EL MUNDO
La ex China comunista es ahora aún menos comunista
La Asamblea Popular Nacional profundiza las reformas capitalistas y toma medidas para intentar reducir las profundas desigualdades sociales. También consagra la protección a la propiedad privada.
Por José Reinoso *
Desde Pekín
El primer ministro chino, Wen Jiabao, se comprometió ayer a poner fin a la búsqueda a cualquier precio del crecimiento de la economía y ayudar a los cientos de millones de ciudadanos olvidados por dos décadas de reformas en la transición hacia el capitalismo. “Resolver los problemas de la agricultura, los pueblos y los campesinos es una prioridad”, dijo ante cerca de 3000 parlamentarios llegados de todo el país durante la inauguración de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN). El Partido Comunista teme que las fuertes desigualdades existentes entre la población deriven en inestabilidad social y pongan en peligro su propia continuidad. La asamblea, que durará 10 días, prevé introducir en la Constitución una modificación histórica: la protección de la propiedad privada.
Wen aseguró que, con objeto de aliviar la situación de los agricultores, este año se reducirán un punto porcentual los impuestos agrícolas, hasta ser totalmente eliminados en cinco años. Además, se incrementarán un 20 por ciento las inversiones en las zonas rurales, que alcanzarán 30.000 millones de yuanes (3000 millones de dólares), y se destinarán otros 10.000 millones de yuanes a subsidiar el cultivo del grano, con objeto de detener la caída de la producción. En un discurso cargado de contenido económico y social, el primer ministro desgranó durante más de una hora y media el balance del año pasado y los retos a los que se enfrenta el país. Y puso sobre la mesa una larga lista. “Los ingresos en el campo han crecido demasiado lentamente, la tarea de incrementar el empleo y la seguridad social es ardua, el desarrollo en las diferentes regiones no está equilibrado, la diferencia de ingresos entre los miembros de la sociedad es demasiado grande y la presión sobre los recursos y el medio ambiente está creciendo”, dijo en el ciclópeo anfiteatro del Gran Palacio del Pueblo. La renta per cápita en el campo se situó el año pasado en 2622 yuanes (280 dólares) anuales, frente a 8000 yuanes (850 dólares) en las ciudades.
Wen Jiabao, que sucedió en el cargo a Zhu Rongji hace un año, estimó que la sexta economía del mundo crecerá un 7 por ciento este año, una cifra que muchos expertos consideran artificialmente baja, frente al 9,1 por ciento de 2003. Y dijo que el gobierno ha tomado medidas para equilibrar el desigual desarrollo existente entre el campo –donde viven 800 millones de personas– y las ciudades. Además, pretende poner freno a las inversiones redundantes y atajar el riesgo de inflación y de recalentamiento existente en algunos sectores, como el automotor, el del acero y el inmobiliario.
Desde que Deng Xiaoping lanzó el proceso de reforma y apertura a finales de los ‘70, la obsesión de los líderes chinos ha sido crecer a toda costa. En los últimos 25 años, la economía ha subido a una media superior al 8 por ciento anual, y el PBI se ha convertido en el parámetro por el que muchos gobiernos provinciales se han regido, ignorando el desarrollo de la sanidad o la educación.
En los últimos meses, se han producido protestas de ciudadanos que se ven sometidos a abusos por las autoridades, aunque muchas de ellas no trascienden debido al control acerado que ejerce el gobierno sobre los medios de comunicación. Un control que se ha extremado desde hace varias semanas, en que el acceso a Internet se ha visto ralentizado, como suele ocurrir cada vez que hay un importante cónclave político. Vagabundos y potenciales manifestantes y activistas han sido expulsados de la capital.
Wen Jiabao mostró señales de que Pekín podría emprender algunas reformas políticas y prometió luchar contra la corrupción, una de las principales lacras del país. También insistió en la necesidad de proseguir la reestructuración del sistema bancario y manifestó la voluntad del Ejecutivo de mantener el yuan (o renminbi), que está ligado al dólar, “básicamente estable”.
El gobierno calcula que la economía debe crecer un mínimo del 7 por ciento anual para poder absorber los millones de desempleados por la reforma de las empresas estatales. Y Pekín está promoviendo la creación de empresas, con objeto de paliar el fuerte desempleo. De ahí, la modificación de la Constitución que aprobarán los parlamentarios con objeto de incluir la protección de la propiedad privada. Además, se prevé introducir una mención a los derechos humanos. Wen Jiabao hizo una llamada a Taiwán para reanudar el diálogo bajo el principio de “una sola China” y repitió que el Gobierno “nunca permitirá que nadie separe a Taiwán de China por ningún medio”’. Taipei calificó la oferta de diálogo de simple retórica.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.