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Israel deja un valle de lágrimas y ahora se prepara para taparlo
El Ejército israelí se retiró de Nablus y Ramalá, pero se mantiene en Belén. Ariel Sharon anunció el fin de la primera fase de la ofensiva. Ahora vendría la creación de “zonas tapón”.
Por Suzanne Goldenberg
Desde Jerusalén
Los tanques y vehículos blindados israelíes volvieron ayer a situarse alrededor de las ciudades de Nablus y Ramalá, mientras el primer ministro Ariel Sharon decía que la primera etapa de la ofensiva había terminado. En ambas ciudades, los tanques se retiraron a los perímetros de la ciudad, donde palestinos, en el caso de Ramalá, salieron de sus casas –luego del sitio de 23 días– para descubrir múltiples escenas de destrucción. Un complejo de seguridad y los ministerios de Finanzas y Educación fueron saqueados, así como las organizaciones de derechos humanos Mattin, donde los trabajadores dijeron que las tropas en retirada dejaron un mensaje en inglés sobre la pared: “Malditos árabes, no se metan más con nosotros”, decía y estaba firmado por el ejército israelí. Los tanques permanecieron fuera de la sede en ruinas del cuartel general de Yasser Arafat, y de la Iglesia de la Natividad en Belén, donde un gran número de palestinos, incluyendo monjas y hombres armados, están por tercera semana bajo el sitio israelí.
“Hemos terminado esta etapa de la operación”, dijo Sharon a los periodistas. “Hemos obtenido notables logros, pero la lucha contra el terrorismo continúa y va a continuar. Pero ahora se va a emplear un método distinto.” Sharon no dio detalles, aunque ha hablado previamente de crear una zona tapón que haría más difícil a los palestinos de Cisjordania llegar a las ciudades y poblados israelíes. Sin embargo, Sharon estaba menos dispuesto, ayer, para largas discusiones con su gabinete, donde admitió que había sido forzado a aceptar la misión de la ONU para investigar la destrucción del campo de refugiados de Jenín, establecida por el organismo el viernes pasado, por ser la opción menos dañina para la imagen de Israel. La idea de extranjeros investigando el ejército ha causado amplia consternación en Israel, que ayer lanzó un ataque personalizado a Terje Roed Larsen, el enviado especial de la ONU en Medio Oriente. Sharon dijo a su gabinete que había indicado a sus funcionarios evitar cualquier contacto con él. Larsen ha criticado a Israel por impedir la entrada de misiones humanitarias al campo de Jenín, y describió la destrucción de cientos de casas allí como un “horror más allá de lo imaginable”.
Políticos del derechista Likud e incluso laboristas moderados se alinearon para desdeñar al enviado. El ministro de Defensa, Benjamin Ben Eliezer, dijo a Radio Israel que Larsen había “adoptado el punto de vista palestino” mientras que el ministro de Transporte, Efraim Sneh, dijo: “La ONU está tomando partido de una forma muy evidente. Eso nos enoja mucho”.
Sneh también criticó a Chris Patten, el comisario de la Unión Europea para las Relaciones Exteriores. “Esas declaraciones son muy graves para la Unión Europea como posible mediador en el conflicto.” Un vocero del enviado dijo anoche: “Larsen está perplejo por las críticas, en tanto amigo de larga data de Israel y de los palestinos”. Larsen fue útil para conseguir que israelíes y palestinos mantuvieran conversaciones secretas que llevaron a los acuerdos de paz de Oslo y ha pasado ocho años en el Medio Oriente.
El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, que trató pero falló en negociar un alto el fuego durante su visita a la región la semana pasada, dijo que Israel debería aliviar su confinamiento sobre Arafat para darle una mejor oportunidad de ejercer su autoridad. Israel dice que va a mantener el sitio sobre la sede de Arafat hasta que entregue a los cuatro hombres buscados por el asesinato del ministro de Turismo Rehavam Zeevi y al acusado de ordenar un cargamento de armas a los grupos activistas. Los asistentes de Arafat han dicho que los sospechosos están bajo custodia en el complejo y que van a ser tratados por la Autoridad Palestina. Mientras tanto, en Ramalá, palestinos pudieron dar ayer su primer vistazo a la destrucción realizada por la ocupación israelí. El complejo de losServicios de Seguridad Preventiva palestinos –la principal fuerza policial– era un edificio ennegrecido con sus archivos cubiertos por cenizas blancas.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Giselle Cohen.
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