasta Indiana, que fueron trasladados a esta ciudad para evitar disturbios. Por el cielo surcan permanentemente helicópteros y una avioneta con un cartel que dice: Hillary a la cárcel 2016.
Esta noche, cuando acepte oficialmente la nominación, Trump se convertirá finalmente en el candidato del Partido Republicano para las elecciones del 8 de noviembre. El magnate, sin experiencia en ningún tipo de cargo electivo hasta ahora, logró en los últimos días el apoyo de sectores mayoritarios del Grand Old Party, que se dieron reunión en esta ciudad para llevar a cabo la Convención Nacional, ceremonia ritual que marca los tiempos de la política electoral norteamericana desde hace un siglo y medio. Las ausencias, aunque no fueron muchas, sí fueron notorias: los dos ex presidentes vivos, George Bush padre e hijo; el gobernador anfitrión, John Kasich; y la mayoría de los dirigentes jóvenes del republicanismo, que ya piensan en las elecciones del 2020.
El faltazo de esas figuras obligó a diseñar un calendario de oradores particular, en el que tuvo un rol predominante la familia Trump: todas las noches de la convención tuvieron un lugar central en el prime time su mujer y sus hijos. El discurso de su esposa, Melania, el lunes, fue la nota de la semana, ya que tuvo fragmentos copiados palabra por palabra al que realizó Michelle Obama antes de la primera nominación de Barack Obama, en 2008. La responsable de la copia ofreció ayer su renuncia pero ésta fue rechazada por el candidato.
Otro momento de tensión se vivió también durante la primera jornada, cuando el acotado grupo de militantes anti Trump intentó por última vez boicotear la candidatura del neoyorquino modificando a último momento las reglas de la convención, para que los delegados puedan votar a conciencia en lugar de respetar el mandato de los electores de cada estado. El motín fue rápidamente acallado por las autoridades partidarias, con el ruidoso apoyo de más de dos tercios de los presentes.
Salvados los obstáculos, el martes por la noche se hizo el roll call, en el que cada distrito anunciaba sus votos. El candidato obtuvo 1542, 205 más que los necesarios. El voto definitivo lo dio su hijo Donald Jr, representante del estado de Nueva York, en una nueva señal del trumpcentrismo que tuvo esta convención y que muchos republicanos temen que termine por contagiar a toda la vida partidaria durante los próximos meses, y aun más allá, en caso de que el magnate gane las elecciones de noviembre. Lejos de Cleveland, mientras aquí se pone en acto la coronación, actores prominentes del Partido Republicano, encabezados por nuestro viejo conocido Paul Singer, comenzaron los planes para retomar las riendas el día después de una eventual derrota, que prevén, si es que no desean.
Para este mediodía está pautada la principal marcha anti Trump de la semana, aunque los distintos grupos críticos a la candidatura del empresario realizaron actividades en el centro de Cleveland toda la semana. La Public Square, a sólo 300 metros de la Convención Nacional Republicana, funciona como una especie de ágora donde se dan cita los manifestantes, bajo la atenta mirada policial.
Entre las organizaciones que convocan a la marcha hay algunas que se conformaron ad hoc para oponerse a la nominación, como Stand Together Against Trump, un grupo de jóvenes profesionales de la salud de Cleveland que marchan con remeras que dicen “Los médicos musulmanes salvan vidas en esta ciudad”, hasta asociaciones de inmigrantes ilegales, grupos de lucha pro-aborto, los activistas contra la violencia policial de Black Lives Matters o partidos políticos como el Partido Comunista Revolucionario, que convoca a una revolución que derroque al sistema capitalista.
Ayer, un centenar de activistas hispanos, con una larga bandera que simulaba una pared enrejada, interrumpieron por un rato la entrada a la Convención, con la consigna de “Ponerle un muro a Trump”, en respuesta a la iniciativa del candidato de levantar un muro en la frontera de los Estados Unidos con México.
Otro punto fuerte de las protestas fue un recital que organizó la banda Prophets of Rage, conformada por integrantes de conjuntos históricos como Rage Against the Machine, Public Enemy y Cypress Hill, con un historial de un cuarto de siglo de activismo y lucha contra el sistema. Luego de tocar en un descampado en el ghetto del este de Cleveland, los músicos Tom Morello, Chuck D y B Real se pusieron al frente de una caravana de casi un millar de personas que marchó bajo el sol hasta el centro de la ciudad.
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