Jue 04.04.2002

EL MUNDO

Cuando la guerra de Medio Oriente llegó a las calles de Buenos Aires

Una manifestación convocada por entidades árabes protestó ayer por la ocupación israelí en una marcha a la Embajada palestina.

“¡Queremos la paz!”, gritó enfurecida Salma Ramadán, envuelta en una bandera palestina. Es que el pedido de “paredón para Ariel Sharon” de un grupo de jóvenes no le sonaba muy pacífico. Otra mujer le replicó a su vez, “Que nos devuelva la tierra ese asesino”. Salma no claudicó y mirándola fijo lanzó: “Justicia con justicia, no a la violencia!” La escena no ocurrió en Medio Oriente sino en pleno Barrio Norte donde alrededor de 200 personas –según un cálculo de la policía– se reunieron para solidarizarse con el pueblo palestino frente a la embajada palestina. Convocada por la Federación de Entidades Arabes, los manifestantes transmitieron un claro mensaje: pidieron el fin a la ocupación israelí de los territorios palestinos, de su accionar militar, reivindicaron la Intifada y la soberanía argentina en las Malvinas.
Los manifestantes marchaban detrás de una bandera argentina y otra palestina. Muchos llegaron en micros desde el Gran Buenos Aires –Berisso, José Ingenieros, San Isidro–. Otros tantos de Flores y Floresta. Mayoritariamente compuesta por musulmanes y por descendientes de árabes la marcha comenzó en Córdoba y Callao. “Marchamos para demostrar la adhesión de la colectividad argentino-árabe a la nueva agresión que están sufriendo nuestros hermanos árabes de la comunidad palestina”, dijo Américo Yunes de la Fearab Buenos Aires. La gente comenzó a marchar entonando cánticos de todo tipo. No faltaron los insultos al presidente norteamericano George W. Bush ni al líder israelí Ariel Sharon. También se hicieron presente miembros de partidos de izquierda y organismos de derechos humanos. Hebe de Bonafini, quien participó junto a una delegación de Madres de Plaza de Mayo, expresó a Página/12: “Nos rebelamos a esta masacre espantosa porque no podemos permitir ni aceptar lo que están haciendo con este pueblo tan valiente, aguerrido y sufrido”.
Entre los manifestantes se encontraba el líder Sheij Mosen Ali. “Reclamamos para que haya paz, para que detengan las agresiones contra el pueblo palestino, se apliquen las resoluciones de las Naciones Unidas –en especial la 242 que ordena la vuelta a las fronteras del ‘67–. Y reclamamos la intervención de las Naciones Unidas. Nosotros nos preguntamos: si hubiera sido la población israelí la que estuviera sufriendo, ¿cuánto hubiera tardado Estados Unidos en lograr una coalición con Occidente para hacer parar la violencia?”.
La gente se dirigió por Callao hasta Riobamba. Los vecinos –que en algunos casos se plegaban a la manifestación– miraban atentamente los carteles que acusaban al gobierno de Ariel Sharon de oprimir a los palestinos. “Los yanquis y el sionismo son la misma bosta”, gritaban jóvenes con la kefiá blanca y negra. La única senda de Callao por la que continuaron circulando los vehículos permitió que un conductor escuchara y rápidamente se sumara a la consigna: “Muera el sionismo”, exclamó, tal vez sin estar seguro a qué se refería.
Una vez en la puerta de la misión palestina, en Riobamba al 900, los manifestantes miraron hacia arriba. Allí, en el balcón, el representante del pueblo palestino en la Argentina, Suhail Akel, recibía a la gente con los brazos abiertos y los dedos en V. Tras el entusiasta grito de “Palestina”, y un minuto de silencio por los “mártires del valiente pueblo palestino”, comenzaron a hablar los oradores. “Queremos recordarle a todo imperialista y colonialista que en Palestina estuvieron los faraones egipcios, los reyes persas, los césares romanos, los cruzados, los mongoles, los otomanos, ahora el sionismo. Todos dominaron y todos pasaron y pasarán...”, sostuvo Adam Husein, representante de la juventud de Fearab, en medio de aplausos. “Palestina, y la patria de Jerusalén volverán a sus dueños porque están en el corazón, en la mente y en las aspiraciones de todos los palestinos y de todo árabe”, concluyó.
Entre los concurrentes se encontraba Amal. “Yo soy musulmana hace cinco meses nada más. No soy descendiente de inmigrantes árabes sino italianos, pero vengo a pedir por la liberación de nuestros hermanos que están sufriendo.” Hacia el final del acto, Salma aseguraba: “Mire, estoy encontra de toda la violencia, en la Argentina y en los territorios. Pero paredón, no. Justicia”.

Crónica: Giselle Cohen.

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