EL MUNDO
› CANCELARON EL BANQUETE EN HONOR AL PRESIDENTE DE EE.UU.
El banquete que no fue para Bush
Fue el cierre de la cumbre de la APEC en Chile, más antiterrorista que económica.
Hubo roces con los guardias de George W.
No hubo ayer banquete oficial en honor al presidente George W. Bush en el Palacio de La Moneda como se esperaba. Las consortes de los 300 invitados, entre principales empresarios y políticos chilenos, debieron guardar sus vestidos de cóctel para otra ocasión. Finalmente, toda la fanfarria ceremonial que debía acompañar el desarrollo de la APEC se redujo a una cena privada de Bush con el presidente chileno Ricardo Lagos. En un encuentro internacional comercial que fue copado por el terrorismo, las medidas para combatirlo y las advertencias a Irán y a Corea del Norte, la APEC no sólo gatilló disturbios en las calles de Santiago: también despertó rencillas entre los encargados de custodiar a Bush y sus homólogos chilenos.
Con sus dos brazos escarbando el interior de los cañones del patio de La Moneda para comprobar si realmente estaban en desuso, el custodio de Bush testeaba el nivel de seguridad, bajo la mirada impaciente de los carabineros. Esta y otras medidas de intromisión en el terreno de la policía chilena tuvieron lugar ayer, pero la gota que colmó el vaso fue cuando el personal de seguridad norteamericano pidió que todos los invitados pasaran bajo el detector de metales para ingresar al banquete oficial en honor a Bush. Fue entonces cuando decidieron cancelarlo y dejarlo todo entre amigos, que no necesitaran sacarse los anillos para reunirse a compartir una comida. Las exigencias del servicio secreto que custodia a Bush colmaron la paciencia de la Guardia de Palacio de Carabineros, al punto de que las disidencias entre ambos cuerpos de seguridad no pudieron ser zanjadas. El jefe de la policía chilena, general Alberto Cienfuegos, admitió roces entre sus efectivos y los guardias de seguridad de Bush, aunque los atribuyó a que ambos grupos trabajan en una “labor sensible” durante la cumbre de la APEC. “Son roces propios de este tipo de actividades, que son demasiado sensibles. Pero en Chile nosotros hacemos cumplir nuestras exigencias”, explicó ayer el general Cienfuegos en declaraciones a Radio Cooperativa.
La cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) terminó ayer en la capital chilena con el acento puesto en la cuestión de la seguridad y el control de la proliferación nuclear, aspectos impulsados principalmente por Bush. En el documento firmado ayer, denominado “Iniciativa de Santiago”, la APEC exhortó a la lucha contra la corrupción como factor del desarrollo del libre comercio, pero también incluyó referencias a cuestiones de seguridad y del desarme nuclear planteadas por el mandatario estadounidense. El presidente chileno dijo que la cumbre analizó el tema del terrorismo, tras los ataques en Beslán y Yakarta, y que se decidió alentar a los países miembros a adherir a las convenciones universales contra esa práctica. “Hemos también recordado las trágicas consecuencias de los recientes ataques terroristas en Beslán y Yakarta, y alentamos a las economías pertinentes a adoptar las medidas que permitan ratificar las convenciones universales básicas antiterroristas, y destacamos las acciones adoptadas por las economías en el área de la seguridad y el comercio”, declaró el anfitrión.
Lagos también aseguró que se espera revisar el avance de los compromisos del Foro para desmantelar a los grupos terroristas y eliminar el peligro de las armas de destrucción masiva. Los analistas destacaron que la cumbre, que reúne a representantes de 21 países, desvió sus objetivos iniciales limitados a los temas económicos para volcarse hacia las dos cuestiones incorporadas por Bush: la lucha contra el terrorismo internacional y la anulación de los programas atómicos de Corea del Norte e Irán. “Algunas de las economías desarrolladas de la APEC están empujando para ampliar la agenda de su mandato económico actual incluyendo en su agenda cuestiones de seguridad, como la proliferación de armas de destrucción masiva y la eliminación de los grupos terroristas”, dijo ayer el ministro de Comercio malayo, Rafidah Aziz.
No obstante, la posición estadounidense causó disensos en la reunión, como la manifestada por la primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark,quien pidió que una campaña contra el terrorismo internacional debía incluir necesariamente, una resolución sobre la cuestión palestina.
Clark enfatizó su preocupación por la consolidación de estrategias de seguridad que, con el pretexto del terrorismo, separen irreversiblemente al mundo islámico del resto del mundo.
Bush también se encontró con su par mexicano, Vicente Fox, para discutir la necesidad de tener “fronteras más seguras” entre ambos países, ante la nueva política de migración impulsada por Washington. “Queremos tratar a los mexicanos con respeto y dignidad” en Estados Unidos, dijo Bush luego de su reunión con Fox, que se llevó cabo en el Hotel Hyatt de Santiago, Chile, al margen de la APEC. El mandatario norteamericano prometió una amnistía para los trabajadores ilegales mexicanos y la sanción de nuevas reglas para las personas sin documentos, medidas que son resistidas en el Congreso de Washington. Sin embargo, al término del encuentro, Fox no habló de la cuestión migratoria sino de la necesidad de crecimiento económico de su país para que los problemas de los “ilegales” se reduzcan. “México quiere que su economía crezca, que se haga más fuerte para tener más puestos de trabajo en México. Esa es nuestra prioridad”, afirmó Fox.
Entre el nerviosismo por los disturbios ante las protestas en contra de la APEC, organizadas por el Foro Social y la Coordinadora, que terminaron con detenidos y heridos, y la paranoia de los custodios norteamericanos que enervó a los carabineros chilenos encargados de la seguridad en el evento, la APEC terminó ayer desviando su atención de los temas económicos y adoptando la agenda de un Bush nuevamente elegido por el miedo de ese nuevo enemigo difuso: el terrorismo.
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