EL MUNDO
› ASUMIO EL TITULAR DE LA CORTE SUPREMA EN UN CLIMA DE VIOLENCIA
Al final, Aristide se tomó el avión
A un mes de que comenzara la violencia en Haití –con más de 70 muertos–, el presidente Jean Bertrand Aristide dimitió a su cargo. EE.UU le habría aconsejado que renunciara, garantizándole una salida “segura”. Washington envió una fuerza de 500 marines. Haití espera una fuerza internacional.
”Si mi renuncia evita un derramamiento de sangre, acepto irme”, fue el mensaje del presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, antes de renunciar y abandonar el país rumbo a República Dominicana. Su avión hizo escala en ese país y luego siguió viaje hacia Panamá que, por pedido de Estados Unidos, aceptó asilarlo como “huésped temporal” por dos semanas. Según fuentes del Departamento de Estado norteamericano, su titular, Colin Powell, habría convencido personalmente a Aristide para que dimitiera. Pero un grupo de congresistas estadounidenses denunció que su caída fue un “golpe de Estado” organizado por el gobierno de Bush. El titular de la Corte de Justicia, Alexandre Boniface, asumió la presidencia hasta que se convoquen nuevas elecciones. Mientras, en las calles de Puerto Príncipe hubo saqueos y tiroteos entre partidarios de Aristide y de los rebeldes. Al menos 10 personas murieron heridas por disparos. No se sabe si se trata de saqueadores muertos por la policía o vecinos, o si fueron víctimas de los seguidores de Aristide.
No bien se enteraron de la noticia, una multitud de seguidores de Aristide se reunieron afuera del palacio presidencial en Puerto Príncipe. A la vez, cientos de hombres armados, la mayoría leales al ex presidente, salieron a las calles disparando a cualquier blanco que se moviese. Una catástrofe podría desencadenarse si el líder de los grupos armados rebeldes, Guy Philippe, no cumple la promesa de dejar las armas, cooperar con las fuerzas internacionales y respetar el proceso político que ya está en marcha. “Si la oposición política y la comunidad internacional nos piden ayuda, iremos a Puerto Príncipe”, dijo al prometer que sus hombres abandonarán las armas. Por su parte, la oposición política aceptó el plan de solución a la crisis propuesto por la comunidad internacional, que prevé el envío de fuerzas a ese país. “Habiendo partido Aristide, es el momento de cooperar con la comunidad internacional que nos ayudó a sacar del país al presidente”, declaró el líder opositor Evans Paul.
El sábado, los dirigentes del alzamiento, que controlan las principales ciudades de Haití, dijeron que, por pedido de Estados Unidos, habían demorado su asalto final sobre la capital. Según el Departamento de Estado norteamericano, Washington colaboró con la salida del mandatario siguiendo un “deseo” del propio Aristide. El sábado a la noche, el jefe de la diplomacia estadounidense, Colin Powell, habría convencido personalmente a Aristide para que dimitiera. En un comunicado autorizado por el presidente George W. Bush y divulgado en la noche del sábado, la Casa Blanca culpó al ahora ex mandatario haitiano de “esta larga crisis que se cocinó a fuego lento”.
Apenas unas horas después de emitir un desafiante comunicado en el que declaraba su intención de permanecer en el cargo, Aristide se fue de la presidencia tranquilamente “para prevenir un baño de sangre”. Así fue cómo a las 6.15 de la mañana, hora local, el presidente electo democráticamente abandonó el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe en un vuelo privado organizado por Estados Unidos sin destino conocido. No se sabe si su esposa Mildred estaba con él, y recién a la noche se supo que el mandatario había llegado a Panamá. “Quiere asilarse en un país africano, adonde está tratando de ir”, afirmó ayer la presidenta panameña, Mireya Moscoso, después de que su país aceptara recibirlo como “huésped temporal”. Algunos rumores señalan que Aristide quiere asilarse en Marruecos o Sudáfrica. Pero el gobierno de este país negó que Aristide haya aterrizado allí. El presidente sudafricano Thabo Mbeki fue uno de los varios líderes internacionales con los que Colin Powell discutió la situación en Haití antes de que Aristide fuese obligado a dimitir.
Luego de su renuncia, el Departamento de Estado anunció el envío de 500 marines a la isla para “contribuir a la estabilización del país”. “Estos soldados están pensados como elemento de conducción de una tropa internacional”, declaró Bush. “Esperamos que esto vuelva a restituir el orden y la estabilidad en Haití y que sea un nuevo capítulo en la historia del país”, agregó. Entretanto, el gobierno dominicano dijo que”facilitará” su territorio para que las tropas estadounidenses puedan ingresar a Haití para “garantizar la paz”. Y Francia anunció que enviará 200 militares a Haití como “medida de precaución y emergencia relativas a la seguridad de los ciudadanos franceses”, según declaró un vocero del estado mayor del Ejército francés (ver nota aparte).
El Consejo de Seguridad de la ONU empezó ayer mismo a discutir una resolución que autorice el envío de una fuerza internacional a Haití y bosqueje un acuerdo político que involucre a los partidos de la oposición –que han recibido financiamiento de sectores de derecha estadounidenses y aprovecharon el levantamiento de los rebeldes para presionar a Aristide–. Pero ante la ausencia inmediata de una fuerza internacional, el caos continúa en Puerto Príncipe: ayer, altísimas columnas de humo se elevaron sobre la ciudad mientras la gente desafiaba los intensos tiroteos en las calles para saquear o destruir negocios del centro de la ciudad. Varios hombres abrieron fuego sobre un hotel lleno de periodistas extranjeros e hirieron a un hombre en la entrada del edificio. No había ni rastros de la pequeña fuerza policial de Aristide, que no apareció para detener la violencia que desde hace varias semanas sacude a esta empobrecida nación.
Aparentemente, la renuncia de Aristide pone fin a un mes de feroces enfrentamientos entre las dos fracciones en que se dividió el país. Pero los analistas dudan de que la violencia cese y que la estabilización política sea rápida.
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