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› EL INFORME SOBRE LAS ARMAS
DE SADDAM DESTRUYE EL PRETEXTO DE LA GUERRA
George W. bajo fuego de destrucción masiva
En plena recta final de la campaña electoral, el presidente norteamericano George W. Bush recibió un duro golpe de su propio jefe de inspectores de armas, que dijo que Saddam Hussein no tenía ningún tipo de las armas que sirvieron de pretexto para invadir su país.
Por Rupert Cornwell, Ben Russell y Anne Penketh*
Desde Washington, Jartum y Londres
Virtualmente destruyendo el principal argumento de la administración Bush para la guerra contra Irak, el jefe de inspectores de armas norteamericano declaró ayer que Saddam Hussein no tenía armas de destrucción masiva ni programas para fabricarlas rápidamente cuando los norteamericanos y sus aliados invadieron en marzo de 2003.
En lo que puede ser el informe definitivo sobre la capacidad de Saddam de producir armas antes de la guerra, Charles Duelfer dijo a la Comisión de Fuerzas Armadas del Senado que no creía que armas de destrucción masiva (ADM) “militarmente significativas” estuvieran escondidas en Irak.
Duelfer, además, dijo que el programa nuclear de Irak no era nada comparado con lo que había sido en 1991, en el momento anterior a la invasión liderada por fuerzas norteamericanas, y que tenía un alcance incluso menor que en 1998, cuando los inspectores de las Naciones Unidas (ONU) fueron retirados.
Tony Blair buscó minimizar la condenatoria conclusión del informe, diciendo: “Este caso es una situación más complicada de lo que mucha gente pensó. Así como acepto que la evidencia ahora es que no había arsenales de armas listas para ser desplegadas, otros pueden ser honestos y aceptar que el informe también muestra que las sanciones no estaban funcionando. Por el contrario, Saddam Hussein estaba haciendo todo lo posible para burlar las sanciones, con toda la intención de desarrollar armas de destrucción masiva, estaba reteniendo equipos de científicos para hacerlo, y hubo múltiples infracciones de las resoluciones de las Naciones Unidas, que eran la justificación legal para el conflicto”. El informe establece que el Grupo de Inspección de Irak (GII) “no ha encontrado pruebas de que Saddam Hussein poseyera ADM en 2003”, pero dejó abierta la posibilidad de que algunas armas existieran en Irak, “aunque no de una capacidad militar significativa”. Antes de la invasión, el vicepresidente norteamericano Dick Cheney incluso alegó que el dictador estaba “reconstituyendo” armas nucleares. Pero Duelfer descartó esa tesis.
A pesar del intento de Saddam para retener algunas partes del programa después de 1991, “durante los siguientes 12 años, la capacidad de Irak para producir armas decayó”. Duelfer estaba presentando el documento del GII de más de 1000 páginas basado en visitas a sitios sospechados, el examen de miles de páginas de informes y entrevistas con ex funcionarios iraquíes que participaron de programas de armas, incluyendo el propio Saddam. Además, no encontró evidencia de que Saddam hubiera transferido secretamente armas y componentes a Siria, como algunos funcionarios norteamericanos habían sugerido. Saddam habría dicho a sus interrogadores que la previa posesión y el uso de armas químicas y biológicas eran la principal razón que le permitió mantenerse en el poder. Las ADM le permitieron detener las ofensivas iraníes durante la guerra de Irak-Irán de 1980-1988, y habían detenido a EE.UU. y a los aliados de seguir hacia Bagdad luego de liberar Kuwait en 1991.
Duelfer dio algo de respiro a Bush, más notablemente cuando explicó cómo, este año, sólo la oportuna acción aliada había prevenido que expertos de armas químicas del régimen de Saddam se contactaran con insurgentes en Irak. Sin embargo, advirtió a la Comisión del Senado, el problema apuntaba al riesgo de que las capacidades letales desarrolladas por los científicos iraquíes mientras Saddam estaba en el poder “pudieran ser transferidas a otras manos”. Con las famosas armas de Saddam probadas como pura ficción, y crecientes dudas sobre los posibles lazos entre su régimen y la red Al Qaida de Osama bin Laden, el riesgo de la proliferación de la capacidad de fabricar ADM se ha convertido en el principal argumento de la Casa Blanca en defensa de la invasión. Después del 11 de septiembre de 2001, Bush dijo ayer, EE.UU. tuvo que lanzarse a suprimir toda fuente de armamentos para grupos terroristas. “Tuvimos que echar una buena mirada en todos los lugares donde los terroristas podían conseguir esas armas”, dijo. “Un régimen quedaba en pie: la dictadura de Saddam Hussein.” Según funcionarios norteamericanos, los investigadores del GII encontraron que Irak tenía planes para fabricar misiles con alcance de más de 1000 kilómetros, mucho más que el máximo de 150 kilómetros impuesto por la ONU. Pero Duelfer dijo: “Si bien Saddam quería un misil de largo alcance, poco trabajo se había hecho para fabricar las cabezas de misiles”. Aparentemente Saddam había detenido el desarrollo de las armas porque conseguir más componentes adicionales sólo hubiera sido posible una vez que fueran levantadas las sanciones de la ONU. Saddam estaba haciendo todo lo que podía para librarse de las sanciones por medio de tretas financieras ilegales, asevera el informe. Incluso, enumera compañías extranjeras que violaban las sanciones de la ONU, muchas de ellas provenientes de Estados Unidos, Francia, Rusia, China y Polonia.
Con cientos de traductores en Qatar aún revisando los documentos del régimen de Saddam, éste puede no ser el último informe sobre el tema de las armas. Pero las conclusiones generales de Duelfer probablemente no sean afectadas, admitieron funcionarios en Washington.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B. Nieva.
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