El ex dictador chileno Augusto Pinochet enfrentará el miércoles un nuevo pronunciamiento de la Corte Suprema sobre su eventual desafuero, con caras renovadas en ese tribunal que no le vaticinan un buen resultado, y en una creciente soledad, según comentó ayer la prensa local. Hacia enero de 2001 Pinochet fue declarado “demente” por la Corte de Apelaciones, aceptando unos controvertidos exámenes médicos del Hospital Militar de Santiago. Sobre esta base, el 1º de julio de 2002 la Corte Suprema lo sobreseyó definitivamente del caso “Caravana de la Muerte”. Sin embargo, en junio pasado la Corte de Apelaciones de Santiago aprobó su desafuero por su presunta participación en la “Operación Cóndor”, ignorando como precedente la demencia. A mitad de semana, una vez más la Corte Suprema tendrá la misión de confirmar o rechazar el desafuero. Según escribió ayer el diario La Tercera, esta vez la defensa de Pinochet –que insistirá en la tesis de los problemas mentales– se encontrará con una Corte “bastante cambiada”. De 21 miembros, varios se han ido jubilando y hoy apenas queda uno que fue nombrado por el régimen militar que encabezó Pinochet (1973-90).