Dos miembros de la Brigada de Mártires de Al Aqsa –grupo armado ligado a Al Fatah de Yasser Arafat–, Jalil Marshud y Awad Abu Zeid murieron al ser alcanzados por un misil lanzado desde un helicóptero israelí en el campo de refugiados de Balata, en Nablus (Cisjordania). Momentos antes del ataque selectivo israelí, Zakaria Zubeideh, jefe de las Brigadas, había manifestado su disposición a poner fin a los ataques contra Israel si el ejército de este país se retiraba de Jenín. “No tengo problemas en interrumpir los ataques luego del retiro de las tropas israelíes de nuestro sector”, afirmó Zubeideh en declaraciones a la radio estatal israelí. Por otra parte, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, eludió ayer tres mociones de censura a su plan de retirada de la Franja de Gaza, pese a no tener la mayoría parlamentaria.
“Cuando hayan dejado Jenín no habrá más ataques contra los israelíes”, prometió Zubeideh mientras otros dos miembros de Al Aqsa morían en el campo de refugiados de Balata, en la ciudad de Nablus, por el impacto de un misil israelí. El ataque aéreo –parte de una política israelí de asesinatos selectivos de líderes palestinos– mató a dos dirigentes locales de Al Aqsa, y dejó a tres palestinos heridos.
Zubeideh había dicho ayer que, en caso de una retirada militar israelí, Al Aqsa también dejaría de enviar combatientes suicida a Israel, y trataría de persuadir a otros grupos radicales como Hamas y la Jihad Islámica de Jenín para que hicieran lo mismo. Zubeideh es considerado un exponente del ala dura de las Brigadas de Mártires de Al Aqsa, el grupo armado ligado a la organización Al Fatah, del presidente palestino Yasser Arafat. Hasta ahora había rechazado toda tregua con Israel, cuyas autoridades lo persiguen igual que a otros jefes de Al Aqsa. A su vez, Zubeideh se mostró dispuesto a ingresar en los servicios de seguridad palestinos si Arafat se lo propone. “Si quiere que entremos en los servicios de seguridad o en las instituciones de la Autoridad Palestina, nosotros estamos de acuerdo”, afirmó. Las muertes de Marsud y Zeid elevan a 4107 el número de víctimas mortales desde el inicio de la Intifada, a fines de septiembre del 2000, entre ellos 3116 palestinos y 920 israelíes.
Por otro lado, también en Cisjordania, Israel inició trabajos para incluir la colonia de Ariel, profundamente instalada en el corazón de esa región, en el interior de su muro de separación, según indicó a la radio su alcalde, Ron Nahman. Al respecto, el primer ministro palestino, Ahmed Qureia, denunció la continuación de la construcción del muro en Cirsjordania en un momento en que Sharon afirma querer retirarse de la Franja de Gaza.
El plan de retirada presentado por el primer ministro israelí, que prevé la evacuación de 21 colonias de la Franja de Gaza y de cuatro en el norte de Cisjordania, estuvo en vilo al presentarse tres mociones parlamentarias de censura que finalmente no prosperaron, por lo que sigue en marcha. Ante la contradicción de lo planteado en el plan de Sharon y los avances ininterrumpidos en la construcción del muro, reia señaló: “Hablar de una retirada de una parte de nuestras tierras (la Franja de Gaza) anexando otras partes (en Cisjordania) es inaceptable”. Qureia debe reunirse mañana en El Cairo con el jefe del servicio de inteligencia egipcio, el general Omar Suleiman, encargado de la cuestión israelí-palestina.
Egipto, que propone participar en el mantenimiento de la seguridad en la Franja de Gaza después de la retirada israelí, anunció una iniciativa que prevé el término de la violencia y la reactivación del diálogo israelo-palestino. Por último, los servicios de seguridad israelíes anunciaron la detención de un activista palestino de la red radical Hamas, que planificaba un atentado contra la oficina de Sharon en Jerusalén.