EL MUNDO
› QUIENES COMPETIAN PALMO A PALMO EN EE.UU.
Dos aspirantes a comandantes en jefe
George W. Bush y John Kerry, los dos postulantes de las peleadísimas elecciones de anoche, difieren en mucho, pero tienen algo en común: los dos se presentaron más como candidatos a comandantes en jefe en un EE.UU. signado por el miedo al terrorismo.
CANDIDATO REPUBLICANO GEORGE W. BUSH.
El Presidente de Guerra
“Si no tenemos éxito, corremos el riesgo de fracasar”, afirmó George W. Bush en uno de sus más conocidos “bushismos”, hablando de la guerra en Irak. El autoproclamado Presidente de Guerra fue a la guerra contra el terrorismo a la caza de Osama bin Laden después de los atentados del 11-S, prometiendo atrapar al terrorista saudita. La invasión a Irak, que en su principio tuvo un fuerte apoyo de la opinión pública, luego fue perdiendo apoyo después de que se conocieran las mentiras y distorsiones utilizadas para justificar la invasión. Nunca se encontró un vínculo entre los atentados e Irak ni se encontraron las armas de destrucción masiva que sirvieron de excusa para el ataque.
El 1º de mayo del año pasado, proclamó el fin de la guerra en la cubierta del portaaviones “USS Abrahmam Lincoln”, acto que sirvió para el lanzamiento de campaña electoral más espectacular de la historia. El comandante en jefe que logró zafar de ir a la guerra de Vietnam durante sus días de colimba, gracias a la palanca y los buenos amigos de papi, George Bush I, se disfrazó de piloto, con uniforme militar y arnés incluido que destacaba un notable bulto, lo que fue objeto de burlas.
Esta carrera presidencial derrocha testosterona para ver quién es el más macho que protegerá a Estados Unidos de los terroristas. El cowboy no perdía oportunidad de mostrarse como un macho beligerante, vistiendo una camiseta sudada, jeans ajustados y sombrero de cowboy con una sonrisa arrogante. Además, tenía el respaldo del más macho de los machos: Terminator, o sea, Arnold Schwarzenegger, “gobernator” de California.
Bush perdió los tres debates televisados con su opositor demócrata. Después de infinitas negociaciones para determinar el cómo, el dónde y el cuándo del gran evento, las partes llegaron a un acuerdo que detallaba desde la altura de los tacos que usaría cada candidato (el demócrata le saca diez centímetros al republicano) hasta cómo serían enfocados por las cámaras. En uno de los debates, los competidores fueron tomados por las cámaras de espaldas y se pudo ver un bulto en la espalda de Bush, suscitando especulaciones de que era un transmisor para que sus asesores le “soplen” lo que debía decir. El compañero de fórmula de Kerry, John Edwards, dijo que “tal vez era su batería”, cuando le preguntaron. Bush simplemente dijo que era una camisa mal cortada.
El presidente reelecto suscitó las risas del público en el tercer debate cuando se les preguntó a los candidatos qué aprendieron de las mujeres de sus vidas. “Escucharlas, pararme derecho y no fruncir el ceño”, dijo el mandatario. Laura Bush, tradicional primera dama y amante esposa, ha logrado mantenerlo en vereda a través de los años. La oveja negra, como él mismo se autocalificó, era un alumno mediocre, tormentoso y amante de las fiestas. Bush dejó la bebida después de que su esposa le advirtiera: “O la botella o yo”. La eligió a ella, se convirtió en cristiano evangélico y hoy hace constantes referencias religiosas con una tendencia de citar a Dios para hacer y explicar su política. Si Max Weber estuviera vivo, se haría una fiesta con el estudio del caso.
CANDIDATO DEMOCRATA JOHN KERRY.
El veterano de Vietnam
Dicen que es aburrido. Dicen que es poco carismático, poco patriota, un debilucho, que es poco constante en sus opiniones. Lo “insultan” diciendo que es progre. En una obvia alusión a estos comentarios, reconoció después de una cirugía en su hombro derecho: “Ultimamente estoy teniendo problemas con el ala derecha”. Y es que John Forbes Kerry tiene un record de votos por causas progresistas en sus dos décadas en el Senado.
El nuevo JFK, que al principio apoyó la guerra en Irak, es representativo de la evolución de la opinión pública estadounidense en torno de este tema, dando munición a sus detractores, quienes lo caracterizan como un hombre dubitativo y contradictorio que cambia constantemente de opinión. “Fue algo difícil prepararse para los debates, porque cambia de posición todo el tiempo, especialmente en relación con la guerra. Creo que podría pasar 90 minutos debatiendo consigo mismo”, dijo W. Mientras Bush se presentó como “comandante en jefe” y como “presidente de guerra”, los padres de los soldados destacados en Irak tenían que comprarles a sus hijos sus chalecos antibalas porque el Pentágono se quedó corto de fondos y de equipo. El ex héroe de Vietnam devenido pacifista abrió su discurso de aceptación de la nominación demócrata frente a la Convención de su partido haciendo la venia: “Soy John Kerry y estoy reportándome para cumplir servicio”. Así, resaltaba su rol como ex militar y se postulaba como el mejor defensor de la seguridad nacional después de la explotación de los atentados del 11-S por parte de Bush. El demócrata fue el único de los dos candidatos en ir a la guerra, dato que intentaron olvidar los republicanos cuando lo acusaron de poco patriota.
Después de graduarse de la Universidad Yale en 1966, donde se dice que fue un estudiante brillante, se alistó como soldado para la guerra de Vietnam, donde en cuatro meses de servicio fue condecorado por su heroísmo. Volvió con la convicción de que era una guerra equivocada. En 1971 declaró ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado y denunció la guerra como un “terrible error”. “¿Cómo pueden pedir a un hombre que sea el último en morir en Vietnam? ¿Cómo pueden pedir a un hombre que sea el último en morir por error?”, exclamó. Su activismo en contra de la guerra fue considerado como una traición por algunos de sus ex compañeros de armas. Uno de los spots más dañinos que marcó el duelo Bush-Kerry fue un corto realizado por un grupo de ex combatientes de Vietnam, los Veteranos de Lancha Patrullera de Vietnam por la Verdad, en el que acusaron a Kerry de haber agrandado sus actos de heroísmo para obtener sus condecoraciones. Después de su difusión el candidato cayó varios puntos en las encuestas.
El tiempo en el que los candidatos se hacían fotografiar con niños en brazos quedó atrás. En este concurso de hombría, centrada en la guerra contra el terrorismo consecuencia del 11-9, fue mejor mostrarse fuerte y viril. Tuvo el respaldo de Superman, el actor Christopher Reeves. Ambos candidatos buscaron conquistar al hombre blanco en estados rurales clave que podían definir el resultado de los comicios. Pero también el de las mujeres que buscan seguridad tras los atentados.
Perfiles: Ximena Federman.