Por Basildon Peta y A.B *
Desde Johanesburgo y Washington

Anoche, Zimbabwe amenazaba con ejecutar a 60 supuestos mercenarios –entre ellos un ex oficial del Servicio Aéreo Especial (SAS) británico– y acusaba a Gran Bretaña, España y Estados Unidos de ayudar a orquestar un golpe de Estado en Guinea Ecuatorial, un país africano rico en petróleo. El ministro de Relaciones Exteriores, Stan Mudenge, dijo que los hombres viajaban a Guinea Ecuatorial para tramar el derrocamiento de su gobierno y tomar el poder. “Van a sufrir el castigo más severo de nuestros estatutos, incluida la pena capital”, indicó.
Según Mudenge, esta información le fue entregada por Simon Mann, un viejo ex alumno de la célebre escuela privada de Eton, Inglaterra, y que alguna vez supo ser miembro de las SAS. El ministro dijo que Mann estaba esperando a los sospechosos cuando éstos fueron arrestados en Harare, este fin de semana. Mann tiene fuertes vínculos con empresas que proveen servicios militares privados y fue uno de los directores de Sandline, el grupo mercenario liderado por Tim Spicer, ex teniente coronel del Ejército británico. Zimbabwe, cuyas relaciones con Occidente son bastante frías, dijo que el plan era muy elaborado. “Aparentemente, ésta no era una sola misión. Luego de pasar por Guinea, iban por la República Democrática del Congo”, indicó Mudenge. El ministro de Interior, Kembo Mohadi, aseguró que Mann le dijo que los mercenarios recibían “ayuda del servicio secreto británico, el MI6, la CIA estadounidense y el servicio secreto español”.
El arresto de los mercenarios llega en un momento de tensión entre Gran Bretaña y Zimbabwe, mientras la Comisión de Cricket de Inglaterra y Gales considera cancelar una gira por ese país. Las autoridades de Guinea Ecuatorial dijeron que las “potencias enemigas” han estado tramando el reemplazo del presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo con un político exiliado en España. El martes, Obiang afirmó que “durante el interrogatorio descubrimos que están financiados por las potencias enemigas, empresas multinacionales, países que no nos quieren. Hay otras naciones que sabían sobre este plan y no lo dijeron. Para nosotros, son enemigos”.
A pesar de que Gran Bretaña, Estados Unidos y España han negado su participación en la supuesta operación, está claro que el arresto de Mann avergüenza al establishment británico.
* De The Independent, de Gran Bretaña Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.