A poco más de un mes de los comicios presidenciales en Uruguay, el candidato favorito, Tabaré Vázquez, ganaría cómodamente en primera vuelta. Su coalición de izquierda Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) puede obtener el 55 por ciento de los votos el 31 de octubre, según la consultora Ipsos-Mora y Araujo. Las últimas encuestas se conocieron mientras causaba conmoción el lanzamiento del libro Recuerdos de un soldado. En él, el general retirado Oscar Pereira reveló la existencia de un pacto militar para ocultar y evitar la revisión de las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura en Uruguay (1973-85).
El último sondeo sobre intenciones de voto realizado por esta firma franco-argentina, cuyos resultados publicó ayer la prensa uruguaya, muestra un avance de cuatro puntos porcentuales para el EP-FA desde el anterior, correspondiente a agosto. En la primera semana de septiembre el 55 por ciento de los uruguayos estaba dispuesto a votar a Tabaré Vázquez, mientras que un 27 por ciento optaba por Jorge Larrañaga, del Partido Nacional, y un siete por ciento por Guillermo Stirling, del gobernante Partido Colorado. Larrañaga perdió siete puntos porcentuales respecto de agosto y Stirling ganó dos.
Estos resultados son fruto de la combinación de las respuestas espontáneas, la pregunta guiada y la repregunta a aquellos que contestaron que todavía no tenían decidido su voto. En la respuesta guiada, aquella en que al encuestado se le muestran las listas de las distintas formaciones, el Frente obtiene el 53 por ciento de los votos, el Partido Nacional el 26 por ciento y el Partido Colorado el 6 por ciento. En la primera pregunta, la que indica la intención espontánea de voto de los consultados, los resultados son 50 por ciento para el Frente, 22 por ciento para el Partido Nacional y 5 por ciento para el Partido Colorado. En la misma consulta se pone de relieve que, independientemente de lo que vayan a votar, el 56 por ciento de los consultados cree que Tabaré será elegido presidente. Para que un candidato sea elegido presidente el próximo 31 de octubre tiene que obtener el 50 por ciento más uno de los votos.
Recuerdos de un soldado fue lanzado esta semana. Su autor reveló que hubo un pacto escrito y firmado por los generales del arma para evitar la revisión de las violaciones a los derechos humanos. Pereira dijo que “en un documento –que yo firmé estando en Estados Unidos– se hacía una mención de cuál era la política de mando. Yo supongo que (fue) avalada por el sistema político. Fue un hecho coyuntural, en un momento determinado, que planteó un comandante y que se resolvió de esa manera. No pretendí darle el vuelo ni la permanencia de (un) pacto institucional”. El autor del libro ascendió a general en 1993. Por eso aclaró que durante la dictadura no tuvo las responsabilidades de ese rango, pero admitió que algunos oficiales, entre los que se incluyó, contribuyeron a la “legitimación moral de la tortura” con el argumento de derrotar “rápidamente al cruel enemigo”. Afirmó que “las torturas, asesinatos y desapariciones de personas durante el proceso cívico-militar” fueron un “procedimiento bestial” aceptado de “buen grado” por las fuerzas armadas. No obstante, expresó que “unos pocos delincuentes y sádicos desenfrenados, al margen de la mayoría que seguramente las condenaba tanto como yo”, fueron los responsables de “injustificables aberraciones”, como el “saqueo de viviendas, el ultraje de mujeres indefensas y la perversa desnaturalización materna de recién nacidos”.