EL MUNDO
› LA CAMPAÑA POR LA NOMINACION DEMOCRATA CONTRA BUSH ENTRA EN SU RECTA FINAL
JFK vs. el emergente de las “dos Américas”
El desempleo y la inseguridad laboral de los años de George W. Bush es el tema central de la campaña para dejarlo sin trabajo a él. Y en esa campaña ha surgido una nueva estrella: John Edwards, que puede perder el martes ante John Forbes Kerry pero ser presidente en el futuro.
Por Rupert Cornwell *
Desde Cleveland, Ohio
En esta cruda ciudad en las orillas del lago Erie –el centro industrial más grande de lo que puede argumentarse que es políticamente el estadopivote de Estados Unidos–, John Edwards está jugando su última oportunidad en su apuesta aparentemente fallida por ganar la Casa Blanca. Anoche, transpirando jovialidad y encanto como siempre, el senador de Carolina del Norte habló en un acto en una iglesia de Cleveland, en un intento por ganar a los votantes indecisos de Ohio. Si falla, es casi seguro que su intento estará terminado, al menos en 2004.
Pero gane o pierda dentro de 48 horas, cuando Ohio y otros nueve estados voten en el llamado Super Martes, ha nacido una nueva estrella política (ver perfil abajo). Era un virtual desconocido cuando empezó esta campaña presidencial, y la dejará como uno de los nombres más brillantes del firmamento demócrata, que figurará en cada cálculo presidencial futuro de su partido. Esta vez, el senador John Kerry de Massachusetts lidera el campo, habiendo ganado 18 de las primeras 20 primarias y caucuses, logrando en el camino más de 800 delegados a la convención nominatoria en su Boston natal en la última semana de junio. Edwards tiene menos de 200 delegados.
En teoría, el juego no ha terminado. En los 10 estados que votan el martes, incluyendo tres premios masivos en California, Nueva York y Ohio, están en juego 1151 delegados: más de la mitad del total necesario para la nominación de un candidato. Matemáticamente, un surgimiento de Edwards puede dar vuelta la carrera, pero es casi seguro que eso no ocurrirá. California y Nueva York, si las encuestas están en lo cierto, están en el bolsillo de Kerry, como lo están Maryland y los cuatro estados de Nueva Inglaterra, incluyendo su Massachusetts natal, que también votan el martes. Lo que deja tres posibilidades para Edwards: Minnesota, Georgia y el premio –que absolutamente necesita ganar– de Ohio. Georgia está en el sur, de modo que una victoria de Edwards significaría poco. Minnesota es un excéntrico estado del norte y es demasiado pequeño para hacer una diferencia en esta etapa de los procedimientos. Pero Ohio importa. Es grande, con 140 delegados en juego. Es el “estado decisorio” por naturaleza, sin el cual ningún republicano ha ganado jamás la Casa Blanca. Lo que es más importante, como es una vieja potencia industrial que ha vivido una hemorragia de puestos de trabajo en favor de productores de bajo costo en el exterior (ver Suplemento Cash, página 7), es altamente receptivo a la plataforma económica proteccionista de Edwards. Si su mensaje anti-comercio y de “dos Américas” resuena en algún lado, debe ser en Ohio. Las últimas encuestas lo muestran 20 puntos detrás de Kerry. Pero Dennis White, el presidente del Partido Demócrata en Ohio, advierte: “La primaria está bien abierta. La ventaja de Kerry puede desaparecer bien rápido”. Una derrota en Ohio, por otra parte, podría restarle la última apuesta de su campaña.
Aun así, puede que no sea el final del año electoral 2004 para Edwards. Si su tierno acuerdo de no agresión en el debate de candidatos el jueves en Los Angeles es un signo de algo, Edwards debe estar entre los favoritos para convertirse en el compañero de fórmula de Kerry en el otoño, y ciertamente para desempeñar un puesto de alto nivel en el gabinete de Kerry. En breve, si los demócratas reconquistan la Casa Blanca, un vicepresidente o, digamos, un secretario de Justicia John Edwards estaría en la posición privilegiada para convertirse en el portaestandarte del partido una vez que Kerry deje la escena. Incluso si Kerry pierde –o le pide a algún otro que sea su compañero de fórmula–, Edwards seguiría siendo una fuerza poderosa, y con Hillary Clinton, el obvio favorito para la nominación la próxima vez. Incluso en 2012 sólo tendrá 58 años, será más maduro y más sabio que ahora –y aun así dos años más joven de lo que Kerry es hoy–.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.