Un ex oficial de Inteligencia militar brasileña rompió un silencio de décadas al revelar detalles del asesinato de dos líderes guerrilleros en la región selvática de Araguaia (norte) en la década de 1970, en declaraciones publicadas ayer por el diario O Estado de Sao Paulo.
Según Sebastiao Curió Rodrigues, ex oficial de Inteligencia y actual alcalde del poblado de Curionópolis, en el norteño estado brasileño de Pará, los legendarios guerrilleros Osvaldo Orlando “Osvaldao” Costa y Dinalva “Dina” Oliveira Teixeira cayeron en emboscadas y fueron asesinados. “Ella murió el 24 de julio de 1974. Entró en combate en una emboscada. Es todo lo que puedo decir”, dijo Curió, en la primera revelación de una fuente sobre la muerte de Dina, la más famosa mujer combatiente de la guerrilla organizada por el Partido Comunista de Brasil (PCdoB).
En tanto, dijo Curió, Osvaldao cayó abatido durante una emboscada tendida por hombres del Ejército, pero se negó a revelar la fecha en que ello ocurrió. “Osvaldao murió en una emboscada. Recibió un tiro en el pecho y cayó. De inmediato se montó un operativo para retirar el cuerpo, que fue izado por un helicóptero, pero la cuerda se rompió y el cuerpo cayó de una altura de 10 metros, quebrando un fémur”, dijo Curió. Hasta la actualidad, el cuerpo de Osvaldao continúa desaparecido. El, que murió a los 36 años, fue el blanco de una persecución particularmente violenta y ensañada por parte del ejército, que nunca le perdonó haberse sumado a la guerrilla siendo teniente de reserva.
A fines de 1972, el Ejército lanzó un gigantesco operativo antiguerrilla en toda la región y en esa avanzada sometieron a brutalidad y torturas a un número hasta ahora no calculado de campesinos, quienes eran forzados a actuar como guías para no ser considerados cómplices. Sin embargo, desde 1975, cuando los últimos focos fueron exterminados, toda la campaña militar en Araguaia se convirtió en un estricto secreto de Estado. Poco antes de pasar el poder a Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente Fernando Henrique Cardoso firmó un decreto por el cual un paquete de documentos reservados –incluyendo todo el archivo sobre Araguaia– permanecería secreto por otros 50 años. Para el investigador Marcelo Rech, “la apertura de los archivos es fundamental para finalmente saber lo que ocurrió”. Rech opinó que el actual gobierno debería estar particularmente interesado en impulsar la apertura de los archivos.