Mar 05.10.2004

EL MUNDO

Entran en la campaña los recortes de impuestos y las células madre

Por Rupert Cornwell *
Desde Washington

John Kerry comenzó una semana crucial en su puja por la Casa Blanca ayer con un ataque contra George Bush sobre uno de los temas más sensibles de la campaña, diciendo que el presidente había sacrificado la ciencia por la “ideología de extrema derecha”, al limitar los fondos federales en la investigación de células madre. Cambiando el enfoque de temas internacionales a nacionales, Kerry dirigió su ataque en un discurso en New Hampshire, un estado que apenas ganó Bush hace cuatro años, pero que los demócratas esperan ganar en noviembre. Junto a él estaba el actor Michael J. Fox, que sufre de mal de Parkinson, una de las enfermedades cuya cura podrá apurarse con la tecnología de células madre.
El candidato demócrata, que promete un gasto anual de 100 millones de dólares en la investigación de células madre, dijo que, con su prohibición de más fondos para la investigación de nuevas líneas de células, Bush había “atado las manos de nuestros científicos”, y “hecho la elección equivocada al sacrificar la ciencia por la ideología de extrema derecha”. Kerry prosiguió enumerando una serie de otras áreas, desde la calidad del agua y el aire al calentamiento global y los empleos de alta tecnología, donde –declaró– la administración Bush había ignorado la ciencia y los hechos evidentes por fines puramente políticos.
Bush estaba en Iowa ayer, un estado en el que perdió frente a Al Gore en 2000. En una parada en Des Moines, firmó una ley de recorte de impuestos por cuarta vez en su presidencia, reforzando su mensaje de campaña de que el dinero debería ser gastado por aquellos que lo ganan, y no por el gobierno. “Las familias gastarán este dinero más sabiamente que nosotros”, declaró Bush. La ley firmada por Bush extiende parte de los recortes impositivos anteriores en su presidencia. La medida de 145.000 millones de dólares afectará a 90 millones de estadounidenses, al extender la desgravación tributaria por hijo y reducir ligeramente los impuestos a las parejas casadas.
Las declaraciones competitivas aparecen al comienzo de una semana en que habrá dos debates de candidatos: uno entre el vicepresidente Dick Cheney y su posible sucesor, el senador John Edwards, en Cleveland esta noche; el segundo entre los candidatos presidenciales en una “reunión en la municipalidad” el viernes, en la Universidad de Washington en St. Louis. Llegan en medio de encuestas que dicen que ahora Kerry está a la par con Bush, después de su fuerte actuación en el primer debate sobre política exterior en Miami el jueves de la semana pasada –otras lo ubican enseguida detrás de Bush–. Los partidarios de Kerry creen que su hombre puede retomar la delantera, cuando los temas de los debates cambien al plano doméstico como la economía y la salud, que generalmente favorecen a los demócratas.
La ajustada competencia le ha dado importancia extra al ya interesante encuentro entre el joven Edwards y el adusto Cheney. Normalmente, el debate vicepresidencial no causaría ninguna excitación. Hace cuatro años, Cheney y su oponente demócrata de entonces, Joe Lieberman, fueron criticados por ser “demasiado amables” uno con el otro. Esta vez, sin embargo, la atmósfera puede ser mucho menos caballeresca. Edwards tratará de endilgarle a Cheney la equivocada arquitectura de la guerra contra Irak, con sus declaraciones sobre las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein no existentes y las no probadas relaciones entre Saddam y Al Qaida.
Edwards recibió más municiones este fin de semana con un artículo en The New York Times que ponía en duda la existencia de tubos de aluminio importados por Saddam. Cheney había usado los tubos como evidencia de que el dictador iraquí estaba “reconstituyendo” armas nucleares, pero desde la guerra quedó en claro que el programa nuclear de Irak había sido abandonado. Edwards también utilizará los fracasos en la reconstrucción de Irak para poner en evidencia el período de cinco años de Cheney comopresidente de Halliburton, la empresa de servicios petroleros que supuestamente fue favorecida al obtener los contratos empresariales en Irak. Para los demócratas el mismo nombre de Halliburton es el equivalente de codicia empresarial y amiguismo y es la marca registrada de la administración Bush.
Por su parte, el vicepresidente tratará de mostrar a su adversario como demasiado inexperto para que se le permita acercarse al manejo de política exterior y seguridad. Pero Cheney no puede darse el lujo de ser muy desagradable o imperioso. Si lo hace, “la fórmula republicana corre el riesgo de parecer como un par de hombres viejos, protestones y de mal carácter”, dijo un analista político, refiriéndose a la actuación de Bush en el debate de la semana pasada, cuando pareció estar malhumorado, impaciente e incapaz de escuchar la opinión de un opositor.
Por otro lado, Kerry recibió un impulso ayer con una declaración de apoyo de 100 ex embajadores de Estados Unidos (ver aparte). Los enviados emitieron una carta declarando que era “imperativo” para la seguridad nacional de Estados Unidos que Bush fuera derrotado. El presidente había desperdiciado innecesariamente la buena voluntad y el apoyo del mundo después de los ataques del 11 de septiembre”, decía la carta.

De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère

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