EL MUNDO
› HABLA UNO DE LOS PRINCIPALES DIRIGENTES DE LA ALIANZA DE TABARE
“El lunes renegociamos la deuda”
Lo dijo en exclusiva al enviado de Página/12 en Uruguay el senador Eleuterio Fernández Huidobro, en caso de que el domingo la coalición de izquierdas que representa gane las presidenciales. El FA es favorito a ganar en primera vuelta.
› Por Luis Bruschtein
Prácticamente todas las encuestas que se dieron a conocer ayer, menos una, dan como ganador en la primera vuelta al Frente Amplio. Y todas coinciden en que la fuerza política más importante del Uruguay, entre todos los sublemas que se presentan, son los tupamaros del Movimiento de Participación Popular, que encausa a más del 30 por ciento de los votos de la coalición de izquierda. El senador Eleuterio Fernández Huidobro, uno de los principales dirigentes del MPP y también uno de los que fueron atacados en la campaña electoral por su pasado guerrillero, adelantó a Página/12 que si ganan el domingo, “el lunes estamos renegociando la deuda externa” apoyándose para ello en las posiciones respectivas de los gobiernos de Argentina y Brasil. El ex jefe guerrillero reafirmó que todos los sectores del Frente Amplio se encolumnarán detrás del actual candidato Tabaré Vázquez y del programa consensuado en el Congreso de la coalición.
–¿Los tupamaros esperaban que la polémica por los años ’60 y ’70 contra ustedes se convirtiera en un tema central de la campaña, como lo ha hecho el Partido Colorado?
–Era totalmente previsible. Yo escribo una contratapa en el diario La República todos los jueves y hace muchísimos jueves dije que iba a pasar esto. Ya lo habíamos anunciado: se vienen los cucos y en el tramo final ellos van a largar los cucos, van a dejar de hacer propuestas, van a dejar de hacer política y van a largar los espantapájaros. Era obvio. Es como si en la Argentina fuera a jugar River y Boca y un adivinador dice que la hinchada de Boca va a hinchar por Boca.
–¿Y el uruguayo común cómo toma esa discusión?
–Bueno, esa campaña no apunta al segmento más politizado de la población, sino a un segmento de un ocho por ciento del padrón, o algo así, que los expertos dicen que es un segmento vacilante, asustadizo, sobre el que estas cosas pueden pegar. Por otra parte, ellos ya no buscan ganar, sino sacarnos unos puntos en la primera vuelta que otorga mayorías parlamentarias. Y también busca de rebote sacarles votos a los blancos. Porque trata de sacarles todo el voto conservador, el voto derechista. Ellos saben que el 30 por ciento de los votos de los blancos es de ellos, se han ido para allá por razones de voto útil. Ese sí es voto politizado, pero muy reaccionario, ultraderechista.
–Pepe Mujica dijo en el acto del MPP que las medidas de fondo había que tomarlas en los primeros seis meses de gobierno. ¿Se contradice esa afirmación con la política más gradualista que plantea Tabaré Vázquez? Por otra parte, se dice que el presupuesto está aprobado hasta el 2006, con lo que sería muy difícil que tomaran medidas importantes antes de esa fecha.
–Vamos a tomar esta última parte. El presupuesto se tiene que votar en el primer año de gobierno, es una ley. Hay plazos además para las dos Cámaras. Eso ya se está discutiendo y mientras tanto rige el anterior. Pero esas velocidades dependen de la voluntad política también. O pueden presentarse y negociarse mucho. El del año 2000 se negoció muchísimo, porque gobernaba una coalición de blancos y colorados, se peleaban entre ellos. Si nosotros tuviéramos mayoría parlamentaria ese trámite puede ser más breve. Después hay una ley que se llama de rendición de cuentas, que se discute cada año y que puede cambiar ese presupuesto. Entonces no es que nosotros estemos condicionados por un presupuesto que viene de atrás.
–¿Y con relación a los conceptos de Mujica?
–Algunos hablan de los primeros cien días, otros un poco más. Pero es algo que se repite en Uruguay. Es un tópico. Si estoy diciendo que el presupuesto es tan importante y se tiene que aprobar en el primer año, es evidente que allí viene todo el sesgo de la política económica. Se votan los impuestos, los topes de endeudamiento, se vota todo lo que hace a este tema. Todos los partidos dicen esto. Son cinco años de gobierno, el último casi perdido por la campaña electoral, en el primero se vota el presupuesto y después se produce el desgaste. Entonces un gobierno no puede esperar al tercer año para aplicar sus medidas porque se queda sin margen de maniobra, máxime en aquellos casos en los que una medida estructural de fondo requiera una ley. Porque entonces tiene que venir al Parlamento y es un trámite que demora. Siempre se dice eso, hasta los neoliberales. La derecha le criticó a este gobierno no haberlo hecho en los primeros días. En la izquierda se repite lo mismo.
–¿Entonces hay consenso en el Frente Amplio de que se actuará de esa manera?
