Mar 25.10.2016

EL MUNDO  › CON UN GUIñO DEL SOCIALISMO, ARRANCA EL CAMINO HACIA LA INVESTIDURA DEL LíDER CONSERVADOR EN ESPAñA

Rajoy prepara su vuelta al poder en minoría

Empezó la quinta ronda de consultas del monarca para conseguir un candidato a presidente. Todo indica que esta semana el líder del Partido Popular se ratificará como jefe del Ejecutivo español ante un Parlamento fragmentado.

› Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Al Rey se lo ve esta vez más relajado. La quinta ronda de consultas que emprende con el fin de encontrar un candidato para ser investido presidente, ahora sí parece que conducirá a destino. Y el elegido es Mariano Rajoy. El actual jefe del Ejecutivo en funciones previsiblemente renovará su mandato esta semana, cuando finalicen las reuniones que Felipe VI mantiene ayer y hoy con los representantes de los partidos y se convoque a un nuevo pleno de investidura, el tercero en menos de un año.

La puerta a la presidencia se la volvió a abrir a Rajoy el Partido Socialista (PSOE) el pasado domingo, tras cuatro horas de debate en las que el Comité Federal de la agrupación resolvió que se abstendrían para permitir que gobierne quien hasta ahora había sido su principal adversario. La decisión fue tomada con 139 votos a favor y 96 en contra, venciendo el argumento de “lo menos malo” ya que, al abstenerse, los socialistas evitan unas terceras elecciones y desbloquean 300 días de parálisis institucional en España.

El líder del Partido Popular (PP) se mostró satisfecho con la resolución del PSOE y este lunes lo manifestó–aunque con cautela–en un desayuno informativo con el presidente de su agrupación en Cataluña, Xavier García Albiol. “La nueva postura de los socialistas es muy razonable e importante”, declaró Rajoy a su llegada, pero no quiso mostrarse excesivamente triunfalista pese a saber ya con mayor certeza su continuidad en la Moncloa. El actual presidente en funciones

asume que, si bien está a punto de alcanzar la meta de su reelección, las cosas no van a ser iguales a las de su anterior legislatura porque ya no gozará de la mayoría absoluta en el Parlamento.

El nuevo período que se abre, posiblemente desde esta misma semana, requerirá de una búsqueda constante de acuerdo para sacar adelante cualquier ley y Mariano Rajoy ya empezó a enfocar su discurso en esa dirección conciliadora. Este lunes el líder del PP se declaró dispuesto a negociar algunos de los temas que el PSOE plasmó en la resolución aprobada en el Comité federal del pasado sábado como “objetivos políticos inaplazables”. Entre ellos figura la derogación de las normas más polémicas instauradas por el PP: la reforma laboral, la educativa que se conoce como “Ley Wert” y la Ley mordaza, así como la apertura de un diálogo “sobre los desafíos en la vertebración territorial” y la necesidad de “recuperar la normalidad institucional con Cataluña”. Este último punto, que en la anterior sesión de investidura centró la intervención de Rajoy, también lo hizo ayer durante el acto en el que participaba y el conservador recordó su confianza en que España cuente pronto con Gobierno que “cumpla y haga cumplir la ley” y respete “la soberanía nacional, la unidad de España y la igualdad de los españoles”.

Desde Cataluña el “no” a Mariano Rajoy sigue siendo rotundo. Pese a la decisión mayoritaria dentro del PSOE de permitir que el líder del PP gobierne mediante la abstención en la segunda votación de su investidura, los siete diputados catalanes–junto con dos baleares, una de Madrid, otro de Guipúzcoa, una diputada de Zaragoza, una de A coruña, una de Ourense y Pedro Sánchez, diputado por Madrid–insisten en que no acatarán el mandato del Comité Federal y darán un voto negativo. “Nosotros desobedeceremos y estamos dispuestos a asumir las consecuencias”, manifestó este lunes Miquel Iceta, Secretario general del Partido Socialista de Cataluña (PSC). El dirigente recordó que desde el primer momento anunciaron que pensaban mantenerse en el “no es no” y admitió que el PSOE “tiene derecho a decir que revisará la relación con el PSC”, a la vez que subrayaba que “estaba cantado que tarde o temprano ambas facciones de la agrupación vivirían una crisis de esta magnitud”.

La grieta entre algunos sectores del Partido Socialista –encabezados por la “baronesa” andaluza Susana Díaz– y el órgano catalán, en efecto, no se acaba de abrir al golpe de su desacuerdo por la investidura de Rajoy sino que viene socavando a la formación desde lejos, producto del apoyo que el PSC da a un referéndum por la independencia de España. Sin embargo, la apuesta por la abstención de la gestora–que desde la renuncia de Pedro Sánchez como Secretario general asume la dirección de partido–y buena parte de los dirigentes socialistas los terminó de enfrentar y ahora, mientras unos defienden que la resolución aprobada implica esa posición para la totalidad de los diputados socialistas, los otros insisten en que mantendrán el voto negativo a Rajoy, digan lo que digan.

En el rompecabezas de la gobernabilidad española otras piezas de difícil encaje son las del PSOE con Podemos. La portavoz adjunta del partido que encabeza Pablo Iglesias, Irene Montero, aseguraba este lunes que desde la dirección en Madrid sólo apoyarán “que se mantengan pactos en los que se están cumpliendo los acuerdos y se están defendiendo los intereses de la gente”, en referencia a los acuerdos de gobierno que Podemos tiene con los socialistas en diferentes regiones, muchos de los cuales, tras la decisión del PSOE de abstenerse en favor de Rajoy, se pusieron en tela de juicio. “Defenderemos a los compañeros que en los territorios decidan cambiar los términos de los acuerdos o romper acuerdos, si se entiende que no se puede garantizar ahora que el PSOE vaya a cumplir los términos por los que esos acuerdos fueron hechos”, advertía Montero, incidiendo en que es “difícil de creer que el PSOE vaya a entregar las tijeras a Rajoy y al mismo tiempo pueda cumplir sus compromisos con Podemos y otras formaciones en las comunidades en las que gobierna”.

A lo largo de esta semana, entonces, los lentos movimientos que desde el 20 de diciembre del año pasado, se vienen sucediendo para que España decida cuál será su futuro presidente, sus gobernadores, su oficialismo y su oposición concluirán con Mariano Rajoy sometido a un nuevo debate de investidura que –si todo sigue de acuerdo a lo previsto– un Parlamento profundamente fragmentado ratificará al mando del país.

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