Dom 25.04.2004

EL MUNDO  › HABLA GERALDO CAVAGNARI, ESTRATEGA MILITAR Y PROFESOR DEL EJERCITO BRASILEÑO

“No es con obuses que se combate al narco”

Argentina no es el único lugar donde la proliferación del delito suscita demandas de autoritarismo, como la intervención de las Fuerzas Armadas en los asuntos civiles. También ocurre en Brasil. Pero en esta entrevista de Página/12, el coronel y estratega brasileño Geraldo Cavagnari descalifica la idea y expone sus razones.

Página/12, en Brasil
Por Darío Pignotti, desde San Pablo

La guerra no declarada que, desde los morros, tiene sitiada a Río de Janeiro alimentó presiones por la intervención militar en la seguridad interna brasileña. El debate ya está planteado: el gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva desprecia la idea, el gobierno de Río pide 4000 militares y el ex presidente Fernando Henrique Cardoso dice que sueña con una marcha como la realizada por Alex Blumberg pero en Copacabana. Para el coronel Geraldo Cavagnari, militarizar la acción contra el delito resulta “descabellado”, porque “no es con obuses que se combate al narco en la favela Rocinha”, donde en un fin de semana murieron 12 personas bajo fuego cruzado de narcos y policía.
Geraldo Cavagnari, uno de los expertos en defensa más consultados en Brasil, es investigador de la Universidad de Campinas y fue profesor del Estado Mayor del Ejército. Y en una extensa entrevista con Página/12 analizó el cuadro de violencia interno y desmontó los movimientos externos que desde el Comando Sur de EE.UU. buscan arrastrar a los militares latinoamericanos a tareas policiales. Cavagnari opina que Argentina y Brasil son una “muralla” para frenar esa aspiración y que la Amazonia y sus 5 millones de kilómetros surcados por narcotraficantes, biopiratas, contrabandistas y guerrilleros son la “verdadera prioridad de defensa brasileña antes que patrullar por la ciudad como sucedió en 1994”.
–Ese antecedente prueba que los militares consiguieron restituir la calma en Río.
–No, eso prueba lo contrario: con los militares patrullando se logró una calma maravillosa y transitoria que desapareció cuando el último carro volvió al cuartel. Esa fue una misión inútil y volverá a serlo si envían soldados a la Rocinha para acabar con el narcotráfico y poner orden. Además en la Rocinha generalmente se vive en tranquilidad como en las “casbah” de Argelia.
–¿Puede profundizar el ejemplo?
–Las favelas son guetos semejantes a las “casbah” argelinas durante la guerra de liberación: allí los musulmanes garantizaban orden al margen del Estado. Por los testimonios que se han recogido entre los vecinos de la Rocinha se ve que ellos confían muchos más en los traficantes que en la policía, porque el tráfico les da más seguridad y prestaciones sociales que el Estado. Generalmente el Estado es igual a enemigo porque el enemigo en las favelas es la policía que los maltrata, roba, extorsiona.
–Usted tiene interlocución con altos oficiales. ¿Cuál es la opinión de ellos sobre el tema?
–Ellos se subordinan completamente a lo que ordena el poder civil pero no gustan en nada de la idea.
–El gobierno de Río pide militares, Cardoso quiere una marcha contra el delito, el Congreso discute una ley militarizante. ¿Hay un lobby?
–No lo sé. El gobierno de Río ha conducido el problema con total incompetencia; por eso quiere militarizar y en varias provincias, especialmente del nordeste, donde el narco las desbordó, impulsan la militarización para transferir el peso al gobierno federal. En el Congreso se discute si las Fuerzas Armadas deben actuar cuando la violencia delictiva altera el orden público. Creo que ellas pueden colaborar en logística e inteligencia pero debe ser muy precisa la delimitación para no cometer errores graves.
–El jefe del comando sur de los EE.UU., James Hill, hablando de la defensa regiona, incluyó a las favelas cariocas. ¿Cómo lee esa actitud?
–El argumento del general Hill es viejo, ya fue usado en América latina durante la Guerra Fría cuando las Fuerzas Armadas fueron adiestradas y armadas para combatir contra la subversión comunista. Ahora EE.UU. emplea ese discurso para el combate contra el narcotráfico y el crimen, pero si en otro momento esa doctrina tuvo eco ahora no he conseguido identificar ningún militar sintonizado con ese discurso.
–¿Cree que otros gobiernos de la región pueden adoptarlo?
–Creo que en la actualidad Argentina y Brasil forman una muralla contra la pretensión norteamericana de que los militares se vuelquen a la seguridad interna. Esta es una novedad saludable porque anteriormente, durante el gobierno de Menem, Argentina parecía afín con los Estados Unidos y llegó a proponer que tropas de ese país entrenaran en la frontera con Brasil: eso nos incomodaba porque nuestra prioridad de defensa no está allí. Nuestra prioridad está en la frontera norte, la Amazonia.
–¿Brasil controla los 5 millones de km2 de la Amazonia?
–No tenemos control absoluto pero hemos mejorado gracias al aumento de presencia en la zona noroccidental, desde Tabatinga, frontera con Colombia y Perú, hasta Cabeza de Cachorro, cerca de Venezuela. Esa faja es la más controlada. Allí tenemos nuevos batallones de frontera y además hay cinco brigadas de selva que dan refuerzo. Pero es verdad que se trata de una frontera muy permeable con selva y ríos muy transitados.
–¿Cuáles son las principales amenazas para la defensa brasileña?
–Primero digamos que la Amazonia es un santuario para el tráfico de drogas que navega o vuela hacia EE.UU. y Europa. Pero en la Amazonia hay otras amenazas, como la biopiratería, que tiene desplegados tantísimos científicos espías trabajando en ONGs de fachada, robando datos genéticos y especies. A todo eso agréguele el contrabando de maderas y de diamantes y la guerrilla colombiana que nos incomoda en la frontera noroccidental.
–¿Brasil domina el espacio aéreo amazónico?
–Controlamos la información a través del sistema de radares y satélites Sivam, pero no tenemos todavía autorización para actuar contra las avionetas del narco, que son muchísimas. Estamos a la espera de la reglamentación de la “ley del abatimiento”, con ese instrumento podremos disuadir y, en caso, atacar esas naves: ahora ven nuestros aviones de reconocimiento por la escotilla si siguen vuelo como si nada ocurriera.
–La guerrilla colombiana dice que en el sudeste de ese país cerca de Brasil, EE.UU. planea instalar una base de despliegue rápido. ¿Es una hipótesis seria?
–Como hipótesis teórica es correcta porque esa región de la Amazonia tiene un arco de despliegue estratégico, pero no estoy diciendo que eso sea probable en lo inmediato. Lo cierto es que el Comando Sur está actuando con más dureza y es muy importante la Amazonia porque varias tensiones provienen o son próximas a ella. Una cuestión crítica es Venezuela, el presidente (Hugo) Chávez, que no tiene mucha cintura política, no le agrada en nada a Washington que va a seguir profundizando la crisis y, quién sabe, eso termine en una matanza terrible. El otro factor que hace de esa zona amazónica un lugar estratégica es Colombia, donde EE.UU. quiere intervenir más y para eso Hill ha pedido más fondos. No descartaría tampoco que haya incursiones militares en Bolivia y Perú.

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