Mié 16.06.2004

EL MUNDO  › EL SABOTAJE A OLEODUCTOS CORTO POR LA MITAD LA EXPORTACION DE PETROLEO

Bomba al corazón de la economía iraquí

A dos semanas de la fecha de transición política, fue golpeada la principal terminal de exportación de petróleo. La falta de electricidad se ha vuelto una constante, según los propios damnificados.Y EE.UU esquiva la entrega de Saddam Hussein.

Por Patrick Cockburn*
Desde Bagdad

La principal terminal de exportación de petróleo de Irak fue golpeada ayer por el sabotaje, dándole otro revés al gobierno interino sólo dos semanas antes del traspaso del poder. En el segundo ataque sobre la provisión vital de petróleo en dos meses, los insurgentes también atacaron dos oleoductos en el sur de Irak, cortando las exportaciones del sur por la mitad, dijeron los funcionarios. El precio del petróleo subió un dólar por barril después de las noticias de las bombas que mantienen en alto la presión sobre las potencias ocupantes.Por otra parte, el Pentágono anunció la nominación del general George Casey como comandante de las fuerzas de la ocupación estadounidense en reemplazo del teniente general Ricardo Sánchez. Y el presidente Bush se mostró ayer reacio a comprometerse con una fecha de entrega del prisionero Saddam Hussein y pidió garantías de seguridad antes. Uno de los abogados del ex presidente iraquí aseguró ayer que su cliente ha sufrido “tortura física y moral” por parte de las fuerzas lideradas por Estados Unidos.
La ira contra Estados Unidos creció más en el terrible calor del verano iraquí por el sabotaje a los abastecimientos eléctricos, que son todavía menores en la capital de lo que eran bajo Saddam Hussein. “No puedo creer que los estadounidenses puedan equipar un ejército entero aquí pero no traigan los repuestos para nuestras usinas eléctricas”, se quejaba Kamal Zen al Abadin, un comerciante. Hasta los iraquíes pobres poseen alguna forma de aire acondicionado pero a medida que las temperaturas aumentan a los 50 grados, ellos reciben sólo doce horas de electricidad diaria. Todos se ven afectados. Los ladrones florecen cuando no hay luces en las calles. Las computadoras y los televisores se apagan en momentos críticos. No se puede conservar la carne ni las verduras. Ya al escribir los tres primeros párrafos de este artículo la electricidad se apagó dos veces, aunque afortunadamente el hotel donde The Independent tiene sus oficinas posee un generador de energía que acaba de comenzar a funcionar.
Ahmed al Rikaby, que tiene un popular programa de radio en una estación llamada Radio Dijla, dice: “Son tantos los que llaman porque quieren quejarse por la falta de electricidad que estoy pensando en llamar a nuestra estación Radio Electricidad”. La falta de energía es a veces cuestión de vida o muerte. Un hombre llamó a Radio Dijla llorando para decir que su hija de tres años acababa de morir por el calor. Una hora después otro radioescucha llegó a la oficina de la radio para donar un generador a la familia de la niña muerta. Los funcionarios estadounidenses sostienen que su fracaso para proveer electricidad se explica por el sabotaje y los saqueos así como por las obsoletas usinas eléctricas. El lunes tres ingenieros en electricidad que trabajaban para General Electric y dos de sus guardias fueron muertos cuando su convoy fue bombardeado por un terrorista suicida en el centro de Bagdad.
Los saboteadores la semana pasada hicieron explotar un oleoducto que iba a la usina eléctrica de Baiji al norte de Bagdad. El combustible llameante derritió los cables eléctricos y el temor de que el fuego se expandiera a la usina misma obligó a su cierre. Los técnicos rusos trabajando en dos usinas eléctricas, una en Dora y la otra en Musayyib, fueron emboscados dos veces y tres de sus hombres muertos, después de lo cual se retiraron. Sabiendo que el fracaso en proveer de suficiente electricidad es visto por los iraquíes como un símbolo del fracaso estadounidense en Irak, los insurgentes han planeado cuidadosamente los ataques en todo el sistema. Sus esfuerzos son complementados por saqueadores que roban pilones y cable por su valor como chatarra. La suspensión de las terminales de Basora y Khor al Amaya (sur) ayer, significa que Irak deja de vender al mercado internacional cerca de 1,65 millones de barriles por día, durante un período indeterminado.
Antes de la guerra, Bagdad tenía 20 horas de electricidad por día. En estos días el abastecimiento cae a ocho horas o menos. Esto es en parte porque no se favorece más a la capital por encima de otras partes del país. En total las usinas están ahora produciendo 4100 MW, mientras que losiraquíes necesitan 7000 MW. Los funcionarios estadounidenses explican que la imposibilidad de encender las luces en Irak y mantenerlas prendidas no es culpa suya. Ellos han inyectado 1200 millones de dólares en ayuda y gastarán otros 2000 millones. Pero Raad al Hares, el viceministro de electricidad, no está de acuerdo. Dice que “durante el primer año después que llegaron los estadounidenses trataron de hacer todo ellos y fracasaron”.
Hares cree que los ingenieros en electricidad iraquíes realmente conocen bien a su propia industria y todo lo que necesitan es dinero para los equipos. Los contratos ya firmados con empresas extranjeras fueron renegociados a través de empresas estadounidenses ahora a cargo de reconstruir las usinas. Los iraquíes a menudo mencionan que después de la primera Guerra del Golfo en 2001, el gobierno de Saddam Hussein fue más rápido que Estados Unidos, después de su victoria en 2003, en reconstruir las usinas. En los primeros días los funcionarios estadounidenses no se dieron cuenta del poco tiempo que tenían y ahora es casi demasiado tarde –la electricidad se cortó por cuarta vez desde que comencé a escribir este artículo hace una hora y media–.
Paul Bremer, el “virrey” de Estados Unidos en Irak durante más de un año, frecuentemente culpó por la falta de electricidad a los “terroristas” que tratan de frustrar el nacimiento de un nuevo Irak. Nunca vio el daño político que surge del hecho que, equivocados o no, casi todos los iraquíes dicen que culpan a Estados Unidos y no a los insurgentes por la falta de electricidad.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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