Al menos 14 personas murieron y más de 200 resultaron heridas en tres atentados con bombas perpetrados entre el miércoles y ayer en el este de Turquía.

Las autoridades atribuyeron los tres atentados al proscripto Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), sin que esta organización separatista kurda haya aún reivindicado los ataques. El más mortífero de los atentados se dio en la ciudad de Elazig, donde en la mañana de ayer estalló un coche bomba en un estacionamiento frente a una comisaría, un edificio de cuatro plantas ubicado a seis kilómetros del centro de la ciudad.

La explosión causó la muerte de tres policías y dejó heridas a casi 150 personas –diez graves–, entre ellas civiles, informó el gobernador de la provincia, Murat Zorluoglu. Además, provocó daños severos en el edificio y los alrededores. Una enorme columna de humo oscuro se podía ver desde lejos y cubría la ciudad. Incluso, informaron desde la televisión turca, en negocios ubicados a más de dos kilómetros saltaron los vidrios de las ventanas.

El otro atentado registrado ayer y de gravedad fue en la provincia de Bitlis, donde murieron tres soldados y un vigilante, y otros siete resultaron heridos tras explotar una bomba al paso de un vehículo militar. Según la información oficial, tras la explosión hubo enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los combatientes del PKK. El tercer atentado fue poco antes de la medianoche de ayer con un coche bomba accionado a control remoto y también contra la policía, en la provincia de Van, cerca de la frontera con Irán. El ataque causó la muerte de un policía y dos civiles y dejó heridas a 75 personas aproximadamente, entre ellas 20 policías.

El primer ministro Binali Yildirim canceló sus obligaciones y viajó a Elazig, junto con el ministro de interior Efkan Ala y el jefe de estado mayor Hulusi Akar. “El PKK ha perdido su cadena de mando. Los ataques suicidas se llevan a cabo de manera oportunista”, declaró Yildirim y advirtió que elevaron el estado de alarma “al nivel más alto” en la zona. Además, volvió a vincular el PKK con el movimiento de Fethullah Gülen, a quien el gobierno acusa de ser el autor del golpe de Estado fallido. “El (movimiento gulenista) ha perdido su firmeza y la ha entregado al PKK. La inteligencia que los dirige es la misma. Cuando termina el deber de uno, el otro asume el oficio”, dijo.

Por su parte, el primer viceministro Numan Kurtulmus declaró que “Da igual que su nombre sea PKK, ISIS o FETÖ (Fethullah Gülen, a quien se acusa del golpe de Estado). Todos los terroristas que ataquen a nuestro país y nuestra nación están destinados a perder”. Como en otros atentados, el ejecutivo pidió a los medios de comunicación que se abstengan de difundir o publicar imágenes de los bombardeos en Ezalig para proteger el “orden público y la seguridad nacional”.

El PKK, que lucha por la independencia del pueblo kurdo en el territorio que comprende partes de Irak, Siria, Irán y Turquía, es un partido político fundado en Turquía en 1978 que desde 1984 fundó su brazo armado. En el conflicto con Turquía, los kurdos exigen la independencia de las regiones del sudeste del país en las que son mayoría, así como gozar de mayores derechos políticos y culturales dentro del país. El PKK comete en el sudeste de Turquía frecuentes atentados, especialmente contra las fuerzas de seguridad.

En julio del año pasado se rompió una tregua que estuvo en vigor durante más de dos años. Los combates entre las fuerzas de seguridad turcas y el PKK dejaron más de 1800 muertos desde que se rompió el frágil proceso de paz entre el AKP y la milicia kurda. Desde entonces, el Ejército turco lleva a cabo una operación masiva contra combatientes del PKK atrincherados en ciudades del sureste de Turquía.