Lun 15.04.2002

EL MUNDO

“No vamos a asistir a nuestro propio funeral”

“Creo que Arafat quiere un Estado palestino, pero no acepta la idea de un Estado judío”, dice el ministro Dan Meridor para explicar porqué Camp David no volverá.

Por Eduardo Febbro
Desde Jerusalén

Ministro centrista del gabinete de Ariel Sharon, hombre clave de la cumbre de Camp David y de las negociaciones en curso, Dan Meridor, estima que, en la fase actual, el espíritu que imperó en las negociaciones de Camp David (Clinton-Barak-Arafat) pertenece al pasado. Para el responsable israelí, Arafat ha dicho tantas veces “no” que no se puede volver a una situación de concordia semejante. En esta entrevista exclusiva con Página/12, Dan Meridor detalla el rompecabezas de la paz.
–¿Usted cree que la visita de Colin Powell puede hacer renacer el clima y las condiciones de Camp David?
–En Camp David, el primer ministro israelí Ehud Barak le ofreció a los palestinos lo que nunca nadie antes había osado proponer, fue hasta el extremo. Le recuerdo que esa oferta le costó a Barak las elecciones. Eran demasiado extremas para el electorado israelí, que consideró aquellas concesiones como demasiado peligrosas. En Camp David, Arafat lo tenía todo a su alcance: territorios, la paz, concesiones y un Estado Palestino. Arafat dijo que no. Luego, en Taba, Egipto, Barak reiteró su ofrecimiento y Arafat volvió a decir no. Todo esto es muy interesante porque, mirándolo bien, lo que se le propuso a Arafat fue pura y simplemente el fin de la ocupación, es decir, más del 90 por ciento de los territorios. Si usted le agrega a eso los miles de millones de dólares ofrecidos por Clinton... Arafat se negó porque no quiso firmar esa frase simple que decía “el fin del conflicto”. Creo que Arafat quiere un Estado palestino, y en eso estamos de acuerdo, pero no acepta la idea de un Estado judío. Esa es la verdad. Entonces, volver a propuestas como las de Camp David no me parece posible. Al menos con este gobierno, Camp David está enterrado. Quiero recordarle que, hace dos días, el ex presidente de Indonesia contó que Arafat le había dicho que rechazó las propuestas de Camp David porque pensaba que, al fin, él iba a poder empujar a los israelíes al mar. Si eso es cierto, se equivocó. Arafat encontrará siempre frente a él un Israel fuerte y determinado.
–Si Camp David es imposible, ¿cuál es entonces el campo de lo posible?
–Si Arafat y los líderes palestinos cambian sus posiciones, podemos elaborar muchas soluciones. La cuestión principal consiste en saber si los líderes palestinos están o no dispuestos a solucionar este conflicto definitivamente. Si la respuesta es afirmativa, la solución está al alcance de la mano. Si la respuesta es negativa, se trata de un camino sin retorno. Usted se imagina que nosotros no estamos dispuestos a firmar un compromiso provisorio para que Arafat recupere fuerzas, vuelva a atacar. Nosotros no asistiremos a nuestros propios funerales. Le recuerdo que nosotros hemos vivido junto con los palestinos, que a pesar de todas las crisis hemos decidido mantener contactos y un diálogo ininterrumpido. Más aún, a Arafat se le dieron muchas cosas, y la primera de ellas fue la respetabilidad. Hasta permitimos que la Autoridad Palestina tuviera sus propias armas. La única obligación que tenía era detener la violencia. Arafat firmó documentos, asumió esa obligación pero, al final, no cumplió.
–Israel parece no considerar más a Arafat como un interlocutor. Ni siquiera se lo menciona cuando se propone una conferencia regional.
–Es muy difícil participar en una conferencia con un hombre así. Yo espero que Colin Powell le haya hecho comprender hoy que esta era su última posibilidad. Espero que se pueda reconstruir todo lo que se perdió.

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