EL MUNDO › RELANZA CAMPAñA DICIENDO QUE SUS RIVALES TRAICIONAN A LOS NEGROS
El candidato presidencial republicano se vendió el martes como el cabecilla de la comunidad afroamericana ante un público homogéneamente blanco en West Bend, Wisconsin. La campaña vuelve a sus raíces.
El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, pidió el voto de la comunidad negra acusando al Partido Demócrata de “traicionar a la comunidad afroamericana”. Los excesos dialécticos del empresario se dan al mismo tiempo que el magnate anunció cambios en su campaña para dejar de lado el discurso relativamente moderado que había adoptado después de la convención republicana hace tres semanas, a raíz de un descenso en las encuestas.
El candidato presidencial republicano se vendió el martes como el cabecilla de la comunidad afroamericana ante un público homogéneamente blanco. Trump subió al escenario ante unas dos mil personas en West Bend, Wisconsin, donde los blancos representan un 96 por ciento de la población. Pero su mensaje fue dirigido a la comunidad afroamericana pobre del norte de Milwaukee, unas 30 millas al sur, donde el fin de semana se produjeron disturbios tras la muerte de un negro por disparos de otro policía negro.
“Pido el voto de cada ciudadano afroamericano que lucha en nuestro país y quiere un futuro diferente. El crimen y la violencia son un ataque a los pobres y nunca serán aceptados en una administración Trump”, dijo el empresario. “El Partido Demócrata le falló y traicionó a la comunidad afroamericana. Las políticas de crimen de los demócratas, sus políticas de educación y sus políticas económicas solo han creado más crimen, más hogares rotos y más pobreza”, añadió, prometiéndoles empleo, seguridad y oportunidad. Acto seguido, el candidato dirigió sus palabras contra Hillary Clinton, a quien acusó de “intolerancia” y condescendencia hacia las comunidades de color a quienes “ve sólo como votos y no como seres humanos individuales merecedores de un futuro mejor”.
Por otro lado, el nuevo número uno de la campaña presidencial de Trump será Stephen Bannon, que comparte el discurso incendiario del empresario y se aleja de la moderación que reclama a gritos el Partido Republicano. Bannon es un ejecutivo de Breitbart News, una cadena conservadora y políticamente sensacionalista de medios pequeños, creada en 2007, al calor del crecimiento de un movimiento de base ultraderechista y xenófoba en el corazón del campo opositor republicano. Su referente más famoso fue la organización Tea Party.
Bannon es un acaudalado ex ejecutivo de Goldman Sachs que tomó las riendas de Breitbart y lideró varias ofensivas mediáticas contra el presidente Barack Obama y sus funcionarios, que incluyeron videos maliciosamente editados y fotomontajes.
El nuevo director ejecutivo del equipo de Trump nunca trabajó en un campaña electoral y tampoco tiene una relación muy fluida con la cúpula del Partido Republicano, a la que criticó varias veces en los últimos años desde el portal on line de Breitbart y su radio. “Estoy comprometido a hacer lo que sea para ganar esta elección y, eventualmente, convertirme en presidente porque nuestro país no puede aguantar cuatro años más de las políticas fallidas de Obama-Clinton, que pusieron en peligro la seguridad física y financiera del país”, explicó ayer Trump en el comunicado en el que anunció el nuevo cambio en su equipo de campaña, publicado en su página web.
A sólo 82 días de los comicios, en el campo demócrata rápidamente desestimaron que la nueva cúpula del equipo de Trump implique un cambio verdadero en la campaña del candidato republicano. “No hay un nuevo Donald Trump”, sentenció la candidata demócrata, Hillary Clinton, en un acto de campaña en Cleveland difundido por la cadena de noticias CNN. “Trump puede contratar y despedir a quien quiera, pero sigue siendo el mismo hombre”, agregó la ex secretaria de Estado.
La crisis interna de los republicanos y la caída de Trump en las últimas encuestas pareció tocar fondo esta semana cuando el diario The New York Times reveló que el hasta hoy jefe de campaña del magnate, Paul Manafort, recibió durante seis años casi 13 millones de dólares de un partido pro ruso en Ucrania y que habría facilitado pagos millonarios a empresas lobistas en Estados Unidos para influir en la escena política de Washington. El vínculo con personajes cercanos al Kremlin encendió las alarmas a sólo horas de que Trump reciba ayer su primer informe de inteligencia sobre seguridad nacional en el Pentágono, un privilegio otorgado a los candidatos presidenciales de los principales partidos, luego de que son nominados en las convenciones nacionales.
Trump no despidió a Manafort, pero creó dos puestos por encima de él para limitar su protagonismo y frenar las críticas de que un hombre con fuertes vínculos con el Kremlin acceda a información secreta de seguridad nacional. Nombró a Bannon como director ejecutivo y a su vieja amiga, la consultora populista ultraderechista Kellyanne Conway, como la encargada de la estrategia político electoral.
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