EL MUNDO
› ATACARON CON MISILES AL JEFE MILITAR NORTEAMERICANO EN MEDIO ORIENTE
El golpe al corazón que falló en Faluja
El general John Abizaid, jefe del Comando Central estadounidense, que dirige todas las fuerzas norteamericanas en Medio Oriente, fue el blanco de un nuevo atentado con granadas de propulsión misilística en Faluja, semillero de la resistencia a la ocupación. El ataque falló sólo por segundos.
Por Justin Huggler*
Desde Bagdad
El más alto general estadounidense en Irak escapó de la muerte por segundos de un ataque con granadas de propulsión misilística. El general John Abizaid, comandante en jefe de las tropas de Estados Unidos en Medio Oriente, apenas logró entrar a una base militar antes de que lanzaran cohetes RPG contra las paredes. El general y su entorno estuvieron obligados a quedarse dentro de la base durante los seis minutos de batalla que siguieron.
Fue una imagen fuerte del poder de la insurgencia que actúa en Irak, así como la incapacidad de Estados Unidos de suprimirla: el militar de más alto rango en Irak arrojado al suelo en una base mientras las balas silbaban a su alrededor, 10 meses de iniciada la ocupación. Una escena tan potente como la de Paul Wolfowitz, el arquitecto de la ocupación, visiblemente atemorizado ante las cámaras luego del ataque con cohetes contra el hotel en Bagdad. Pero si el general Abizaid hubiera sido asesinado en el ataque, realizado en Faluja –ciudad que se ha vuelto un símbolo de la resistencia iraquí a la ocupación–, las consecuencias para la administración Bush habrían sido mucho más serias que el papelón que se vivió ayer.
El general Abizaid es el tercer alto funcionario estadounidense en escaparle a la muerte de cerca por un golpe de los insurgentes en Irak, después de Wolfowitz y el administrador de la ocupación, Paul Bremer, cuyo convoy fue impactado en diciembre pasado. Abizaid, un veterano de la Guerra del Golfo de 1991, es oriundo del Líbano y habla árabe. Al igual que en los primeros ataques contra Wolfowitz y Bremer, pareció que los atacantes hubieran recibido información local sobre dónde estaría su objetivo en un momento dado. Funcionarios de EE.UU. estarían admitiendo esa posibilidad, al aceptar que los ataques contra las fuerzas estadounidenses y los iraquíes que trabajan con éstas han venido ocurriendo con frecuencia en Faluja.
Pero el momento del golpe era demasiado preciso para tratarse de una coincidencia, al suceder justo al paso del convoy en el que se desplazaba Abizaid, que no es un visitante frecuente de Faluja, entraba en el complejo iraquí. Y funcionarios de defensa de EE.UU. dijeron que creían que los atacantes sabían de la visita del general. Momentos después de que el convoy ingresara al bloque amurallado, fue lanzado el primer cohete, seguido de otros dos y fuego de rifle desde los alrededores de una mezquita. Los soldados norteamericanos devolvieron el fuego. Nadie resultó muerto o herido seriamente del lado de los estadounidenses, incluyendo a los iraquíes de adentro de la base.
Faluja ha sido un pivote de la resistencia contra Estados Unidos y tras la bienvenida, el general Abizaid y el mayor general Swanack decidieron que un paseo planeado en la ciudad no era una buena idea.
El ataque coronó tres días de caos en Irak para los estadounidenses, luego de los atentados suicidas consecutivos del martes y miércoles que dejaron al menos 100 víctimas iraquíes. Y llegó entre otras malas noticias para los norteamericanos en Irak, cuando una misión de la ONU (ver nota aparte) pareció alinearse junto a la demanda de los chiítas iraquíes de elecciones directas, mientras que Washington dice que éstas son imposibles antes del 30 de junio, el calendario que impuso para el traspaso del poder.
Hubo un aspecto común a los ataques de esta semana: los atentados suicidas estuvieron dirigidos a aquellos iraquíes que trabajan para las fuerzas de seguridad bajo las órdenes del ocupante. El martes, el blanco fue una multitud que esperaba para pedir trabajo en la policía en la ciudad de Iskandariya, y el miércoles lo fueron los reclutas del nuevo ejército iraquí que esperaban afuera de una base militar en Bagdad.
El otro tema de los últimos tres días ha sido la información de adentro. Así como los atacantes de ayer sabían sobre el paso del convoy, los kamikazes de esta semana sabían que el lugar exacto más vulnerable de susvíctimas era en la entrada, porque había tanta gente afuera que era previsible que no podrían lograr entrar para ponerse a salvo. También los atacantes anteriores tenían información de la hora de paso del convoy de Bremer y del hotel donde se alojaba Wolfowitz en la fuertemente custodiada “zona verde” de Bagdad.
La presunción de que hubo información interna ha inhibido las intenciones de Washington de acusar a Al-Qaida por los atentados suicidas. Incluso si hubiera militantes extranjeros involucrados, las filtraciones desde adentro sugieren algún tipo de involucramiento iraquí.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.