Mié 11.08.2004

EL MUNDO

Nombrar al diablo como director de la CIA para curar lo que hizo Satán

Porter Goss, un republicano cercano al vicepresidente Dick Cheney –uno de los principales acusados de manipulación informativa sobre Irak–, fue nombrado ayer director de la CIA. Ya estuvo en la agencia cuando la crisis de los misiles en Cuba.

Por Andrew Buncombe *
Desde Washington

El presidente Bush eligió ayer a un republicano leal y ex operador de la inteligencia secreta para presidir la CIA, esperando poner fin a la controversia y la incertidumbre que agitó a la agencia. Hablando en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, Bush dijo que había seleccionado a Porter Goss porque conocía la agencia “de atrás para adelante”. “Está bien preparado para esta misión”, dijo. “Es el hombre apropiado para conducir y apoyar la agencia en este momento crítico de la historia de nuestra nación.” La nominación de Porter, actualmente presidente del comité de inteligencia de la Cámara de Diputados, no fue una sorpresa. El congresista de Florida ha estado haciendo lobby para el cargo desde que el ex director de la CIA, George Tenet, renunciara el mes pasado en medio de continuos debates y acusaciones sobre la exactitud de la inteligencia acerca de las armas brindada por la agencia.
No resulta claro qué respaldo recibirá Goss cuando busque la confirmación en el Capitolio. Los demócratas han dicho previamente que Bush no debería nombrar a una figura partidaria para un puesto tan crítico. Se dice que Goss está muy cerca del vicepresidente Dick Cheney, él mismo culpado por impulsar falsas declaraciones sobre las armas de destrucción masiva de Irak, y los críticos dicen que su nombramiento no indicaría el fin de la interferencia del Ejecutivo en la recolección de información de inteligencia. “Es interesante que hayan nombrado a alguien que fue un decidido defensor de la CIA en el Congreso. Creo que significa ‘nada de grandes cambios’”, dijo David MacMicheal, un ex analista de la CIA y miembro del grupo de los Profesionales Veteranos de Inteligencia para la Sanidad.
Lo que es seguro es que la nominación de Goss llega en un momento de grandes dificultades para la CIA y la comunidad de inteligencia de Estados Unidos en general. El mes pasado, un informe del Comité de Inteligencia del Senado criticó duramente a Tenet y dijo que las declaraciones hechas por Bush y otros acerca de que Irak poseía armas de destrucción masiva estaban basadas en inteligencia defectuosa y errónea. Lo que el informe no examinó, sin embargo, fue hasta dónde llegó la manipulación y la distorsión de la inteligencia de la administración Bush. Goss, de 65 años, dijo simplemente ayer que estaba ansioso por el inicio del proceso de confirmación. “Creo que cada estadounidense sabe la importancia que tiene conseguir la mejor inteligencia posible para entregársela a los estrategas”, dijo. “La esencia de nuestra capacidad de inteligencia es la gente y tenemos a maravillosos estadounidenses haciendo un gran trabajo. Yo solía ser parte de ellos cuando trabajaba para la CIA. Estoy muy orgulloso de estar asociado nuevamente con ellos y espero con ansiedad los desafíos del futuro.”
Precisamente, la influencia que tendrá Goss en la comunidad de inteligencia en incierta, pero es improbable que sea tan poderosa o fuerte como la de su predecesor. Aceptando una de las recomendaciones hechas por el comité independiente que investigó los ataques del 11 de septiembre de 2001, Bush dijo recientemente que iba a nombrar a un zar de la inteligencia, cuya tarea sería coordinar la docena de varias agencias que conforman la más amplia comunidad de inteligencia de Estados Unidos. Es probable que sea este alto funcionario, más que Goss, el que brinde al presidente un resumen diario de inteligencia. Goss deberá reportarse a este funcionario, y no directamente al presidente. Algunos en Washington estaban sorprendidos de que Bush hubiera optado por nombrar a un sucesor de Tenet antes de las elecciones, en lugar de dejar que John McLaughlin continuara actuando como director de la CIA. Se cree que un debate interno concluyó que, dadas las recientes amenazas de terror y alertas, sería tonto no nombrar a un nuevo jefe.
Cuando Goss entró por primera vez a la política, tuvo que tener un permiso especial para revelar que estuvo asociado con la CIA por más o menos unadécada, en Europa y Latinoamérica. Goss todavía no discute los detalles clasificados de su trabajo, aunque ha dicho que estuvo apostado en Miami durante la crisis cubana de los misiles de 1962.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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