“Mi propuesta se sintetiza en un gobierno de mano firme y corazón grande. Mano firme contra la politiquería, contra la corrupción y contra la violencia; corazón grande en favor de los pobres”, dice Alvaro Uribe Vélez, el candidato antiguerrilla colombiano que lidera la intención de voto para las elecciones presidenciales del 26 de mayo, en este reportaje de Página/12, el primero que concede a un medio argentino. Uribe fue claramente beneficiado por la escalada de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y la ruptura de las negociaciones con el gobierno: hoy detenta el 52 por ciento de la intención de voto.
–¿Cuál es su programa para combatir la guerrilla?
–Propongo un gobierno de mano firme para disuadir a los violentos, un gobierno de autoridad legítima, transparente, imparcial que disuada a los violentos. Cuando los violentos sienten que van creciendo, aumenta su sed de sangre y su codicia de poder. Cuando sienten que hay un Estado que los contiene, que los disuade, que tiene la voluntad de derrotarlos, en ese momento reflexionan y toman seriamente el camino del diálogo. La guerrilla salvadoreña negoció solamente cuando se dio cuenta de que había perdido la oportunidad de ganar el poder por la vía militar. En los tres largos años de diálogos, las FARC incrementaron sus ilusiones de ganar el poder por la vía militar. Requerimos esquemas imaginativos y determinación para quitarnos de una vez por todas la pesadilla de la violencia.
–¿Cuál es el programa de gobierno?
–Es una pregunta muy amplia. Tengo propuestas en todos los campos críticos de Colombia. Soy un convencido de que nuestro país necesita educarse más y mejor. Ese es mi proyecto más ambicioso. He planteado al país una Revolución Educativa provista de participación comunitaria, que avance hacia la cobertura universal, la buena calidad, con acceso democrático. Una educación crítica, científica, ética, tolerante con la diversidad y comprometida con el medio ambiente. La Revolución Educativa que he planteado incluye cinco temas esenciales: cobertura, calidad, pertinencia laboral, formación técnica e investigación científica. Mi propuesta se sintetiza en un gobierno de mano firme y corazón grande. Mano firme contra la politiquería, contra la corrupción y contra la violencia; corazón grande en favor de los pobres. Vamos a derrotar la politiquería y la corrupción para destinar sus recursos a la inversión social. Tenemos que generar empleo. Esperamos que se apruebe el Atpa (acuerdo de preferencias arancelarias andinas, con que EE.UU. beneficia a las exportaciones de los países que combaten el narcotráfico) y que se incluyan textiles y confecciones. Nuestra propuesta es que para poder atender esa nueva demanda, el sector privado tenga el beneficio de importar maquinaria y bienes de capital sin impuestos, durante dos años.
–¿Cómo mejoraría al Ejército en su estado actual?
–He decidido que, de ser elegido presidente de la república, eliminaré el servicio militar obligatorio. Esto sólo será posible en el momento que nuestro ejército complete 100.000 soldados profesionales, con suficiente dotación y apoyo tecnológico. Los jóvenes que opten por no prestar servicio militar deberán prestar un servicio docente obligatorio en educación básica, como prerrequisito para obtener el título de bachiller o universitario. Estos jóvenes tendrán una carga académica que les permitirá intercalar su labor de docencia con el estudio. De esta manera será posible alcanzar dos objetivos fundamentales para la patria: primero, estaremos en capacidad de evitar y contener la acción de los grupos violentos. Esto lo lograremos con la profesionalización de nuestra Fuerza Pública y la activa colaboración de la ciudadanía a través de una Red de Informantes, conformada por un millón de personas en contacto permanente con las autoridades. También se hará obligatorio el entrenamiento militar básico de todos nuestros jóvenes (no servicio militar obligatorio) paraque, en situaciones de emergencia, estén en capacidad de defender a la Patria.
–¿Encuentra diferencia entre las guerrillas FARC y ELN?
–Ambos son grupos subversivos al margen de la ley, si llego a la presidencia de Colombia, trataré a ambos según sus intenciones de negociación seria para lograr la paz. No puede ser un proceso igual para los dos grupos si éstos se comportan distinto. Ofrezco dialogar con cualquiera de los grupos alzados en armas que operan en el país sobre la base de un cese inmediato, integral y vigilado de hostilidades y a partir del compromiso de que se abstengan de llevar a cabo acciones terroristas.
–¿A qué atribuye el 52 por ciento de voto a su favor?
–Cuando trabajo no pienso en el resultado inmediato sino en hacer las cosas bien. Es una lección que me dio mi mamá, quien me decía que hay que trabajar, trabajar y trabajar porque con ello, los resultados positivos llegarán tarde o temprano.
–¿Qué opina de la adhesión del partido conservador, cómo la interpreta?
–He sido muy concreto al aclarar que no negocio principios, la adhesión del Partido Conservador representa un apoyo para mi candidatura, ellos están de acuerdo con la mayoría de mis propuestas y por eso han decidido acompañarme en esta trayectoria. Mi interpretación no va más allá de ver en ellos una colectividad que apoya mis tesis para sacar adelante nuestra patria, ahí no hay negociación de puestos políticos y, como pudieron observar, tampoco hubo exigencia alguna de parte de ellos para la elección vicepresidencial.
–¿Cómo prevé que transcurrirán los comicios presidenciales?
–Estoy muy preocupado por el tema del fraude electoral en las pasadas elecciones de Congreso. Espero que la Fiscalía, la Registraduría y el Consejo Nacional Electoral tomen medidas inmediatas y eficaces que permitan realizar la jornada electoral en orden y total transparencia. Hay que hacer ahora todos los esfuerzos para garantizar la pureza electoral el próximo 26 de mayo.
–¿Cómo interpreta el aumento de ataques de las FARC en las ciudades?
–Los tristes hechos de los últimos días sólo ponen en evidencia la necesidad de autoridad de nuestra patria. No podemos ceder ni un milímetro a los violentos, los colombianos claman por autoridad para disuadirlos y paciencia ante estos atentados que tantas vidas inocentes están cobrando. Aquí no podemos seguir simplemente con un discurso de nostalgia y de pésame y dejando que a la gente la asesinen y la persigan. Aquí lo que necesitamos es acciones concretas a ver cómo recuperamos la seguridad.