EL MUNDO
› EL JEFE DEL PENTAGONO HABRIA ORDENADO UN SECUESTRO
El desaparecido de Rumsfeld
Por Sandro Pozzi *
Desde Nueva York
El Pentágono confirmó ayer que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, dio la orden en octubre del año pasado para que se retuviera en secreto a un prisionero iraquí del grupo paramilitar extremista Ansar al Islam. Es el primer vínculo directo entre Rumsfeld y la violación de la Convención de Ginebra por parte de las tropas estadounidenses en Irak. Pero el Pentágono corrige el tiro y afirma que se siguieron las indicaciones del jefe de los servicios de inteligencia (CIA), George Tenet, recientemente dimitido.
La identidad del preso fantasma no ha sido develada y podría haber otros. Tan sólo se informó que fue capturado en julio en el norte de Irak y que fue entregado a la CIA para ser interrogado fuera del país. En octubre regresó a Irak y Tenet aconsejó a Rumsfeld que la detención se mantuviera en secreto ante la Cruz Roja. El preso había dado detalles importantes sobre los líderes de la milicia extremista y operaciones terroristas, y se temía que si se comunicaba la captura la guerrilla modificara su estrategia.
Rumsfeld ordenó el mismo día al general Ricardo Sánchez que se tuviera al preso “fuera de los registros” (off the books). “No soy un experto, pero lo pidió la CIA y lo hicimos”, explicó el secretario de Defensa, “tenía la autoridad para hacerlo”, añadió. Hasta tal punto se ocultó su identidad, que el Pentágono le perdió la pista. Los servicios de inteligencia intentaron interrogarlo en enero, pero no pudo ser localizado. Hasta que en mayo pasado fue descubierto por las fuerzas armadas, después de siete meses, gracias a la investigación que se lanzó a raíz de los abusos en Abu Ghraib. Rumsfeld aseguró que el detenido recibió un “trato humano” durante ese período. Ahora, tras ser destapado el caso por la prensa estadounidense, se le asignará un número de identificación, que se comunicará a la Cruz Roja para que supervise el tratamiento que está recibiendo. La ocultación del preso se considerada como una violación de la legislación internacional y refuerza las críticas lanzadas contra la administración estadounidense. El presidente George Bush discutió ayer el asunto con Donald Rumsfeld y en su presencia volvió a renovar su confianza en él frente a las voces que piden su dimisión, al afirmar que “está haciendo un fabuloso trabajo”.
“Nunca he estado disgustado con mi secretario de Defensa”, añadió Bush. Por otra parte, el Departamento de Justicia presentó cuatro cargos criminales contra David Passaro, por los abusos y las torturas que acabaron con la vida de Abdul Walli durante un interrogatorio en Afganistán. Passaro trabajaba para la CIA y puede ser condenado a 10 años de cárcel por cada delito y a una multa de 210.000 dólares.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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