Haití espera el nombramiento en las próximas horas de un nuevo primer ministro, en sustitución de Yvon Neptune, mientras de a poco vuelve la calma ante la patrulla de las tropas de la fuerza militar extranjera en el país. La Organización de Estados Americanos (OEA), que organizó la primera reunión de un comité tripartito –oposición, partido Lavalas y comunidad internacional–, dijo que esperaba que se designara un nuevo premier antes de una semana. Por otra parte, crece la polémica sobre la partida del ex presidente haitiano, Jean-Bertrand Aristide, quien afirmó que quiere “volver” al país ya que considera que no hubo una renuncia formal y que la decisión se tomó para evitar un baño de sangre, por lo cual se podría revertir su exilio en la República Centroafricana. La Comunidad del Caribe (Caricom) reclama una investigación sobre este tema, mientras que Estados Unidos la rechaza. Entre tanto, el presidente de Brasil, Lula da Silva, dio su acuerdo para que Brasil comande una fuerza multinacional de paz en la que participará la Argentina.
El ex presidente afirmó este jueves que quiere “volver” a Haití y que este “secuestro político era el precio a pagar para evitar un baño de sangre” en su país. Aristide también acusó a Francia de “complicidad en su secuestro político” con Estados Unidos, y aseguró que París había reaccionado en represalia a su petición de restituir la “deuda de la independencia”. El presidente de la Caricom, Percival Patterson, reclamó la apertura de una investigación independiente sobre la partida de Haití del ex mandatario por estimar que ésta sienta un “peligroso precedente” para la democracia. “No hay excusas para el retiro inconstitucional de un gobernante, sea quien fuere”, dijo Patterson, que también es el primer ministro de Jamaica y mantiene una postura muy crítica hacia Francia y Estados Unidos, que favorecieron la partida de Aristide. Estados Unidos, por su parte, rechazó la idea de una investigación sobre las condiciones de la partida al exilio, el domingo, del ex presidente haitiano Jean Bertrand Aristide. “No hay nada que investigar, no apoyamos una investigación y no pensamos que sea necesario realizarla”, declaró el portavoz del departamento de Estado, Richard Boucher.
Mientras tanto, las autoridades de la isla han urgido desesperadamente a los policías a que retomen sus responsabilidades y ayuden a restablecer el orden. Pero con apenas 4000 agentes de policía en todo el país, dado que el ejército fue disuelto por Aristide en 1995, los marines de Estados Unidos y tropas francesas comenzaron a patrullar ayer las calles de la ciudad con la mermada policía haitiana.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó ayer que Brasil está “a disposición” de la ONU para ejercer el comando de las operaciones internacionales de paz en Haití, dijo ayer su portavoz, André Singer. Esta decisión de enviar tropas –Brasil enviará 1100 hombres– y aceptar la comandancia de una fuerza multinacional refuerza la voluntad de liderazgo regional y sus aspiraciones a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, según afirmaron fuentes diplomáticas y militares. Argentina podría considerar el envío de tropas a Haití dentro de 90 días, “sólo cuando esté garantizado que forme una misión de paz”, reiteró ayer el ministro de Defensa, José Pampuro. No obstante, el jefe de la cartera militar aclaró que “la decisión final se tomará más adelante”, cuando la situación en el país caribeño se encuentre bajo control.
Estados Unidos, Francia, Canadá y Australia ya han adelantado que integrarán la fuerza de paz, que tiene un mandato inicial de tres meses. Caricom, de la que forma parte Haití, acordó el miércoles, en una reunión de urgencia en Jamaica, no formar parte de esta fuerza de paz, aunque sí se comprometió a colaborar con la futura fuerza de estabilización que enviarán las Naciones Unidas.