EL MUNDO
› ISRAEL SEGUIRA ATACANDO HASTA LA LLEGADA DE COLIN POWELL
Tierra arrasada contra Tierra Santa
Las fuerzas israelíes comenzaron anoche a operar contra Hebrón, penúltima de las ciudades palestinas en su operación de reocupación. El Ministerio de Defensa indicó que las acciones seguirán por lo menos hasta la llegada del secretario de Estado norteamericano, la semana próxima.
› Por Eduardo Febbro
“Continuamos con la operación que comenzamos.” Breve y sin ambigüedad, la respuesta dada por el ministro israelí de Defensa Benjamin Ben-Eliezer al llamado hecho anteayer por el presidente norteamericano George Bush para que Israel se retirara de los territorios palestinos encontró su inmediata respuesta en el terreno: ignorando el pedido de Bush, el ejército israelí prosiguió e incluso intensificó su ofensiva militar en Cisjordania. El único gesto concedido a regañadientes consistió en permitir que el emisario norteamericano Anthony Zinni se encontrara con Yasser Arafat en Ramalá a fin de reanudar las negociaciones con vistas a un –por ahora imposible– alto el fuego. Concesión sin frutos y, según insistentes rumores, sin segundo capítulo ya que diversas fuentes indicaron ayer que Sharon habría rehusado a Zinni la autorización para encontrarse una vez más con Arafat (o con una delegación designada por el líder palestino).
En el plano estrictamente militar, las fuerzas israelíes protagonizaron una nueva incursión en territorio palestino. Las tropas del Tsahal (ejército israelí) entraron en la pequeña localidad de Tubas, situada en Nablusa, donde bombardearon una casa en la cual se habían refugiado seis miembros del grupo extremista Hamas, entre los cuales se encontraba el jefe del ala militar del movimiento y presunto cerebro del atentado de Netanya -.26 muertos–, Qeis Odwan, que resulto muerto con los otros cinco ocupantes. El operativo provocó la muerte de una adolescente de 14 años alcanzada en el balcón de su casa por el cañonazo de un tanque. Del total de 23 palestinos que resultaron muertos el viernes, dos son personajes importantes. El responsable de Hamas ya mencionado y Nasser Awais, jefe de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa en Cisjordania. Israel parecía ayer entrar en una nueva fase de su operativo Muralla con el desplazamiento masivo de tanques hacia Hebrón, en el sur, la única ciudad de Cisjordania que, junto a Jericó, aún no fue atacada por el Tsahal. Según detalló ayer Saeb Erakat, uno de los principales negociadores palestinos de los acuerdos de paz, desde el pasado 29 de marzo, fecha en que las fuerzas israelíes lanzaron su ofensiva contra los territorios, más de 100 palestinos resultaron muertos. Pero esta cifra es más que relativa debido a la imposibilidad de constatar en el terreno el costo humano de la operación Muralla. En Ramalá, Jenin y Nablus los ejércitos de Sharon mantienen un cerrojo que ni siquiera se abre para las organizaciones humanitarias que, por lo general, trabajan bajo las bombas en la guerra. De manera ostentosa y violenta, los militares israelíes bloquean el paso de las ambulancias que salen en busca de heridos palestinos graves, impiden el entierro de los muertos, la asistencia a mujeres embarazadas y hasta llegaron a detener y a disparar a quemarropa contra el personal de los hospitales. El comisario general de la Oficina de socorro y de trabajos para los refugiados de palestina en Medio Oriente (OSTNU, un organismo que pertenece a las Naciones Unidas) denunció incluso la destrucción de equipos médicos y de remedios. Peter Hansen dijo ayer que resultaba “espantoso ver cómo las instalaciones médicas y los medicamentos habían sido destruidos”. A la denuncia de Hansen se sumó la de Médicos Sin Fronteras. Esta ONG francesa consideró que “la obstrucción de la ayuda médica destinada a los civiles palestinos alcanzó un grado alarmante”.
A pesar del encuentro entre el emisario norteamericano y Arafat nadie espera en Israel que el juego se calme en las próximas horas. Muy por el contrario, los analistas destacan que el gobierno de Ariel Sharon cree aún contar con unos días suplementarios para incrementar su presión en tornode los palestinos. Diversos sectores arguyen que, al menos hasta el arribo a Israel del secretario de Estado norteamericano Colin Powell –que parte de Washington el domingo– Sharon continuará con el despliegue militar.
El ejército expuso el balance oficial de la primera semana de la operación Muralla: según el Tsahal, 900 palestinos fueron arrestados mientras que se confiscaron 50 granadas antitanques, dos lanzagranadas, 26 ametralladoras, nueve bombas, cuatro cinturones de explosivos para kamikazes, decenas de cajas de municiones, 1300 fusiles y 700 pistolas. Esta escueta contabilidad no incluye la lista de muertos y heridos. En todo caso, para el general Shaul Mofaz, jefe de Estado Mayor del ejército israelí, el conflicto está lejos de haberse terminado mientras Arafat siga con vida. Mofaz vive sus mejores horas de gloria y no se priva de comunicar ese sentimiento a sus soldados. Hablando ante una unidad que se aprestaba a “reconquistar” Nablus, el general Mofaz dijo: “Esta guerra debemos calificarla como la guerra por nuestra casa”.
Mucho más emblemático es el diálogo entre Sharon y Mofaz reproducido -gracias a un micrófono abierto– por el diario Yediot Aharonot. El general le dice a Sharon: “¿Lo echamos?”. “¿Qué?”, pregunta el primer ministro, ante lo cual Mofaz insiste: “¿Lo echamos?”. “Ya sé”, dice Sharon, a lo cual Mofaz responde: “Hay que aprovechar la oportunidad. No tendremos otra”. Sharon le dice luego: “Ahora tenemos que hablar” y Mofaz acota: “Nos reunimos para reflexionar. De todas maneras, va a ser problemático. No será simple”. Sharon termina el dialogo diciendo: “Hay que tener cuidado”.
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