EL MUNDO
Un acto masivo que le levantó el ánimo a la oposición temerosa
Pese a las encuestas, los partidarios del Sí lograron actos respetables en un día laboral y sin transporte propio. Fue una escena reconfortante para una oposición que duda realmente poder superar al oficialismo en el referéndum de este domingo.
Por L. B.
Desde Caracas
Seis abigarradas columnas de opositores al presidente venezolano, Hugo Chávez, desfilaron ayer por el centro de Caracas al culminar la campaña del voto por el Sí en el referéndum de este domingo. Otra multitudinaria concentración por el Sí se vio en Maracaibo, en tanto los partidarios de Chávez cerraron su campaña con actos menores en varias ciudades del país. La masiva manifestación dio nuevos ánimos a la alianza opositora integrada especialmente por los partidos tradicionales, el socialdemócrata Acción Democrática y los democristianos del Copey, ya que las últimas encuestas publicadas daban como ganador a Chávez. “Y Chávez ya se va, y Chávez ya se va”, era el canto más repetido por los manifestantes que se fueron nucleando en seis columnas que confluyeron en un acto en la autopista del distribuidor de Altamira, en el este de Caracas. La oposición había convocado “la marcha de marchas” con la esperanza de reunir un millón de personas y superar la marca del oficialismo en el impresionante acto del domingo pasado.
Como todo en Venezuela termina en la cerrada discusión entre opositores y oficialistas, el cálculo de quién fue el vencedor en estas demostraciones también fue discutido. Si bien la marcha de ayer fue muy numerosa, todos coincidieron en que no llegó a emular la de sus adversarios del domingo pasado. Sin embargo, los opositores –“escuálidos” los denominan los chavistas– destacaron que esta marcha se hizo un día hábil y sin logística de transporte.
Las declaraciones de Chávez en una conferencia de prensa (ver aparte), en la que dijo que la oposición era incapaz de gobernar Venezuela, estuvieron presentes en los discursos de los oradores. Chávez había dicho que los obreros del petróleo no se quedarían con los brazos cruzados si volvían los que “destruyeron a PedeVesa” y mencionó de la misma forma a obreros, campesinos y militares. La mención a los militares fue tomada por la oposición y los medios opositores como un llamado a un posible golpe en el caso de que perdiera Chávez el referéndum.
“Esto ya no lo puede evitar nadie, ya no es una decisión del gobierno ni de la oposición, es una dinámica irreversible, porque el Sí es una decisión de la gente, de los ciudadanos que ya decidieron no seguir viviendo en las tinieblas”, afirmó en el acto Enrique Mendoza, el líder más visible de la oposición y gobernador del estado de Zuliá, en cuya capital, Maracaibo, se efectuaba otra gran concentración opositora.
Mujeres con cacerolas, gran cantidad de motociclistas y manifestantes con la bandera venezolana comenzaron a concentrarse en seis plazas caraqueñas al mediodía y luego marcharon hacia Altamira, para confluir alrededor de las 15 horas. Si en algo se parecieron las manifestaciones de ayer con la del domingo, fue por el júbilo y el alto nivel de confrontatividad. Esta vez los chavistas, cuya composición social es más humilde, se limitaban a observar desde las veredas.
“Queremos terminar con la tiranía para levantarnos mañana en un país libre otra vez, luchamos por la libertad”, aseguró una de las manifestantes. “Yo quiero un país para mis hijos, porque este señor ya hizo mucho daño”, afirmó otro. “Paz, seguridad y trabajo”, decían varias pancartas. Mendoza insistió en que el 15 de agosto “este país volverá a ser de todos, y todos podremos circular libremente por las calles, plazas y avenidas porque habrá un país unido y avanzando hacia la reconciliación de la patria”.
El líder opositor recordó también a los dirigentes ausentes en un momento en que circularon rumores de que Carlos Ortega, uno de los promotores del golpe de 2001, había regresado del exterior en forma clandestina y que participaría en el acto. “Queremos decirle a esa tercera parte del país que todavía apoya al régimen –continuó Mendoza– que les vamos a ganar en forma amplia y limpiamente, pero que los vamos a respetar. Nosotros aquívamos a hacer que se respete la justicia; no habrá más retaliaciones y venganzas. Nunca más los venezolanos serán perseguidos, discriminados o castigados por sus ideas políticas.”
La manifestación se desarrolló en el marco de un operativo de seguridad de cuatro mil agentes de la Policía Metropolitana y bomberos que responden al alcalde de Caracas, el opositor Alfredo Pena. “Se acabó el tiempo para un gobierno que estimula la impunidad para los violentos que atracan a los ciudadanos”, indicó Mendoza, en referencia a la problemática de la seguridad. Y a los venezolanos de menos recursos les anunció “que se terminó el tiempo de la habladera de paja presidencial porque se viene el tiempo del trabajo, de la verdad, por y para los pobres de este país”.
En la ciudad circulan mil anécdotas por el alto grado de confrontación entre opositores y oficialistas, un antagonismo que atraviesa a las mismas familias, hermanos que no se hablan, madres que no dejan a sus hijos hablar de política en la mesa familiar. Sin embargo, la tensión no ganó las calles en la campaña y ambos bandos hicieron sus actos sin choques o incidentes entre sus simpatizantes.
Ayer mismo, los chavistas cerraron su campaña con actos más chicos en ciudades del interior y con un festival frente al palacio presidencial. “La revolución bolivariana se proyecta como una alternativa de fe y de esperanza para todos los pueblos de América latina”, afirmó el vicepresidente, José Vicente Rangel, al cerrar un acto en la isla Margarita. Antes de acompañar a Chávez en la fórmula, Rangel, un veterano y respetado periodista, fue muchas veces candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS). Pompeyo Márquez, otro dirigente de esa agrupación y ex guerrillero, participó en cambio en el acto de los opositores y afirmó que eran venezolanos “por la paz y la democracia”.
Entre los chavistas, todos están seguros de que ganarán el domingo en un referéndum que ellos mismos introdujeron en la Constitución, pero que fueron renuentes a conceder. En la oposición las opiniones están divididas y son muchos los que se han resignado a perder. Hicieron todo para que el gobierno de Chávez concediera su realización y ahora que lo lograron enfrentan la posibilidad de que sea una nueva legitimación del gobierno.
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