EL MUNDO
¿Irán es un blanco clave para W2?
El informe de The New Yorker sobre las misiones secretas de EE.UU. en Teherán provocó la reacción de la Casa Blanca.
Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
El Pentágono estuvo conduciendo reconocimientos secretos sobre blancos potenciales dentro de Irán, declaró una revista ayer, volviendo a encender la polémica sobre si Estados Unidos debería tomar acciones militares para destrozar los sospechosos programas de armas nucleares de Teherán. La Casa Blanca negó que Irán sea el próximo objetivo de la llamada “guerra contra el terrorismo”. El informe en la revista The New Yorker, escrito por Seymour Hersch –el periodista investigador que reveló el escándalo en la prisión iraquí de Abu Ghraib– hace una pintura del Pentágono que, bajo el mando de Donald Rumsfeld, está tomando firmemente el control de las operaciones secretas. Según Hersch, el presidente Bush firmó una serie de órdenes ejecutivas autorizando unidades de comandos y de fuerzas especiales que tomen acción contra los blancos terroristas en “tanto como 10 países” en Medio Oriente y en el sur de Asia. El gobierno estadounidense reaccionó ante esa versión afirmando que privilegiará la vía diplomática para buscar una solución al conflicto por el programa nuclear de Teherán.
El objetivo más estratégico es Irán, dicen funcionarios militares y de Inteligencia no identificados entrevistados para el artículo. Tanto expertos estadounidenses como europeos creen que el régimen de Teherán está ahora a sólo pocos años de adquirir armas nucleares y un sistema de entrega, desarrollados en “tres docenas o más” de sitios desparramados por el país. Las misiones de reconocimiento secreto han estado en vigencia “por lo menos desde el verano pasado” para identificar blancos que podrían atacarse o bien por ataques aéreos o por ataques de comando por tierra. “No es ‘si’ vamos a hacer algo en contra de Irán”, dice un ex funcionario de alta Inteligencia citado. “Lo están haciendo.”
Si el informe es correcto, el Pentágono está en el borde del triunfo de su larga lucha con una CIA desacreditada por el control de la mayoría de las operaciones secretas. Ahora parece que el brazo paramilitar de la CIA estará bajo el control de Rumsfeld. Sus operaciones podrían ser reclasificadas como pasos para “preparar el campo de batalla” en la continuación de la guerra contra el terror. Pero el Pentágono, por lo tanto, no tendría que informar al Congreso de tales actividades, en oposición a la CIA, que tiene que mantener a la Cámara de Representantes y al Senado al tanto de sus actividades con anticipación.
Dan Barlett, director de comunicaciones de Bush, dijo a la CNN que el informe de The New Yorker estaba “lleno de inexactitudes”, aunque no lo negaba directamente. La administración fue comprometida a negociar sobre Irán, dijo Barlett. Sin embargo, añadió: “Ningún presidente en ninguna coyuntura en la historia ha tomado opciones militares que no estuvieran en la mesa, una confirmación implícita de que el Pentágono por lo menos tiene planes alternativos para acción militar. El tema seguramente va a surgir en la audiencia de confirmación de Condoleezza Rice, en la que la designada Secretaria de Estado será interrogada sobre los planes de la administración para el segundo período sobre Irán y Corea del Norte, los otros miembros del “Eje del Mal” identificado por Bush en su discurso del Estado de la Unión de 2002.
Sus respuestas durante la sesión de dos días que comenzaron esta mañana deberían dejar más en claro dónde está parada en el tironeo de la guerra entre los moderados y los neoconservadores de línea dura sobre la política exterior de Estados Unidos. Como consejera de seguridad nacional durante el primer período de Bush, Rice piloteó un punto medio entre las dos facciones. Pero si The New Yorker es por lo menos la mitad de verídico, parece haber pocas dudas de que, como su predecesor Colin Powell, pronto se verá envuelta en luchas con Rumsfeld, generalmente aliado con el vicepresidente Dick Cheney. Irán podría ser una primera prueba. Con algunas dudas, la administración Bush siguió adelante con la iniciativa, liderada por Gran Bretaña, Francia y Alemania, de hacer un trato conTeherán, por el cual éste abandonaría sus ambiciones nucleares para regresar en busca de asistencia económica y tecnológica a la Unión Europea.
Bajo intensa presión internacional, Irán acordó en noviembre pasado suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio durante tres meses, mientras negociaba un acuerdo con la Unión Europea. La suspensión está siendo monitoreada por la AIAIEA, la agencia nuclear de la Naciones Unidas. Pero los duros aquí, especialmente Cheney y el liderazgo civil del Pentágono, son profundamente escépticos respecto de que se logre un acuerdo, o de que Irán honrará ese acuerdo si surge. Ellos defienden los ataques militares preventivos, en colaboración con Israel si es necesario, sosteniendo que tal acción no solamente estropearía el programa nuclear de Irán, sino también sería un golpe fatal para el régimen islámico en Teherán.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère