Uno de los colaboradores más próximos a Silvio Berlusconi, senador y fundador de su partido Forza Italia, fue sentenciado a nueve años de prisión por complicidad con la mafia siciliana. La orden de arresto a Marcello dell’Utri vino luego de un proceso en un bunker a prueba de bombas de Palermo, que duró más de siete años y un record de 13 días de deliberaciones por los jueces. Y se produjo un día después de que Berlusconi mismo evitara por un pelo una sentencia de prisión, habiendo sido hallado “responsable” de sobornar a un juez de Roma pero no culpable debido a su estatuto de limitaciones.
El primer ministro italiano se negó a comentar el veredicto. Pero el impacto político, que había sido amortiguado por el ambiguo veredicto del viernes, está estremeciendo nuevamente a Italia. Las vidas y carreras de Berlusconi y Dell’Utri han estado cerca y misteriosamente ligadas por 30 años. Berlusconi era un constructor agresivo y ferozmente ambicioso de Milán y Dell’Utri, un empleado bancario de Palermo, loco por el fútbol cuando sus destinos primero se ligaron. En 1974 Berlusconi persuadió al siciliano a que fuera con él a Milán para convertirse en su “secretario especial”. ¿Qué Dell’Utri para ganar esa posición? ¿Cuáles eran sus responsabilidades? Los años ‘70 fueron muy peligrosos en Italia para cualquiera que estuviera volviéndose ostentosamente rico, como en el caso de Berlusconi: los secuestros de la mafia eran moneda corriente. En 1974 tuvo buenos motivos para creer que sus hijos estaban en peligro, y los mandó a España por un tiempo para evitar riesgos.
La contratación de Dell’Utri –se afirma– fue un paso hacia alcanzar un acuerdo permanente con la Mafia. Dell’Utri no era él mismo un mafioso, y nunca ha sido acusado de tal. Pero conocía a personas que lo eran, entre ellos Gaetanop Cina, dueño de una lavandería pero secretamente también un integrante de la Mafia. (Cina recibió una sentencia de prisión de siete años por trabajar en beneficio de la mafia.) Por años, Dell’Utri se aseguró conexiones de hierro. Berlusconi llegó a promoverlo para el puesto de director de Publitalia, su compañía de publicidad. Dell’Utri fue “el embajador de la Cosa Nostra en Milán”, quien, cuando era necesario, armaba reuniones “directas y personales” entre el ascendente multimillonario y jefes mafiosos de primera línea de Sicilia para asegurarse que ambas partes se entendieran. Esto incluía pagos anuales a la mafia por parte de Fininvest, la compañía de Berlusconi.
La inmovilidad política de la Italia de posguerra, en que los demócratas cristianos dominaron el gobierno por más de 40 años, produjo una inmensa corrupción institucionalizada. Pero en 1992 se produjo la erupción del escándalo de sobornos conocido como “Tangentopoli”, y la mafia supo que si los partidos establecidos caían, ellos iban a necesitar aliarse con quien fuera que ocupara sus lugares. En 1993, jefes de la mafia se reunieron en Sicilia para decidir si apoyar a un partido secesionista, Sicilia Libera, o al nuevo partido de Berlusconi, Forza Italia. Resolvieron hacer esto último. En las elecciones generales de 2001, Forza Italia arrasó en Sicilia con una conquista sin precedentes de sus 61 circunscripciones.
Sandro Bondi, coordinador nacional de Forza Italia, insistió ayer que Dell’Utri era inocente. “Estoy absolutamente seguro de que va a ser absuelto en la apelación”, sostuvo.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.