La muerte venció ayer a Carlos Jerusalinsky, argentino de 51 años, quien junto a su amigo almorzaba este domingo en el restaurante Matza en Haifa (norte israelí) cuando ocurrió el atentado suicida en el que murió su amigo, también argentino, Carlos Wegman. Conmovido por la noticia sobre su cuñado, Leonardo Kremenchuzki dialogó con Página/12.
–¿Hacía cuánto que Carlos Jerusalinsky vivía en Karkur, al sur de Israel?
–Desde el año 1974, cuando se fueron a vivir con su mujer, Paula y sus dos hijos, que hoy ya tienen 23 y 26 años y viven en Israel. Se habían casado acá, pero luego decidieron emigrar porque el país no les daba nada y buscaron un futuro mejor.
–¿Ya contaba con una propuesta laboral allá?, porque actualmente se desempeñaba como el director de cámara del noticiero de Canal 2.
–Se fue de Argentina con una súper 8 muda (cámara), siendo uno de los más premiados en cine súper 8 del país en ese momento. Se fue sin nada e Israel le dio todo. Sus días acá consistían en manejar un taxi para poder vivir. Llegó allá y empezó a crecer, a hacer filmaciones, etc.
–¿Qué estaba haciendo?
–Hacía dirección de cámara para el noticiero y estaba como docente enseñando dirección de cámara.
–¿Usted había hablado últimamente con él?
–Hacía una semana.
–¿Le comentaba qué pensaba de la situación?
–El pensaba que hay que pasarla, que está difícil, pero había que seguir viviendo y seguir adelante.
–¿Estaba preocupado o con miedo?
–Por supuesto, estaba siempre preocupado y con temores, algo inevitable y que se lleva por dentro.
–¿Qué opina usted de lo que está sucediendo?
–Que es una locura, que está cayendo gente inocente. No hay motivos que justifiquen el derramamiento de sangre de jóvenes y chicos. No puedo entender todo esto, espero que se termine pronto esta locura y que el mundo entienda que Israel responde a lo que le están haciendo, y que si a uno le tocan una vida, tiene que defenderse.

Entrevista y producción: Mercedes López San Miguel.