El primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, reacomodó su gabinete, al convertir al ministro de Economía y Asuntos Fiscales, Heizo Takenaka, en una suerte de “superministro” del recién creado Ministerio de Reforma Postal. Koizumi, cuyo principal objetivo es privatizar el servicio postal japonés, anunció que no buscará su reelección, después de que su popularidad cayera del 80 por ciento a la mitad, en un país donde un millón de personas están empleadas en ese sector. También designó nuevo canciller a Nobutaka Machimura, que lo respalda en su reforma postal.
Uno de los planes principales que se ha fijado Koizumi para los dos años que le quedan al frente del gobierno es la privatización del servicio postal japonés, el más grande del mundo, que controla 3,2 billones de dólares en cuentas de ahorro y pólizas de seguros. El primer ministro pretende entregar el control sobre el servicio postal a un holding integrado por cuatro empresas diferentes a partir del año 2007. El plan ha generado gran inquietud entre el millón de empleados de correos de Japón, que tradicionalmente votan por el Partido Liberal Demócrata, de Koizumi.
El jefe de gobierno nipón también designó, en sustitución de Yoriko Kawaguchi, a Nobutaka Machimura, hombre fuerte del PLD que apoya la privatización del servicio postal. Su relevancia en el PLD, en el poder desde hace medio siglo, explica su nombramiento en una remodelación del Ejecutivo llevada a cabo por Koizumi para reforzar su control del gobierno y de esa fuerza política. Con 59 años, Machimura se desempeñó entre el 2000 y el 2001 como ministro de Educación y Ciencias. Machimura tiene como meta lograr que Japón sea miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, lo cual fue subrayado por Koizumi en la reciente Asamblea General del organismo internacional. La consecución de este objetivo podría exigir, según Koizumi, una profunda reforma del sistema legal, incluido el espíritu de su actual Constitución pacifista, cuyo artículo reniega el uso de la fuerza para la resolución de conflictos.
El tema de la reforma constitucional es impulsado por Estados Unidos, ansioso de conseguir un socio militar en Medio Oriente, y ha suscitado un profundo debate en la población japonesa, dividida entre los ánimos nacionalistas y las protestas de quienes temen el renacer militarista.ior.