Mié 29.09.2004

EL MUNDO

La chance de JFK de evitar ser “el que casi llega”

Los últimos sondeos muestran que George Bush aventaja a su rival demócrata, John Forbes Kerry, por entre 6 y 8 puntos. Pero los debates (mañana es el primero) podrían cambiar la tendencia.

Por Rupert Cornwell *
Desde Washington

A un día del primer debate presidencial, nuevas encuestas demuestran que el presidente George Bush tiene una clara ventaja sobre John Kerry, lo cual subraya la tarea que enfrenta el opositor demócrata en las cinco semanas que restan hasta la elección. La encuesta de ABC/The Washington Post y la revista Time muestra que el presidente lleva la delantera por el seis por ciento. Una tercera encuesta de Gallup le da una ventaja del ocho por ciento. Todas sugieren que Bush ha consolidado la ventaja que pudo sacar de la convención republicana en Nueva York este mes. Un resultado de este tipo en las elecciones del 2 de noviembre le daría a Bush una victoria cómoda en los colegios electorales.
Para el senador de Massachusetts –quien, al igual que Bush, dejó la campaña ayer para prepararse para los debates– las buenas noticias son que la brecha se ha reducido levemente en comparación con la ventaja de dos dígitos que tenía Bush en algunas encuestas a principios de este mes. Sin embargo, está atrás del mandatario en casi todas las categorías –no solamente terrorismo y seguridad nacional, sino también en áreas como economía y educación, donde generalmente los demócratas llevan la delantera–. El mandatario está muy cerca de su opositor en estados tradicionalmente demócratas como Nueva Jersey, mientras que varios estados que parecían que iban a ser más peleados dan la impresión de habérsele escapado de las manos a Kerry, entre ellos, Arizona y Missouri.
Según el sondeo de The Washington Post/ABC , Bush no sólo aventaja a su rival con el 12 por ciento entre los votantes masculinos, quienes invariablemente están a favor de los republicanos. También tiene una diferencia a favor de 49 contra 46 entre las mujeres, normalmente demócratas, área en el cual Al Gore tuvo un 11 por ciento de ventaja en la elección de 2000. Es especialmente deprimente para el bando de Kerry el hecho de que las encuestas sugieren que los recientes ataques del senador a Bush sobre su manejo de la guerra de Irak están teniendo pocos efectos. Este intento fue apoyado por los partidarios de Kerry en la creencia de que un Kerry más duro y más focalizado sacaría partido de la ansiedad de la opinión pública por el flujo de malas noticias provenientes de Irak –confirmado por encuestas que muestran que una mayoría cree que las cosas marchan mal–. En cambio, el impacto parece haber sido mínimo, neutralizado por el retrato pintado por la campaña de Bush de Kerry como un indeciso que cambia de posición según la ocasión.
En un año en el que hay una preocupación permanente por la seguridad nacional, los sondeos muestran que cualesquiera sean las dudas que los norteamericanos tienen sobre las políticas del presidente, creen que es un líder más fuerte y decidido. Como resultado, desastres potenciales como lo fue la filtración de la Estimación Nacional de Inteligencia, que advertía que Irak podría deslizarse hacia una guerra civil, han resultado ser solamente pequeños inconvenientes. Mientras, los índices de aprobación de Bush en la mayoría de las encuestas ha vuelto a subir más arriba del 50 por ciento, un índice históricamente confiable para evaluar las posibilidades de reelección de un mandatario.
Para Kerry, los tres debates, comenzando con el de mañana en Coral Gables, Florida, que se centrará en Irak y en la seguridad nacional, son la última oportunidad para dar vuelta las cosas a su favor. Anteriores victorias sorpresivas –por ejemplo su triunfo en los caucuses de Iowa en enero después de que su campaña se había dado por perdida unas semanas antes– le han dado fama de ser un buen político “que casi llega”.
Los debates constituyen un buen momento para que comience la recuperación. Pero Kerry no puede consolarse con el resultado de Gallup, según el cual un 80 por ciento de las personas insiste en que los debates no influirán demasiado en su voto.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.

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