EL MUNDO
› A UN DIA DE LAS PRIMARIAS DE NEW HAMPSHIRE, UN 52 POR CIENTO SE OPONE A LA REELECCION
W. puede ser derrotado, la pregunta es por quién
Los precandidatos demócratas afilan sus dientes en vísperas de la primaria de New Hampshire, que puede ayudar a decidir quién enfrentará en noviembre a un George W. Bush que parece súbitamente vulnerable. John Kerry, senador progresista de Massachusetts, es el líder en las encuestas, pero el ex gobernador de Vermont Howard Dean, feroz opositor a la guerra de Irak, parece estar recuperando posiciones.
Por Rupert Cornwell *
Desde Hooksett, New Hampshire
La dimensión de lo que está en juego en las primarias de New Hampshire creció aún más ayer mientras los candidatos luchaban por atraer a los votantes independientes que podrían decidir la suerte de una candidatura. Y una nueva encuesta sugirió que un demócrata adecuado tiene grandes chances de derrotar a Bush. La historia indica que nadie que haya terminado más lejos del segundo lugar en esta crítica primaria pudo ganar la Casa Blanca. El resultado de esta votación también repercutirá a lo largo del país.
A apenas un día de la votación, casi todo es posible. “Estamos a un paso de ganar”, dijo Howard Dean, el ex gobernador de Vermont y ex favorito de la carrera demócrata por la presidencia, en un concurrido acto en la Universidad de South New Hampshire. “Esta votación se pone cada día más peleada”, agregó. Incluso sus rivales estarían de acuerdo con este último sentimiento. Todos los sondeos muestran que John Kerry, el senador de Massachusetts, lidera la carrera con porcentajes de intención de voto de entre el ocho y el 20 por ciento. Pero Dean parece estar recuperándose de su debacle en Iowa, cuando su acalorado y casi maníaco discurso ante sus colaboradores de campaña levantó dudas sobre su capacidad para ser presidente.
Durante el fin de semana, un nuevo Howard Dean, “más amable y gentil”, apareció en público. Ayer lo hizo junto a su esposa Judith y afirmó ante la multitud que lo escuchaba que obtendrían “menos carne roja que lo que hubieran querido”. Todo indica que el apoyo para Dean se ha estabilizado luego de la derrota en Iowa. Detrás de él hay una encarnizada batalla por el tercer lugar entre el general retirado Wesley Clark y los senadores Joe Lieberman, de Connecticut, y John Edwards, de Carolina del Norte.
El verdadero “tapado” podría ser Edwards, un gran orador en los actos pequeños, cuyo cómodo segundo lugar en Iowa hizo que muchos votantes volvieran a echarle una mirada. Cientos de personas se animaron a salir de sus casas con este clima siberiano para asistir a cada uno de actos de campaña y oír su mensaje optimista y populista, donde promete terminar con las divisiones sociales y económicas de Estados Unidos y restaurar la reputación de este país ante el mundo.
En cuanto a Lieberman, la supervivencia de su candidatura probablemente dependa de lo bien que le vaya en Nueva Inglaterra, su tierra natal. Pero el gran perdedor de este fin de semana debe haber sido el general Clark, cuya actuación en el último debate entre los candidatos del jueves fue muy pobre. Luego de la aplastante victoria de Kerry en Iowa, el único centrista de los candidatos con chances de derrotar a Bush ha perdido credibilidad. Su base de apoyo ha caído ostensiblemente y ahora ha quedado en medio del empate entre Edwards y Lieberman. Pero como todos los cinco grandes candidatos, el general Clark atrae a grandes multitudes en cada punto de su gira proselitista. El sábado, 1000 personas fueron a ver a Kerry, que mostró sus habilidades en el hockey sobre hielo. Y la gira de Dean atrajo a miles que no se amedrentaron por el frío de 20 grados bajo cero. Muchos tuvieron que volverse sin haberlo visto porque en el acto no había lugar para tantos.
Las razones del excepcional interés que despierta esta primaria son dos: primero, todos coinciden en que éste es el grupo de rivales más fuerte en varias décadas. Y en segundo lugar, el deseo que carcome a cualquier demócrata común y corriente: que George W. Bush se vaya de la Casa Blanca. Como resultado, hay un gran número de votantes indecisos, que no paran de buscar a aquel candidato que tenga la mejor chance de derrotar a Bush. Una nueva encuesta publicada hoy en la revista Newsweek sugiere que ese hombre sólo podría ser Kerry. Según ese sondeo, el 52 por ciento de los votantes cree que el actual presidente no merece un segundo mandato. Y el índice de popularidad de Bush, que subió con la captura de Saddam Hussein el mespasado, ha caído a apenas el 50 por ciento. Además, luego de la renuncia de David Kay, el jefe del equipo norteamericano encargado de la búsqueda de las armas prohibidas de Saddam Hussein, la pelea alrededor de la supuesta exageración del gobierno sobre la amenaza que representaba Irak probablemente siga creciendo, dañando a la Casa Blanca y levantando dudas sobre si Bush llevó a Estados Unidos a la guerra con pretextos falsos.
Frente a este panorama, la encuesta de Newsweek revela que Kerry derrotaría a Bush con el 49 por ciento de los votos –este último sólo conseguiría el 46 por ciento– y el resto de los demócratas terminarían empatando o pisándole los talones al presidente. Estas cifras fueron divulgadas durante todo el fin de semana por la campaña de Kerry mientras éste volvió a insistir que sólo él tiene las credenciales para ganar las elecciones generales de noviembre.
Pero los independientes afiliados a los que mañana se les permitirá votar podrían hacer caer todas las especulaciones, tal como lo hicieron hace cuatro años al asistir en masa a la primaria republicana donde el senador John McCain derrotó cómodamente a Bush. Los independientes de hoy, que tienden a votar por candidatos del centro, podrían ayudar a Lieberman, que se jacta de su apoyo a la guerra en Irak. Pero también podrían darle una mano a Edwards. Si el senador de Carolina del Norte logra asegurarse otro segundo lugar acá, estaría en la posición perfecta, mientras la temporada de primarias se traslada a territorio más amigable, hacia el sur y el oeste. Tal como le pasó en 1992 a otro sureño, Bill Clinton, cuyo estilo verborrágico era misteriosamente parecido al que ahora tiene Edwards. Pero un tercer lugar o uno peor podría hacer que todos sus esfuerzos terminaran en fracaso.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.