EL MUNDO
› PARA WASHINGTON, LA DEMOCRACIA AUN NO VOLVIO
Esperando otra carroza
Nadie duda que una democracia es una democracia y que un golpe es un golpe. Con excepción de Estados Unidos. El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, justificó la no condena de la interrupción institucional en Venezuela: “Todas nuestras informaciones decían que Chávez había dimitido”. Rápido para esquivar el bulto de una crítica abierta a Estados Unidos, el presidente venezolano, Hugo Chávez, respondió: “Siempre he dicho que los norteamericanos son víctimas de la desinformación, que tienen una falsa percepción de lo que está ocurriendo”. Pero incluso ayer, cuando era evidente que el golpe había sido un golpe y Chávez estaba otra vez en el poder, el Departamento de Estado insistió por medio de su vocero Philip Reeker: “Queremos ver un retorno a la democracia”. Además, el funcionario rechazó un informe divulgado ayer por la revista Newsweek, en el cual se asegura que los militares que pidieron la renuncia de Chávez consultaron en febrero la postura de Estados Unidos.
En un intento por dejar atrás la reacción inicial del gobierno de George W. Bush que no condenó el golpe de Carmona, Fleischer señaló que “lo importante ahora es que Chávez se centre en el pluralismo y la tolerancia”. También aseguró que Estados Unidos apoya la misión encabezada por el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), César Gaviria, que ayer llegó a Caracas para investigar “la situación, que sigue siendo poco clara”. En ese sentido, Reeker insistió en que Chávez debía aprovechar esta nueva oportunidad para gobernar de forma “totalmente democrática”. “Estamos alentados por el llamamiento del presidente Chávez a una reflexión nacional”, aseguró. Además, dijo que continuarán “manteniendo contactos con un amplio espectro de los venezolanos para alentarlos a la reconciliación, el fin de las violencias, y el trabajo con nuestros socios hemisféricos para que Venezuela vuelva al sendero correcto”, aseguró Reeker.
Por su parte, Chávez aseguró estar “evaluando” la posición del Departamento de Estado, que fue nuevamente explicitada por un alto funcionario que, desde el anonimato, sintetizo la postura norteamericana: “Chávez dio la orden de disparar contra la manifestación de opositores el jueves y eso provocó que los militares se rebelaran y le exigieran la renuncia”. El funcionario insistió en que, en un golpe de Estado, “el Ejército toma el poder, y el Ejército no tomó el poder” en Venezuela.
La postura norteamericana fue objeto de análisis por el semanario norteamericano Newsweek. Ayer publicó que fuentes de la administración Bush confirmaron que en febrero último, militares venezolanos disidentes informaron a funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Caracas sobre sus planes de un golpe contra Chávez. Según el informe, los militares buscaban consejos acerca de la posición del gobierno norteamericano y se les dijo que “no es aceptable, que un golpe no es el camino”. De cualquier manera, la revista afirma que la Administración Bush no lamentaba en lo más mínimo la ida de Chávez, por lo que representa y por su relación con Cuba, país al que continuará suministrando petróleo, Saddam Hussein, Muammar Kadafi e Irán.
Además, Chávez aseguró haber visto un avión privado de Estados Unidos que aterrizó en la isla venezolana de Orchila, donde lo tuvieron retenido. “Yo lo vi, era un avión con siglas estadounidenses, lo vi cuando fueron a rescatarme como ocho helicópteros y nos fuimos a la pista”. En respuesta, el embajador de Estados Unidos en Venezuela, Charles Shapiro, reconoció haber pedido información acerca del avión.