La salud de Hillary Clinton se convirtió en nuevo blanco de ataque de la campaña de Donald Trump (foto) y, para sembrar dudas, los secuaces del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos esparcen las versiones más alarmistas y fantasiosas.

Ella no tiene “la resistencia física ni mental” necesaria para ser presidente, reiteró en los últimos días el candidato republicano. “¿Dónde está Hillary? Ella duerme!!!!”, escribió en Twitter. En su entorno, algunos van más allá. “Pienso que Hillary está cansada... parece enferma”, declaró el lunes Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York, a la cadena conservadora Fox News.

El día anterior afirmó –también en Fox– que “la prensa no ha destacado algunas señales de enfermedad en ella”. “Basta entrar a internet (...) busquen Hillary Clinton enfermedad y miren los videos.”

Una portavoz de la campaña de Trump, Katrina Pierson, habló de “disfasia” (dificultad para hablar) la semana pasada y afirmó que Clinton “toma mucho tiempo libre en la campaña”.

Las declaraciones de Giuliani, colgadas por Fox en Twitter, están acompañadas de fotos que muestran a Clinton con ojeras, o sorprendentemente pálida, así como un montaje en el que sacude extrañamente la cabeza varias veces.

Algunos de sus detractores no dudan en hablar de Parkinson, epilepsia, trastornos neurológicos, relacionándolos en algunos casos con una pasada conmoción cerebral.

Alimentando esta fiebre alarmista, el sitio conservador Breitbart, de Steve Bannon, el nuevo director general de la campaña de Trump, afirmó este fin de semana que “la salud de Clinton se está convirtiendo en un tema mayor” de la carrera por la Casa Blanca. Para ilustrarlo citó al pasar varios términos clave en las redes sociales, principalmente #HillaryHealth (la salud de Hillary) y #HillaryStools (los taburetes de Hillary).

Pero según su médica personal, Lisa Bardack, Hillary Clinton está “en excelente condición física y apta para desempeñarse como presidenta de Estados Unidos”, recordando que no presenta ninguna secuela de la conmoción cerebral que tuvo a fines de 2012.

Para Jeanne Zaino, experta en política del Iona College de Nueva York, los ataques sobre la salud de Clinton no deberían tener demasiados efectos negativos, salvo algún acontecimiento inesperado. “Si uno es objetivo, es difícil decir que Trump o Clinton carezcan de resistencia”, subrayó. “Pero eso les permite salir del tema de los impuestos”, recordó, aludiendo a la negativa del republicano de publicar su declaración de ingresos.