EL MUNDO
Enfermo pero estable, Arafat es llevado a París
Tras la confusión, dispusieron que el líder palestino sea trasladado hoy a Jordania y luego a Francia para someterse a exámenes médicos. Sufriría de una enfermedad de la sangre.
Por Donald Macintyre*
Desde Ramalá
Yasser Arafat, seriamente enfermo, será llevado a París en avión hoy temprano para que se le hagan exámenes urgentes y determinar la causa exacta de su enfermedad, después que Israel levantara la prohibición para viajar al líder palestino de 75 años. La decisión de llevarlo a Francia, con la cooperación de su presidente Jacques Chirac, se tomó después de que su mujer, Suhar, llegara desde París para reunir un equipo internacional de médicos a su lado en la primera reunión con su marido desde el comienzo de la Intifada, hace cuatro años. El camino quedó libre para que Arafat viajara al exterior después de que el gobierno israelí rompiera la práctica previa (de confinarlo a la Mukata) al garantizar, si el tratamiento era exitoso, que él puede regresar a su complejo en Ramalá. Se esperaba que fuera llevado en helicóptero a Amman, Jordania, al amanecer, y luego a París en un avión del gobierno francés.
Mientras los políticos palestinos comenzaban a discutir en privado una posible sucesión para su líder por si no se recupera totalmente, el miembro del Consejo Legislativo Palestino Hanan Ashrawi le dijo a la CNN que no era probable que una única persona tomara el lugar de Arafat si no se recuperaba, o mientras estuviera imposibilitado de gobernar. “El presidente Arafat es un hombre –como decimos nosotros– más grande que la vida misma. Dudo que haya una persona sola que sea capaz de tomar su lugar, no sólo su estatura simbólica, sino las funciones que cumple”, dijo. La enfermedad, descripta hasta mediados de esta semana por los ministros palestinos como no más seria que una gripe estomacal, y monitoreada de cerca por funcionarios israelíes y estadounidenses, duró dos semanas pero dio un giro y empeoró el miércoles a la noche. Arafat había sido tratado en la clínica de dos habitaciones en sus cuarteles. El miércoles vomitó, se desmayó y estuvo inconsciente durante 10 minutos, dijo un guardaespaldas. En medio de continuas señales de que los médicos no estaban seguros de la causa exacta de la enfermedad, un médico le dijo a la agencia de noticias francesa AFP que estaba sufriendo una enfermedad de la sangre potencialmente fatal que requería de más exámenes para determinar la causa exacta.
El médico, que evitó dar su nombre, dijo: “Sus células sanguíneas, que normalmente deberían destruir microbios, están actualmente destruyendo plaquetas de la sangre”. Agregó que la enfermedad podría haber sido “una inflamación causada por un virus, un cáncer o un envenenamiento sanguíneo”, y que los exámenes suplementarios no podían realizarse en el complejo de Mukata rodeado de bolsas de arena en Ramalá. Añadió también que “los médicos piensan que debe ser transferido al exterior para hacerle más exámenes y poder recibir el cuidado necesario, porque podría morir si la condición persiste”. En un intento de tranquilizar a los muchos palestinos para quienes, a pesar de todas sus críticas a la Autoridad Palestina, él sigue siendo un símbolo supremo de su lucha por un estado durante una generación, los funcionarios en Mukata emitieron una fotografía y un videoclip de un Arafat demacrado vestido en pijama, sentado y bromeando con sus asistentes y médicos. No se emitió ninguna banda sonora con las imágenes. Mientras su mujer llegaba a Cisjordania desde París en medio de una fuerte seguridad, su madre les dijo a los reporteros que ella tomaría la decisión final sobre si debía o no llevarlo a la capital francesa.
El líder palestino pasó la mayor parte del día durmiendo, aunque Ashrawi, una visita frecuente al complejo durante el día, dijo que su condición había mejorado y que había “retenido” unos copos de maíz, porque el día anterior no había podido comer nada sin vomitarlo. Los médicos lo alentaron exitosamente a que comiera a pesar del ayuno de Ramadán, pero Ashrawi dijo que había sido alimentado por vía endovenosa. Ella añadió: “Por supuesto que estoy preocupada, pero espero que su instinto de supervivencia le sirva como lo hizo tantas veces en el pasado”. Los funcionarios insistieron ayer en que Arafat, un musulmán devoto, había estado lo suficientemente bien como para tomar parte en las oraciones de la mañana.
Mientras Ramalá y Cisjordania permanecían en calma como respuesta a la enfermedad del presidente de la Autoridad Palestina, los funcionarios israelíes hace tiempo que hacen planes de contingencia ante posibles desórdenes después de su muerte. Un documento de la cancillería, filtrado a comienzos de este año, consideraba la posibilidad de que grandes multitudes de palestinos pudieran llevarlo para el entierro en la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, conocida por los judíos como el Monte del Templo. Las autoridades israelíes habían destinado un posible lugar para el entierro del líder en el suburbio de Abu Dis de Jerusalém. El líder israelí, Ariel Sharon, se reunió ayer con su ministro de Defensa, Shaul Mofaz, para discutir las implicaciones de la enfermedad de Arafat. El canciller, Sylvan Shalom, dijo que una Autoridad Palestina sin Arafat podría convertirse en un socio para la paz.
*De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.