EL MUNDO
› CONTRERAS ACUSO AL EX DICTADOR CHILENO POR LA DINA
Al maestro sin ningún cariño
Manuel Contreras, el general que desayunaba todos los días con Pinochet para recibir sus directivas cuando era jefe de la DINA, negó “haber acumulado durante la dictadura un poder omnipotente” en una carta publicada ayer en el diario El Mercurio. La estrecha relación que por más de 30 años mantuvo el jefe de la policía secreta con el ex dictador terminó de romperse esta semana, cuando se cruzaron acusaciones mutuas por la responsabilidad en los crímenes del régimen. Poniéndose en víctima quien fuera victimario, Contreras dijo en su misiva “sentir dolor al sentirse usado y luego desechado por los mismos que ayer recibieron favores, ayuda y cooperación”.
En una carta publicada ayer por el diario El Mercurio, el jerarca de la represión negó haber acumulado durante la dictadura “un poder omnipotente” y dijo que en esos años sólo se remitió a cumplir su deber “como cualquier militar en aquel período crítico de nuestra patria”. “Se me atribuye un poder omnipotente, que ojalá hubiera tenido, a diferencia de otros que sí lo tuvieron y que todavía lo ocupan y aprovechan”, dijo en una epistolar, Contreras, en referencia a Pinochet, con quien solía desayunar a diario para analizar la situación del país. Alejado de sus aliados de otrora, Contreras afirmó que fue “abandonado” por Cheyre y otros jefes militares que permitieron que se llevara a cabo la orden del juez Alejandro Solís de trasladarlo a la cárcel Cordillera para que cumpla con una condena de doce años. “Ahora es conveniente decir que considero igual a Urbina o Cheyre o al coronel Laré simplemente como traidores”, expresó Contreras en su carta de ayer.
El viernes, minutos antes de quedar detenido para cumplir su condena por su participación en la desaparición del opositor Miguel Angel Sandoval, Contreras aseguró a Televisión Nacional de Chile que Pinochet era el jefe de la DINA y que era él quien debía responder al país por los atropellos a los derechos humanos cometidos en la dictadura.
“Pinochet es la cúpula de la DINA y debió haberse presentado ante quien correspondía y decir: ‘Yo respondo de todo lo que se hizo en Chile’”, dijo el represor cuando fue detenido por agentes de la policía civil tras resistirse por más de tres horas. “Yo cumplí mi misión de acuerdo a las indicaciones y órdenes que él (Pinochet) me dio”, agregó. Sus proyectiles contra Pinochet respondieron a las imputaciones que el asesino millonario le hizo en septiembre cuando fue interrogado por el juez Juan Guzmán Tapia por su responsabilidad en los crímenes de la Operación Cóndor. Frente al magistrado, que tres meses después lo procesó y decretó su arresto domiciliario como autor de un asesinato y nueve secuestros, el ex dictador deslindó sus responsabilidades y acusó a los mandos de los servicios secretos que operaron en su régimen. “El Servicio de Inteligencia era un servicio de mandos medios. Yo era presidente de la república y como presidente de la república se me informaba de la seguridad nacional, no de la seguridad chica. Todos son subalternos cuando uno es presidente de la república”, dijo entonces Pinochet. Cuando el juez lo interrogó acerca de las órdenes que dio a Contreras para organizar la DINA y sus operativos, el dictador contestó: “Mire, yo era presidente, a mí no me iban a informar de cosas chicas. Me informaban de cosas grandes, como lo de Argentina”.
Pinochet y Contreras se conocen desde hace 30 años, cuando aún ninguno ocupaba puestos de poder. Entonces el ex dictador fue uno de los profesores de Contreras en la Academia Militar. El vínculo, que fue estrechándose con el paso de los años, vivió su punto culminante cuando, tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, Pinochet le dio instrucciones a Contreras para que éste comenzara a estructurar la DINA. Bajo su mando, la temida policía secreta, a la que se acusa de ser la mayor responsable de las violaciones a los derechos humanos, operó con mano de hierro por más de cuatro años, hasta que en agosto de 1977 Pinochet decidió disolverla y crear la Central Nacional de Informaciones (CNI). El jerarca represor de la DINA, tras las rejas, le manda cartitas no precisamente de amor a quien fuera su mentor en las artes de la tortura.