Lun 26.04.2004

EL MUNDO

“Vi a un niño tirado en la calle con un agujero de bala en el cuello”

Así describió un testigo la escena de muerte de cuatro niños en Bagdad, en una nueva jornada violenta en Irak.Temores en Najaf.

Por Patrick Cockburn *

Las tropas estadounidenses planean entrar próximamente a zonas de la ciudad sagrada de Najaf para sofocar al clérigo radical chiíta Muqtada al Sadr, pero evitarán sus sitios sagrados, dijo ayer un general norteamericano. El administrador estadounidense en Irak, Paul Bremer, calificó de “explosiva” la situación en esa ciudad y acusó a los chiítas de “almacenar armas en las mezquitas”, mientras varios cohetes cayeron en Mosul, matando al menos a siete iraquíes y provocando varios heridos. En otro incidente sangriento, esta vez en Bagdad, un soldado norteamericano murió en una explosión y cuatro niños iraquíes murieron inmediatamente después, al recibir disparos de tropas norteamericanas, quienes abrieron fuego al azar según testigos.
“Vi un niño tirado en la calle con un agujero de bala en su cuello y otro en su costado”, dijo un conductor en la capital iraquí. “Tenía la mochila del colegio sobre sus espaldas. Unos 15 minutos después llegaron sus familiares y se lo llevaron.” Los niños, junto con otros iraquíes que pasaban por allí, miraban una camioneta blindada en llamas y festejaban bailando cuando fueron disparados. Al menos otros cinco iraquíes fueron heridos, uno críticamente por una bala en la cabeza, según informó el hospital Al Kindi. Mientras, una patrulla española de la brigada iberoamericana Plus Ultra abatió a dos atacantes que le habían tendido una emboscada en la sureña ciudad iraquí de Diwaniya. En otro hecho violento, un policía iraquí murió en un ataque con cohete antitanque dirigido contra una patrulla de policía en el centro de Kirkuk (norte).
Líderes chiítas han advertido que habrá una explosión de enojo entre los 15/16 millones de chiítas iraquíes si los soldados norteamericanos entran a Najaf donde el imán Alí, el fundador de su fe, está enterrado en un santuario de cúpulas doradas en el centro de la ciudad. “Vamos a acabar con este tipo”, dijo el brigadier general Mark Hertling, el subcomandante de la Primera División Blindada, en referencia a Al Sadr. “O les dice a sus milicianos que dejen las armas, que formen un partido político y luchen con ideas en vez de armas, o se va a encontrar con muchos de ellos muertos.” Si las palabras de Hertling se toman literalmente, Irak está al borde de una nueva convulsión. El gran ayatolá Alí Sistani, líder chiíta, ha declarado que si los soldados norteamericanos entran a Najaf o a Kerbala, estarán “cruzando una línea roja”, dando a entender una generalizada resistencia chiíta.
El objetivo en Najaf y Faluja, las dos ciudades iraquíes que el ejército estadounidense tiene sitiadas, es llevar a cabo una incursión limitada, con cierta medida de control sin provocar combates. “Probablemente entraremos a la parte central de la ciudad”, dijo Hertling. “¿Vamos a interferir con las instituciones religiosas? No.” Pero los milicianos de Al Sadr están controlando el templo del imán Alí en el corazón de Najaf, que no es una ciudad grande, y será difícil que el ejército norteamericano con su enorme poder de fuego, y el ejército de Mahdi no dañen el templo o el vasto cementerio, lugar ideal para que se escondan las guerrillas.
Estados Unidos llegó a un nuevo acuerdo con los iraquíes de Faluja, ayer, para prolongar por tiempo “indeterminado” el cese al fuego en la ciudad sunnita rodeada por el ejército desde hace 20 días. Este acuerdo concluido entre los representantes de la ciudad sitiada y la ocupación prevé también a partir de mañana la prohibición de llevar armas en la ciudad, así como patrullas conjuntas de la coalición de fuerzas policiales y de defensa civil iraquíes. Hachem al Hassani, el principal negociador con líderes locales en Faluja, dijo ayer: “Esperamos que los soldados norteamericanos no sean atacados cuando entren a la ciudad. Si son atacados, responderán y esto traerá problemas”. Una delegación de Faluja llamó ayer a la ONU a jugar el papel de mediador para resolver la crisis. No queda claro cuánta influencia tienen los líderes locales en Faluja sobre los guerrilleros que están en control militar de la ciudad. Estados Unidos ha pedido que se entreguen las armas pesadas, pero hasta ahora solamente ha recibido algunos cohetes y morteros viejos y oxidados.
Hoshyar Zebari, el canciller iraquí, le dijo a este diario ayer que la falta de coherencia en la política de la coalición liderada por Estados Unidos fue percibida como debilidad por los iraquíes. Hablando de la decisión de permitir a los generales baasistas en el nuevo ejército iraquí dijo: “En Londres y Washington, mostrar flexibilidad sobre los partidarios de Saddam puede parecer una virtud. Pero, aquí solamente pensarán que están derrotados”. Zerbari, un veterano líder kurdo, dijo que muchos de los errores norteamericanos en Irak se debían a su “falta de buena inteligencia”. Cree que “la política de seguridad de Estados Unidos colapsó este mes cuando la mitad de la policía, paramilitares y el ejército entrenados por Estados Unidos se amotinaron o se negaron a combatir. La ferocidad y el éxito de las guerrillas anticoalición se atribuye en parte a la asistencia que reciben de los países vecinos de Irak”, dijo Zerbari, agregando, que “no podrían haber hecho esto sin el apoyo de otros países. Quieren que fracasen”. Es ingenuo pensar que los eficientes y experimentados servicios de inteligencia de los países vecinos de Irak no pudieron detener a los rebeldes iraquíes que operaban desde sus territorios.
A todo esto, el primer ministro australiano John Howard, cercano aliado de los estadounidenses, visitó ayer a las tropas de su país en Irak, al igual que el presidente búlgaro Georgui Parvanov –cuyo cortejo fue blanco de disparos sin víctimas–. Parvanov confirmó que mantendrá al batallón de 450 militares búlgaros basados en Kerbala. Pero el presidente de El Salvador, hasta ahora firme en mantener las tropas en Irak, dijo que analizará tras el 30 de junio –fecha de traspaso de mando político a los iraquíes– si continúa la presencia de los 380 militares salvadoreños.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Ximena Federman.

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