EL MUNDO
› TERMINO LA CUMBRE DE LA LIGA ARABE EN BEIRUT
Y el gran ganador fue Irak
Después de unos días muy turbulentos, la Liga Arabe reunida en Beirut llegó a un acuerdo. La cuestión es dilucidar qué efectividad tendrá. El primer punto acordado es el apoyo al plan de paz saudita para el conflicto entre israelíes y palestinos, pero el plan ya fue rechazado tajantemente por Israel debido a su insistencia en el derecho al retorno de los refugiados palestinos al Estado judío (que lo convertiría en árabe). El segundo punto acordado es un pacto de no agresión entre Irak y Kuwait y un rechazo unánime a la posibilidad de que el régimen de Saddam Hussein sea atacado por Estados Unidos en el marco de “la guerra contra el terrorismo”.
La iniciativa de paz saudita dice, básicamente, que las naciones árabes están dispuestas a normalizar la existencia del Estado de Israel a cambio de que éste se retire de las fronteras anteriores a 1967 y permita establecer un Estado palestino en Cisjordania y la franja de Gaza, con Jerusalén Oriental como capital. En lo inmediato, la iniciativa choca con
el clima de guerra creciente entre israelíes y palestinos. En lo fundamental, la iniciativa parece una mera declaración de principios, en la medida en que los jefes de Estado de los dos países árabes que alcanzaron la paz con Israel, Jordania y Egipto, ni siquiera asistieron a la cumbre –tampoco los palestinos– y que Siria, cuyas Alturas del Golán fueron anexadas por Israel en 1967 y que controla militarmente al Líbano (el otro país limítrofe con Israel), puso sus reservas. “Nosotros estamos de acuerdo con la iniciativa y todos la apoyaron. La diferencia es que nosotros creemos que es un primer paso que requiere un mecanismo”, declaró el presidente sirio Bashar Al Assad.
La otra cuestión, la del virtual “pacto de no agresión”, tiene al menos mayor peso simbólico. La gira del vicepresidente norteamericano Dick Cheney por los países árabes ya había terminado en un “no” rotundo a cualquier intento norteamericano de ir sobre Irak. Ayer, el príncipe heredero saudita, Abdulá Ben Abdelaziz, y el vicepresidente iraquí, Ezzat Ibrahim, se dieron cuatro besos y un abrazo para la foto y luego, a puertas cerradas, el mismo Ibrahim estrechó su mano luego con el canciller de Kuwait, el jeque Sabá al Ahmad al Sabá. De este modo, Irak se “amigaba” con Kuwait, país al que invadió dando origen a la Guerra del Golfo, y con Arabia Saudita, que fue la mayor base terrestre para los ataques norteamericanos en 1991. El documento final de la cumbre dice que “Irak respeta la independencia, soberanía y seguridad de Kuwait”, mientras el conjunto de los países árabes representados en Beirut afirmaba que “cualquier afrenta a la seguridad de un Estado árabe será considerado un ataque contra todos los Estados árabes”. El Departamento de Estado norteamericano recibió con escepticismo la nueva fraternidad. “Si estos gestos fueran ciertos, sería bueno, pero Irak nunca ha evidenciado ningún intento real de respetar la soberanía de Kuwait”, dijo su portavoz, Richard Boucher.
Otro que apareció en escena, en este caso en escena virtual, fue Osama Bin Laden. “La propuesta de paz es una iniciativa sionista y estadounidense con apariencia árabe saudita. Es sólo un truco y una conspiración. Los judíos intentan huir en vano, no encuentran protección y son expuestos a cuerpos que explotan, que les hacen sentir la muerte y el miedo”, dice el mensaje. El redactor jefe de Al Quds al Arabi, Abdel Bari Atwan, que entrevistó varias veces a Bin Laden, cree que efectivamente el mail es de su autoría.