Mar 09.08.2016

EL MUNDO  › AMNISTíA DENUNCIó QUE LA POLICíA MATó A 104 MANIFESTANTES

En Etiopía la represión es a muerte

Al menos 104 personas murieron y más de 100 resultaron heridas este fin de semana en Etiopía en la represión de manifestaciones en diferentes puntos del país africano para pedir cambios en el gobierno, denunció ayer Amnistía Internacional (AI).

La región de Oromia, en el suroeste de Etiopía, fue la más castigada –con 67 muertos y cientos de personas detenidas–, según la organización defensora de los derechos humanos con sede en Londres. Los manifestantes de Oromia protestaban contra la persecución de un grupo separatista que lucha por la independencia de la región. Decenas de miles de manifestantes denunciaron detenciones y abusos contra los opositores políticos y activistas que apoyan la causa independentista.

Para dispersar a los congregados, la policía etíope utilizó gas lacrimógeno y les disparó con munición real.

Asimismo, las autoridades del país situado en el Cuerno de Africa cortaron el acceso a las redes sociales, el canal por el que se convocaron las manifestaciones, denunció AI.

“La respuesta de las fuerzas de seguridad fue contundente, pero no una sorpresa. Etiopía usa una fuerza excesiva de forma sistemática en sus intentos de silenciar cualquier voz disidente”, dijo Michelle Kagari, subdirectora para el este de Africa de AI.

En las ciudades norteñas de Bahir Dar y Gondar, los amhara, segunda mayor etnia del país tras los oromo, salieron a las calles para pedir reformas políticas y judiciales después de años de marginación y persecución por parte del gobierno de Adis Abeba, la capital del país.

Los oromo llevan meses protestando por la “persecución injustificada” por parte de las autoridades etíopes y el gobierno del primer ministro Hailemariam Desalegn, quien pertenece a la etnia wolayta.

Las protestas se originaron a principios de diciembre tras la aprobación de un plan urbanístico para expandir Adis Abeba, lo que podía poner en peligro las tierras de cultivo de los oromo, un pueblo tradicionalmente agrícola y seminómada, aunque finalmente el gobierno decidió retirarlo.

Según la ONG de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), hubo más de 400 muertos desde el inicio de las manifestaciones hasta el momento.

Las autoridades etíopes aseguraron en diversas ocasiones que los manifestantes tienen “conexiones directas” con grupos extremistas extranjeros, en alusión al Frente de Liberación oromo, un movimiento separatista que lleva décadas luchando por la independencia de Oromia.

La ley antiterrorista etíope permite a las autoridades utilizar un ilimitado uso de la fuerza contra los sospechosos de “actos terroristas”, incluyendo prisión preventiva de hasta cuatro meses, en los que a menudo se producen torturas.

Etiopía, que tiene unos 94 millones de habitantes, es uno de los países más pobres del mundo. La región de Oromia ocupa, principalmente, el sur de Etiopía y cuenta con una población de 20 millones de personas en una superficie de 600.000 km2 que se extiende desde la frontera con Sudán a la frontera con Somalia y desde los límites de las tierras de los afar hasta el altiplano etíope. Sus habitantes tienen una cultura y un idioma propio que, después de muchas reivindicaciones, desde el 1992, puede ser estudiado en las escuelas de la zona.

Es una región montañosa, con lagos y rios que abastecen todo el Cuerno de Africa con energía hidroeléctrica, por lo que es una tierra donde el gobierno tiene muchos intereses. En la región se produce un 80 por ciento de las exportaciones de café de Etiopía y en ella se encuentra oro, mármol, platino, níquel y hierro. Se producen pieles, cueros, legumbres, aceites de varios tipos y, además, se cría un 75 por ciento del ganado del Cuerno de Africa.

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