–Sí, pero a veces esa es una frase muy remanida que no se adapta a las realidades. Nosotros nos vamos a hacer cargo de un gobierno que desde la fundación del Uruguay, hace 200 años, ha sido ocupado por dos partidos. En mi opinión, en el primer año no sabemos con qué nos vamos a encontrar. Nosotros hemos elaborado programas, estimaciones de todo tipo sobre la base de una información muy retaceada, tacaña. Los dos partidos se han repartido el poder durante dos siglos y el Ejecutivo tiene el poder de omitir y no dar información. Las verdaderas cuentas del estado del país, de las empresas estatales, de los entes autónomos, de los ministerios, recién los vamos a conocer cuando estemos adentro. Nos va a llevar unos meses y temo que nos llevemos alguna sorpresa.
–¿Cuál es el área más urgente para el MPP o aquella desde la que se pueda enviar una señal clara del cambio a la sociedad?
–Nosotros no tenemos un programa propio, sino que participamos en el Congreso del Frente Amplio que elaboró el programa. En algunos puntos quedamos en mayoría, en otros en minoría, pero una vez que se votó, ése es el programa. Podemos tener preferencias, pero hoy tenemos que cumplir ese mandato en caso de ser gobierno. El mismo programa del Frente Amplio prioriza el plan de emergencia social, acudiendo en ayuda del segmento de la población más afectada por este desastre. Y también está el aspecto ético, el estilo, que es muy importante y que la gente va a notar de inmediato. Los últimos gobiernos, especialmente éste, han sido gobiernos encuevados, clandestinos, encerrados entre cuatro paredes, que no dialogan con nadie, que dos por tres sacan el periscopio para ver el país, como con miedo. Cuesta enormemente conseguir información y de repente se despatarran con una nueva ley que elaboraron en una escribanía. Ha sido un gobierno de puertas cerradas. Nosotros nos proponemos hacer un gobierno de puertas abiertas, incluso para la oposición.
–¿Qué fue lo que llevó a los dos partidos históricos a cerrarse de esa manera?
–Yo creo que estamos ante la crisis de los partidos tradicionales, que se han pervertido como partidos. Yo debo reconocer que aunque sea de derecha, para ser partido tiene que ser militante, combativo, si no es una barra de amigos que en el fondo ni se sabe si son de derecha. Fue un largo proceso de deterioro. También fue producto de su dominación. Se apoderó de ellos una costra burocrática que además se apoderó del Estado a través de ellos. Entonces no se sabe bien si son partidos o si es el estado transformado en partido porque el Estado es de ellos, con clientelismo político y acomodo. Se han quedado sin militantes, hoy día ellos tienen que comprar y pagar todo. Eso pervierte a cualquier partido, de derecha de centro o de izquierda. Es un lento proceso corrosivo. Le pasó en especial al Partido Colorado, que ha sido el más conspicuamente dueño del Estado desde la fundación del Uruguay. Si uno está en el gobierno con un partido de esa naturaleza, que ya no es un partido, entonces no puede abrir las puertas para dialogar con la sociedad.
–Como si fuera una especie de aristocracia al viejo estilo feudal...
–Sí. Pero ojo que no siempre ha sido así. Los colorados tenían un formidable partido y una tradición de convenciones y asambleas abiertas, agitadas, turbulentas, con una vida interna esplendorosa que ya pasó a la historia. Porque esa vida interna le daba una fuerza tremenda, incluso como adversario, había que enfrentarlos. Algunos caudillos blancos, como Wilson Ferreyra Aldunate en las elecciones del ‘71, por ejemplo, y también posteriormente, arrastraban masas y en forma participativa. Y hoy, que el cierre de campaña del Partido Nacional llene dos cuadras en Montevideo es algo increíble, a mí me cuesta creerlo. ¿Qué pasó con esos partidos? Y yo creo que el error fue haberse metido demasiado bajo el ala del Estado, de haberse “hamburguesado”, como dice un amigo.
–Otro punto condicionante es la deuda externa, que es equivalente a más del ciento por ciento del PBI.
–Y los intereses son alrededor de 700 millones de dólares al año, que para Uruguay es mucho. En realidad, nosotros no estamos pagando deuda, estamos pagando intereses. El desastre del Uruguay productivo determinó que estos gobiernos vivieran de prestado. Y los intereses crecen porque el endeudamiento también crece. La primera renegociación que se hizo a principios de 2003 tenía escalones de pago muy difíciles a principios de 2005 y de 2006. La última renegociación nos alivió un poco. Pero como dice nuestro futuro ministro de Economía, Danilo Astori, el lunes que viene, si ganamos el domingo, comenzamos a renegociar. Obviamente que a nosotros nos favorece enormemente la actitud de Argentina y Brasil. Argentina está de patas levantadas, se la pone más dura. Y Lula dice no, cambien el sistema, no incluyan el endeudamiento invertido en infraestructura y en cargas sociales. Claro que en este caso es para seguirse endeudando. Nosotros somos un país chiquitito, pero con estos dos bulldog ladrando fuerte, este cuzquito chiquitito puede ladrar algo también. El problema es que si no levantamos la economía estamos fritos, porque por más que negociemos o vayamos “chupando rueda” de Kirchner y nos recorten la deuda, si no crecemos nos volvemos a endeudar.
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