Lun 10.05.2004

EL MUNDO  › MATAN AL LIDER PRORRUSO DE CHECHENIA EN LA PRINCIPAL FECHA PATRIA

Un Día de Victoria que fue derrota

Ayer se conmemoró en toda Rusia el aniversario del triunfo sobre la Alemania nazi. Pero en Chechenia, los separatistas mataron al presidente prorruso, poniendo la política del Kremlin en cuestión.

Por Andrew Osborn *

La estrategia cuidadosamente trabajada por Rusia para domar los sentimientos separatistas violentos en la convulsionada república de Chechenia yacía en pedazos ayer después de que el presidente regional respaldado por Moscú fuera volado por televisión en vivo y en directo en un violento ataque con bomba que dejó un saldo de al menos 32 muertos y 46 heridos. La muerte de Ahmed Kadyrov, de 52 años, visto como un títere y un traidor por los separatistas chechenos, fue confirmada después de que una poderosa explosión se produjera en un estadio deportivo lleno de gente en Grozny, la capital chechena, en la fecha patria más sagrada y solemne de Rusia. La conmemoración anual de la victoria de la Unión Soviética contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial fue celebrada en todo el país y Kadyrov y sus más altos lugartenientes estaban revistando un desfile militar en el estadio deportivo Dinamo cuando una bomba estalló justo detrás del podio VIP. El general Valery Baranov, el militar ruso de mayor grado en Chechenia, se hallaba sentado cerca de Kadyrov en ese momento y luchaba por su vida anoche después de que le volaran una pierna, aunque algunos medios rusos afirmaban que había muerto.
Los informes de las bajas variaron fuertemente durante el día. Los muertos y heridos incluyeron niños, jubilados, un fotógrafo de la agencia Reuters y varios miembros de alto rango de la administración Kadyrov. Se informó que una segunda bomba fue detectada minutos después para ser desactivada. La TV rusa mostró horrorosas tomas de socorristas sosteniendo a un niño, inconsciente y sangrando, mientras se veía cómo el cuerpo sin vida de Kadyrov era arrastrado fuera del lugar por hombres uniformados. Su rostro estaba cubierto de sangre. Aunque anteriores ataques separatistas han causado más pérdidas de vidas, ninguno había sido tan audaz o había logrado la cabeza de un “pez gordo” de este tipo. Las autoridades dijeron que la explosión pareció haber sido causada por una mina terrestre disimulada en los pilares de hormigón del estadio; trabajos de renovación habían sido terminados recién el día anterior. Fuerzas de seguridad habían rastrillado el estadio en busca de bombas pero no habían encontrado nada. No obstante, KavzakCenter.com, el sitio en Internet de los separatistas chechenos, planteó la posibilidad de que el ataque pueda haber sido perpetrado por una atacante suicida o “viuda negra”. El tono de su informe fue triunfalista y se refirió a los rusos como “ocupantes”. El Ministerio de Defensa ruso dijo que los separatistas rusos eran los culpables sin lugar a dudas. Kadyrov –agregó– había sobrevivido a incontables intentos de asesinato, pero sus enemigos finalmente lo habían capturado. Se dijo que cinco personas fueron arrestadas después del ataque.
El presidente ruso Vladimir Putin juró venganza y elogió a Kadyrov como una influencia civilizatoria que dejaba la vida “sin haber sido derrotado”. “No puede caber duda de que la represalia es inevitable para aquellos a quienes estamos combatiendo hoy –dijo a veteranos de guerra congregados en la Plaza Roja de Moscú–. Será inevitable para los terroristas... El (Kadyrov) era un auténtico héroe. Convincentemente demostró con sus propios actos que no se puede igualar a un pueblo entero (los chechenos) con el bandidaje y el terrorismo.” “Durante los últimos cuatro años, valiosa y valientemente cumplió su deber ante su propio pueblo.”
El asesinato de Kadyrov ensancha un agujero creciente en la controvertida política rusa hacia Chechenia, ya que no tiene un reemplazo obvio y el vacío de poder en cierne puede envalentonar a los separatistas y provocar una resistencia más violenta. Designado en 2000 como el principal administrador civil de la república, su posición fue sostenida el año pasado en elecciones que fueron contempladas con profundas sospechas por observadores extranjeros. Moscú, sin embargo, lo consideraba una influencia moderadora y estabilizante, y pensaba que tenía al menos un poco de respeto en grandes partes de la población chechena. Combatiente en la primera guerra chechena de 1994 a 1996 contra los rusos, supo ser un importante clérigo musulmán que una vez llamó a una Jihad, o guerra santa, contra los invasores. Pero su posición tuvo un vuelco dramático en 1999, cuando empezó a afirmar que su pueblo había desperdiciado la posibilidad de ser independiente y a acusar a sus ex camaradas de armas de abrazar una forma radicalizada y peligrosa del islamismo. Mostrado con frecuencia en televisión dándole la mano a Putin, se convirtió en un firme aliado ruso que buscó apaciguar a los separatistas de la línea dura criticando las atrocidades militares rusas, demandando más poder para las autoridades locales y la salida de la mayoría de las tropas rusas. Crucialmente, sin embargo, no reclamó la independencia de la república.
La lucha chechena por la independencia de Rusia comenzó en los años ’90. Decenas de miles de civiles y soldados han muerto desde entonces.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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