EL MUNDO
A la medida de un villano isabelino
Como en una tragedia de Shakespeare, el rey Gyanendra de Nepal, que ayer encabezó un golpe, está lleno de sangre y traiciones.
Por Justin Huggler *
Nepal entró en una dramática crisis ayer cuando el rey Gyanendra despidió a todo el gobierno, puso al primer ministro bajo arresto domiciliario y anunció que estaba tomando el poder directamente en sus manos. Ya frágil de cara a una insurgencia maoísta que ha costado más de 10.000 vidas, Nepal parecía más inestable que nunca ayer después de que, a pesar de todas las desmentidas del rey al país, las acciones de éste tenían todas las apariencias de un golpe.
El rey declaró un estado de emergencia y envió al ejército a las calles en una demostración de fuerza. El país quedó en su mayor parte aislado del mundo exterior, ya que las redes de los teléfonos celulares no funcionaban y las líneas de teléfonos y las conexiones de Internet fueron cortadas. El aeropuerto estuvo cerrado por varias horas y los vuelos internacionales tuvieron que regresar, provocando temores de que se repitiera lo de 2001, cuando miles de turistas quedaron varados en Katmandú mientras los disturbios se propagaban por la ciudad después de que la mayoría de la familia real fuera masacrada.
Los nerviosos ciudadanos hacían largas colas en los almacenes y en las estaciones de servicio en Katmandú, temiendo lo peor y abasteciéndose. El rey anunció que estaba suspendiendo unilateralmente varias disposiciones de la Constitución nepalesa que garantizan los derechos humanos básicos, incluyendo la libre expresión, la libertad de prensa, la privacidad, el derecho a reunirse pacíficamente y la ilegalidad de un arresto injustificado. Con un tono de profunda consternación, India, la poderosa vecina de Nepal que ha sido una cercana aliada del rey, emitió una reacción inusitadamente crítica, acusando a Gyanendra de socavar la democracia.
Nepal recién se abrió al mundo exterior hace unos 50 años. Pero ahora parece estar pasando de una crisis a otra. Esta es la segunda vez que el actual rey removió a todo el gobierno y trató de tomar el poder en sus propias manos en sólo tres años. El rey Gyanendra llegó al poder después de que su hermano, el entonces rey Birendra y casi toda la familia real fueron asesinados, aparentemente luego de que el príncipe heredero Dipendra sufriera un ataque de locura y comenzara a disparar a todos en el palacio real. Grandes áreas del país ya están bajo el control de los maoístas, que dicen que están determinados a derrocar la monarquía y reemplazarla con un gobierno comunista por medios violentos.
Anunciando su decisión de tomar el poder en la televisión estatal, el rey Gyanendra declaró que había removido al gobierno debido a que éste no había logrado asegurar la paz con los maoístas o llevado a cabo elecciones. “Se formará un nuevo gabinete bajo mi liderazgo”, dijo. “Esto restaurará la paz y la democracia efectiva en este país en los tres próximos años.” Pero el de defensor de la democracia es un rol improbable para Gyanendra. Ha sido un conocido opositor a las reformas democráticas, y muchos vieron su movida de ayer como un intento de asumir como monarca absoluto. La democracia fue reintroducida en 1990 con el hermano de Gyanendra, el rey Birendra, después de un intento frustrado en 1959. Hasta que Birendra, acatando la exigencia popular, aceptó convertirse en un monarca constitucional, los reyes de Nepal habían gozado del poder absoluto. Cuando Birendra introdujo la democracia, se dijo que Gyanendra era una de las voces del palacio que disentía más fuertemente.
Su momento llegó en 2001, cuando Birendra y casi toda la familia real murió, aparentemente a manos del príncipe heredero. Desde entonces, dicen sus críticos, Gyanendra ha estado tratando de tomar el poder total. En 2002 destituyó al gobierno del primer ministro Sher Bahadur Deuba por primera vez, pero luego se vio forzado a redesignar a Deuba el año pasado debido a las protestas populares. Ayer, Deuba estaba bajo arrestodomiciliario. “Nos opondremos a esta medida”, dijo a los reporteros. “La movida viola directamente la Constitución y está contra la democracia.” Sus comentarios fueron repetidos por India, el vecino gigante de Nepal que ha sido un aliado vital de Gyanendra contra los maoístas. El canciller indio no midió sus palabras ayer: “Estos hechos constituyen un serio revés para la causa de la democracia en Nepal y no pueden más que ser una gran preocupación para India”, dijo el canciller indio. Gyanendra no puede darse el lujo de ignorar a India. Enfrentado a su propia insurgencia maoísta en varios estados, India apoyó al gobierno nepalés para evitar que los maoístas ganasen control de Nepal. Pero la declaración de ayer mostró que su paciencia con Gyanendra se está acabando.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.