Mar 23.11.2004

EL MUNDO

“En América latina se levanta una nueva oleada de pueblos”

En esta entrevista, el presidente Hugo Chávez analiza Venezuela post referéndum –que resultó ratificatorio de su mandato– como la actitud de “desconocimiento de las instituciones” de una parte de la oposición. En el contexto de una región que cambia.

Por Clodovaldo Hernández *
Desde Caracas

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de 50 años, considera que el discurso social de su homólogo español, José Luis Rodríguez Zapatero, está tan comprometido con la igualdad y la justicia sociales que coincide plenamente con los postulados de su gobierno, los cuales, según su propia confesión, se ubican en el punto más radical y estructural del espectro de América latina.
La entrevista con el presidente de Venezuela fue celebrada 24 horas antes del atentado contra Danilo Anderson –el pasado jueves por la noche–, el fiscal que investigaba el golpe de Estado de 2002. Durante su transcurso, Chávez expresó sus dudas sobre una ley de amnistía para sus adversarios políticos, alegando que “mucha gente sigue conspirando contra las instituciones”.
–¿No es un grave riesgo para el carácter democrático de su gobierno el carecer casi por completo de oposición?
–Hay una oposición en el país, claro que sí. Yo creo que la crisis de la oposición está sobre todo en la dirigencia. Viejos capitanes desgastados pretenden montarse sobre una situación nueva. Cuatro millones de votos por el sí en el referéndum (la opción para que el presidente fuera revocado) son respetables. Nosotros reconocemos a esa gente y esperamos que surja de esa masa opositora honesta, buena, venezolanista, un nuevo liderazgo.
–¿Hasta dónde está dispuesto a llegar usted en el perdón? ¿Impulsaría una amnistía política?
–Yo siempre los he perdonado, a pesar de que siguen diciendo que los persigo, pero como yo no soy la ley y aquí hay una Constitución y unas instituciones, si tienen unos juicios abiertos tampoco puedo inmiscuirme en las atribuciones de la fiscalía y los tribunales. Ojalá los sectores de la oposición que han estado impulsando golpes de Estado, intentos de desestabilización, que han estado al servicio de potencias extranjeras y de intereses bastardos, rectifiquen y se hagan merecedores de esa ley de amnistía, que en todo caso debe ser discutida y aprobada por la Asamblea Nacional, no por mí.
–¿Usted aceptaría esa amnistía?
–Yo vería con cuidado porque me parece que las cosas hay que ganárselas. Todavía hay algunos sectores llamando al desconocimiento de las instituciones e incluso a que maten al presidente, como hizo en Miami este actor (Orlando Urdaneta), quien dijo que el problema de Chávez se resuelve con un fusil que tenga mira telescópica. Así, cómo se puede hablar de amnistía. En todo caso habría que hacerlo de manera selectiva.
–Con quienes, al parecer, sí hay avances en materia de reconciliación es con los empresarios.
–Nos da mucho gusto que sea así. Esperamos que nunca más sean utilizados para atentar contra su propio país, como ocurrió en diciembre de 2002 y enero de 2003, con aquella huelga golpista y criminal que, además, se revirtió contra ellos mismos porque muchas empresas terminaron en la bancarrota. En la nueva etapa que vamos a llevar adelante en la revolución tiene un alto interés el impulso definitivo de una nueva economía que desarrolle la industria nacional, la petroquímica, la agroindustria, el petróleo, el turismo. Necesitamos la intervención del sector privado para invertir en infraestructuras, autopistas, viviendas, ganadería, pesca. Estamos dispuestos a dar incentivos y facilidades tributarias.
–¿La crítica permanente a la globalización y la creación de grandes empresas estatales cuando más bien se recomienda privatizar las existentes no son señales negativas?
–Espero que no porque nuestra intención no es desplazar al sector privado, sino compartir el espacio, y estamos lanzando una poderosa señal de que estamos dispuestos a impulsar el desarrollo integral del país. Porejemplo, con el ingreso petrolero excedentario vamos a fundar de nuevo nuestra línea aérea de bandera, Conviasa (la anterior, Viasa, fue privatizada; la compró Iberia, tras lo cual fue a la quiebra y desapareció) y vamos a competir con el sector privado, pero a la vez potenciar el desarrollo de nuestro sector aeronáutico. Yo espero que los agentes económicos no se dejen confundir por lo que pudiera lucir a primera vista y que entiendan que éste es un gobierno que impulsa un modelo mixto de desarrollo.
–¿La reunión que usted sostuvo con el empresario Gustavo Cisneros marcó el paso de la reconciliación?
–Si lo vemos en perspectiva, pudiera ser que no. Yo me reuní con Cisneros mucho antes del referéndum. Y después de éste, los portavoces más destacados del sector empresarial continuaron señalando que hubo un fraude. Por eso no creo que la entrevista con Cisneros haya marcado un punto de inflexión. Más bien ese punto está en la victoria del no en el referéndum y luego de casi todos los candidatos revolucionarios en las elecciones de gobernadores y alcaldes. A pesar del inmenso intento de manipulación de un sector de la oposición y de los medios de comunicación para hacer creer que nuestro triunfo fue producto de un fraude, poco a poco todos los sectores del país van tomando conciencia de la realidad de que existe un mapa político que debe ser reconocido por todos.
–Ya no está Aznar en España, pero sigue estando Bush en Estados Unidos y ahora con el ala conservadora reforzada en materia de política exterior ¿Cómo se prepara?
–Siempre estamos preparados para actuar o, mejor dicho, para responder (sonríe), porque ellos son los que marcan la línea, son los fuertes, manejan medios de comunicación mundial, tienen capacidad para bloquear países o invadirlos, son el imperio ¿no? Por el bien no sólo de Venezuela sino también de América latina y del mundo, ojalá que este nuevo gobierno del señor Bush sea en realidad un nuevo gobierno.
–¿Está usted más cerca de Castro o de los liderazgos más recientes como el del brasileño Lula da Silva, del argentino Néstor Kirchner o del uruguayo Tabaré Vázquez?
–Más que los líderes, en América latina se levanta una nueva oleada de pueblos. Pudiéramos decir que con una carga ideológica que le imprimimos los líderes y movimientos políticos que orientamos la oleada. Nosotros nos ubicamos en la perspectiva revolucionaria de esa oleada, en los cambios revolucionarios, estructurales.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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