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› ADELANTO EE.UU. DOS DIAS EL PASO DE MANDO AL GOBIERNO IRAQUI
Cómo hacer un traspaso de apuro
Estaba estipulado el 30 (mañana), pero sorpresivamente se anunció la ceremonia de transición política. Formalmente culmina la ocupación –se fue de Irak el procónsul Paul Bremer–, aunque los 138 mil soldados norteamericanos se quedan. Bush y Blair llevaron la noticia a Estambul.
Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad
Estados Unidos transfirió ayer la soberanía a un gobierno interino iraquí dos días antes de lo planeado en una movida sorpresiva apuntada a prevenir que la entrega de soberanía sea arruinada por ataques guerrilleros. La ceremonia fue un asunto rápido y furtivo en la Zona Verde en el centro de Bagdad, fuertemente custodiado por tropas norteamericanas. Desde este lugar, Paul Bremer, el virrey estadounidense en Irak gobernó al país por más de un año. En cuanto dejó su cargo, un Bremer sombrío pero visiblemente aliviado dejó el país rápidamente.
Deja atrás un país destruido por la guerra y la violencia. El secretismo que rodeó la transferencia de soberanía subraya el nivel de enfrentamiento al que se enfrenta el poder estadounidense en Irak. Estados Unidos originalmente planeaba continuar la ocupación por otro año. La ceremonia de entrega ayer por la mañana fue presentado a los periodistas como una simple conferencia de prensa. De repente los periodistas fueron llevados a la oficina de Iyad Allawi, el primer ministro interino. Allí, Bremer, el presidente interino, Shaikh Ghazi al-Yawer y otros dignatarios estaban esperando. “Es un día histórico, un día que esperaban con ansiedad todos los iraquíes”, dijo Shaikh Ghazi. Afuera de la Zona Verde, reinaba un silencio poco natural. Había pocos autos en las calles porque la gente sólo hacía viajes esenciales. Muchos de los iraquíes con mayor poder adquisitivo ya habían viajado a Amman o Damasco, esperando que esta semana fuera particularmente violenta.
En general, los iraquíes le dan la bienvenida al fin oficial de la ocupación norteamericana, pero se preguntan cuánto poder se transfiere realmente a los iraquíes. Estados Unidos mantendrá 138.000 tropas en el país. Allawi intenta subirse a la ola de enojo contra kamikazes y rebeldes que matan policías iraquíes. Le pidió a la gente que no tema a las “personas fuera de la ley”. Después que se les tomara juramento a sus ministros, dijo: “Les advierto una vez más a las fuerzas del terror. No olvidaremos quién nos apoyó y quién no nos apoyó en esta crisis”. El problema de Allawi es que los iraquíes quieren que se deshaga tanto de los kamikazes como de la ocupación norteamericana. Si creen que él y Shaikh Ghazi simplemente son la continuación de la ocupación norteamericana, el nuevo gobierno interino será desacreditado tan rápidamente como el viejo Consejo Gobernante Iraquí. En teoría, el nuevo gobierno estará en poder solamente por siete meses.
Por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, deberán celebrarse elecciones no más tarde que el 31 de enero de 2005. Pero antes de partir, Bremer instituyó una comisión especial con poder para vetar a los candidatos que tengan una milicia. Dado que todos los partidos, abiertamente o no, tienen milicias, permitirá a la comisión decidir quién tomará parte en una elección. Lo lejos que estará el nuevo gobierno iraquí de un control total sobre el país fue subrayado el sábado cuando Bremer firmó un edicto dando a los contratistas estadounidenses y occidentales inmunidad mientras estén realizando trabajos en Irak. Los contratistas son muy poco populares entre los iraquíes, ya que se considera que se les paga en exceso. Las reparaciones esenciales de infraestructura en electricidad y la industria petrolera no han sido completadas o ni han comenzado.
El éxito o el fracaso del nuevo gobierno dependerán en gran parte en la finalización de la ocupación norteamericana. Un crítico dijo: “En el último año hemos visto a los Estados Unidos intentar imponer un control imperial al viejo estilo del siglo diecinueve. Ha fracasado desastrosamente. Ahora intentarán imponer un gobierno al estilo latinoamericano con fuerzas de seguridad poderosos controlados por Estados Unidos del estilo de los años 60”. El gobierno es una autoridad interina. No puede tomar decisiones de política a largo plazo. Podría pedirles a las tropas norteamericanas que se vayan pero no lo harán porque depende de ellos. Pero, al igual que con el poco popular Consejo Gobernante Iraquí, al que pertenecían sus miembros más altos, el nuevo gobierno intentará echar raíces y será difícil de desplazarlo.
La embajada estadounidense y la Oficina Iraquí de Reconstrucción y Administración, con más de 900 miembros, reemplazarán a la Autoridad Provisional de la Coalición, pero seguirán ocupando el viejo Palacio Republicano de Saddam Hussein. Muchos funcionarios simplemente cambiarán de etiqueta. John Negroponte, el nuevo embajador norteamericano en Irak, llegó ayer al país para ocupar un edificio separado, pero la mayoría de su equipo estará en el Palacio Republicano, que los iraquíes piden que les sea entregado como símbolo de su soberanía. Shaikh Ghazi le pidió al presidente George W. Bush el palacio y le prometieron que será restituido en dos meses. La ceremonia secreta de transferencia de la soberanía ayer fue seguida por la huida poco gloriosa al aeropuerto, subrayando el debilitamiento de la posición estadounidense en Irak durante el pasado año. A pesar de tener un poderoso ejército en el país, Estados Unidos fue debilitado políticamente. En abril provocó, sin intenciones, confrontaciones con la comunidad árabe sunnita (20 por ciento de la población) por el sitio de Faluja. Al mismo tiempo se enfrentó con los chiítas (60 por ciento de la población) por su mal pensada persecución del clérigo radical Muqtada al-Sadr.
Los iraquíes en Bagdad ayer tenían una percepción aguda de por qué Estados Unidos se estaba retirando. Mohammed, el ingeniero, dijo: “Creo que la principal razón de la transferencia de poder es la situación militar del ejército estadounidense en Irak y la campaña de reelección de Bush”. Ali Hashem Abdullah creía que la transferencia estaba bien pero “Negroponte será el cerebro de todo y nuestro gobierno simplemente lo asesorará”. La resistencia no se detendrá mientras haya un ejército norteamericano en Irak. El nuevo gobierno no tendrá el poder para aplastarlos. La Casa Blanca está desesperada por sacar la guerra de las pantallas de televisión y de las primeras planas de los diarios. Pero las guerrillas están demasiado arraigadas para ser destruidas y quieren que Bush pierda las elecciones.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.
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