Sáb 05.01.2002

EL MUNDO

Molá que no se entrega, sirve para otra batalla

Mientras el gobierno afgano dice que tiene rodeado al ex jefe talibán, el molá Mohammad Omar, Estados Unidos renueva sus tropas para una larga estancia en Afganistán.

Por Julian Borger y Rory Carroll
Desde Washington y Kabul

Desmintiendo lo dicho anteayer por uno de sus ministros acerca de su captura, el gobierno interino afgano declaró ayer que el líder talibán, el molá Mohammed Omar, “muy probablemente” esté en un pueblo a unos 160 kilómetros al noroeste de Kandahar, donde está sitiada lo que queda de la milicia extremista derrotada. Se informó que las fuerzas locales afganas y las fuerzas especiales de Estados Unidos habían tomado posiciones alrededor del pueblo, en las afueras de la ciudad de Baghran, con los marines de Estados Unidos detrás de ellos cortando las rutas de escape. Pero Amir Mohammed Akhandzada, un hermano del gobernador de la provincia de Helmand donde está ubicada Baghram, negaba rotundamente que el molá Omar estuviera en la región. El que sí se entregó fue “Rayes Baghran”, jefe del grupo que estaría negociando la rendición de Omar.
Mientras tanto, la cacería paralela por Osama Bin Laden se está enfocando en una base de Al-Qaida en la provincia de Khost, sobre la frontera occidental de Afganistán. La lucha ayer causó la muerte en combate del primer soldado norteamericano y se informó que varios más resultaron heridos. La base de Zhawar Kili fue bombardeada por segundo día consecutivo después de que los informes de inteligencia sugirieran que Bin Laden podría estar ahí. A pesar de los informes, los funcionarios de Estados Unidos corrieron a bajar las expectativas de que su campaña estaba llegando a su fin, y siguieron adelante con los planes para establecer una presencia militar de largo tiempo en la región.
Ayer se estaba trabajando en una nueva base aérea de Estados Unidos en Kara Balta, en la ex república soviética de Kirguistán, desde donde aviones de combate de corto alcance saldrán para lanzar bombas sobre las montañas afganas. En Kandahar, los marines de Estados Unidos se están preparando para irse mientras llega la División Aerotransportada 101 del Ejército, que está mejor equipada para desplazamientos de largo alcance. Ahora hay 250 prisioneros talibanes y de Al Qaida en la base de Kandahar, que se está expandiendo para acomodar a 500.
El canciller afgano, Abdulá Abdulá, le dijo ayer a los periodistas que la captura del molá Omar era inminente. “El área está sitiada. Ya hubo informes que el molá Omar está en el área. Es muy probable que esté ahí”, dijo en Kabul. “Es un criminal de guerra. Cometió crímenes contra la humanidad. Existe la posibilidad de que sea juzgado en un tribunal internacional. Estaremos en mejor posición de discutirlo mañana o el día siguiente”. El primer ministro interino, Hamid Karzai, desmintió la declaración de uno de sus ministros acerca de que el molá ya había sido capturado, pero dijo que estaba destinado a terminar en una cárcel de Estados Unidos. “Es un criminal de nivel internacional y debería ser entregado a Estados Unidos, si ellos lo quieren”, le dijo Karzai a la cadena ABC News.
Kabul estaba aturdida ayer con los rumores de que el molá Omar había sido arrestado. Los hombres escuchaban la radio de onda corta y se apretujaban frente a los televisores, sólo para apartarse desencantados. “No todavía”, le dijo Abdul Malik, un soldado de la Alianza del Norte a sus camaradas. El jefe de inteligencia de Kandahar, Haji Gullalai, mandó enviados para negociar con los líderes locales de Baghran y tratar de persuadirlos que entreguen al molá Omar y a los 1500 talibanes que lo acompañan, para evitar que la región sea atacada con más bombas norteamericanas.
Ayer no resultaba claro si esto está apoyado por Kabul o Washington, donde las negociaciones son vistas como una táctica para ganar tiempo para la huida del molá. En la base de Al Qaida en Zhawar Kili, los B-52 de Estados Unidos lanzaron bombas guiadas por satélite ayer a la mañana, horas después de que fuera atacada por olas de bombarderos B-1, aviones de ataque de la marina FA-18 y por aviones AC-130. Los funcionarios de Estados Unidos dijeron que los ataques habían sido impulsados por lasfotos obtenidas por un avión espía que parecían mostrar la llegada del entorno de bin Laden. Otra persona no identificada de inteligencia también señaló su posible presencia.
Ayer se ordenó un ataque continuado después que se observaran algunos sobrevivientes en las ruinas. Zhawar Kili fue atacada con misiles crucero en 1998, después de los atentados contra las embajadas norteamericanas en Kenia y Tanzania. Ahora los analistas del Pentágono creen que está siendo usada como un punto de reunión para los seguidores de Bin Laden y que es un posible punto de partida para escapar de Pakistán.
En Kabul, finalmente, se firmó ayer el acuerdo para el despliegue de las fuerzas internacionales de paz que tanto les costó arreglar a la ONU. El ministro de Interior, Yunus Qanuni, lo firmó con el mayor británico John McColl en la capital. “Esperamos que esto traiga la estabilidad y paz que necesitamos durante tanto años”, dijo Karzai. Antes de la ceremonia, el coronel Rumeaux, representante francés en el seno de la ISAF, declaró que el documento firmado es la implementación técnico-militar del anexo que, sobre la fuerza internacional, se firmó en Bonn, y que no contiene ninguna modificación. Ayer por la noche, unos 270 soldados británicos y unos 60 franceses (sobre los 530 previstos) se encontraban ya en Kabul, donde de entrada se desplegará la fuerza.
De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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