El senador uruguayo Zelmar Michelini fue secuestrado y desaparecido en Argentina en los años ‘70. Su hijo Rafael también es senador en la actualidad por el Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría. “Uruguay tiene una asignatura pendiente sobre derechos humanos –sostiene–, que deberá ser saldada si ganamos las elecciones.”
–En los últimos años, uno de los temas que produjo más rispideces entre los gobiernos de Argentina y Uruguay ha sido el de los derechos humanos. ¿Usted piensa que si gana el Frente Amplio se eliminarán esas diferencias?
–Uruguay tiene una asignatura pendiente en ese tema. Notoriamente con los familiares de las víctimas, con las propias víctimas y además con la ciudadanía en su conjunto y con la comunidad internacional. Creo que la izquierda uruguaya tendrá una actitud con respecto a los derechos humanos que ponga a Uruguay de nuevo en el sitio que nunca debió perder.
–¿El Frente Amplio tiene una agenda sobre este tema?
–Sí: la búsqueda de la verdad y la justicia, aplicando la constitución y la ley, que pasa por la aplicación del artículo 4 de la Ley de Caducidad. Eso es lo que vamos a hacer y no se cuestiona porque en esa asignatura pendiente, en los últimos gobiernos no se avanzó mucho.
–¿Entonces piensa que en vez de diferencias habría una cierta coincidencia entre los gobiernos de Argentina y Uruguay sobre este tema?
–Sí. El gobierno del Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría va a estar consustanciado con el tema de los derechos humanos y hará todo lo que pueda hacer en ese sentido y colaborará con los gobiernos de los países vecinos, entre ellos el de Kirchner.
–¿Un gobierno del Frente Amplio tendría una cierta coherencia con los procesos políticos que se dan en Brasil y Argentina?
–El término Sudamérica está en la cabeza de muchos en la izquierda uruguaya. El tema de ir construyendo con Brasil y Argentina, con el Mercosur en su conjunto, lo que pueda ser luego una unión sudamericana, es una meta aunque se demoren 30 años en alcanzarla. Hay una base común y una meta común y a la vez ganancias recíprocas.
–¿Cuál es el punto que más diferencia al Frente Amplio con respecto a los otros dos partidos?
–Su capacidad de diálogo, su austeridad republicana y su relación con la región. Capacidad de diálogo con todos, empresarios incluidos, para que en el país se vaya generando un shock productivo que pueda generar un shock de empleo. El combate a la corrupción: escoba nueva barre bien y nosotros no vamos a barrer debajo de la alfombra. Y mejoraremos los lazos con la región, que han sido deteriorados en el gobierno de Batlle.
–Los otros dos partidos han afirmado que los mercados reaccionarían desfavorablemente ante un triunfo del Frente Amplio...
–El mejor candidato hoy es Tabaré Vázquez, y los mercados lo saben, al punto de que no hay ninguna turbulencia. Si Tabaré Vázquez bajara en las encuestas, entonces sí se producirían turbulencias porque muchos empresarios que no son de izquierda en estas circunstancias reconocen que la izquierda permite el mejor gobierno que podría tener Uruguay.
–¿No temen que se produzca un desfasaje entre la expectativa que pueda generar un triunfo del Frente Amplio y sus posibilidades reales, en el gobierno?
–Las demandas van a ser muy fuertes. Nos pedirán el paraíso y puede ser que nos entreguen un país que está en el infierno, pero notoriamente, para un niño pobre que está en la indigencia, un gobierno de izquierda no será igual que otro de derecha. Un gobierno de izquierda puede empezar a recorrer el camino para el cambio, con la derecha están condenados de por vida. Además la gente le va a dar un crédito enorme a ese gobierno de izquierda si actúa con austeridad y tiene diálogo y mejora la relación con la región y el mundo. Con dos o tres cosas bien que se haga en la economía entraremos en un proceso de expansión, de crecimiento y mejora en la calidad de vida.